Reflexión necesaria: el clima y la historia

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clima1Inmediatamente después de la súper tormenta Sandy que devastó la costa atlántica de EEUU, la antropóloga Shirley J. Fiske, profesora de la Universidad de Maryland, dirigió una carta abierta a los candidatos presidenciales recordándoles que son este tipo de cosas las que tenemos que esperar  con el calentamiento global y les llama a poner de vuelta el cambio climático en la agenda política.
| NIEVES y MIRO FUENZALIDA.*

 

Hasta no hace mucho los  que se dedican a las cuestiones históricas o políticas hablaban de las consecuencias del fin de la guerra fría y la desintegración de la Unión Soviética. Hoy, como dice el historiador contemporáneo Chakrabarty (The Climate of History: Four Thesis) de lo que se habla es de los procesos de globalización y el calentamiento global y su significado en la comprensión del mundo y la historia.

 

 Si aceptamos la explicación antropogénica del presente cambio climático —y lo cierto es que  no hay razón para no hacerlo— la vieja distinción tradicional entre historia natural e historia humana tendrá que dejarse de lado. La idea del  humanismo modernista de que solo podemos tener conocimiento propio de las instituciones políticas y civiles que nosotros mismos creamos  ha sido parte del bagaje común de los dos últimos siglos.

 

La naturaleza no tiene interior, por tanto los hechos que en ella ocurren son so ¡lo eso, meros eventos, actos sin agentes. La historia propiamente tal, en cambio, es la historia de los asuntos humanos y la labor del historiador es la de imaginar los pensamientos de los agentes que ejecutan las acciones sociales. Que una acción humana sea  histórica o no depende de que es lo que la determina. Los impulsos y  los apetitos son parte de nuestra naturaleza animal y no de interés para el historiador. Su preocupación son las costumbres sociales que el ser humano crea con su propio  pensamiento porque ellas son las que mediatizan y satisfacen  los apetitos.

 

Solo la historia de la construcción social del cuerpo, y no la historia del cuerpo como tal, puede ser estudiada. No hay necesidad de mezclar las dos. A través de todo el siglo XX, incluyendo el marxismo y los historiadores más materialistas, se continúa justificando la separación de la historia humana de la historia natural. El ambiente cambia, pero tan lentamente que la historia de la relacion del ser humano con el medio natural aparece como algo casi intemporal, como un trasfondo pasivo y silencioso a las narrativas históricas que no juega ningún papel activo en el moldeamiento de las acciones humanas, a pesar de los esfuerzos que Fernando Braudel hizo en su obra Mediterráneo para cambiar la conversación.

 

Cambio de perspectva
clima2La climatología contemporánea  ha empezado a presentar una imagen bien diferente en los últimos años. El calentamiento global nos ha obligado a reconocer que el clima y el ambiente natural pueden alcanzar un punto critico en donde lo que aparece como un aparente  trasfondo intemporal para la acción humana puede, de pronto, transformarse así mismo con tal rapidez que solo puede acarrear  consecuencias sociales devastadoras.

 

La historia natural y la historia humana, nota Chakrabarty,  presentan una visión  del ser humano bastante diferente. Para esta última,  el punto de partida es el agente humano. La primera, en cambio, propone la agencia biológica. El hombre antes que ser africano, cristiano o consumidor es una entidad biológica. Y no hay momento en la historia en que no lo haya sido. Pero, los teoricos que escriben sobre la actual crisis climática van más allá al afirmar que el ser humano históricamente ha llegado a ser algo mucho más  que un simple agente biológico.

 

Desde la revolución industrial es una fuerza geológica, individual y colectiva, capaz de cambiar los procesos físicos más básicos de la Tierra como la química de la atmósfera, por ejemplo. No un mero agente natural, sino un verdadero agente geológico con una fuerza similar a la fuerza que en otros tiempos causo extinciones masivas. Si hay alguna duda solo miremos la actual perdida de la diversidad de especies cuya intensidad es similar a la que ocurrió 65 millones de años atrás  cuando desaparecieron los dinosaurios.

 

¿Estamos al final del Pleistoceno? Algunos científicos dicen que sí y llaman  a reconocer el comienzo de una nueva era geológica. Paul Crutzen y Eugene  Stoermet,  Premios Nobel en química, dicen que debido al impacto global  de la actividad humana en la Tierra y la atmósfera sería más apropiado enfatizar el papel que  la especie humana tiene hoy en  la geología y ecología y llamar a la época geológica actual “Antropoceno” que, dicen, empezó en el siglo XVIII  de acuerdo a los análisis del hielo polar que es cuando comienza la  concentración global de dióxido de carbón y metano debido a la invención del motor a vapor y el desarrollo del capitalismo industrial.

 

En 2008 la Sociedad Geológica de América reconoce la nueva definición y fecha del antropoceno para esta  nueva era.  Es el momento en que la geología se enlaza con la historia, obligándonos a confrontar los resultados de nuestras acciones.

 

Los geólogos y climatólogos, dice Chacrabarty, pueden darnos una explicación de por qué el actual calentamiento planetario es distinto de los que han ocurrido previamente. La crisis que se nos viene encima solo podemos comprenderla si  nos damos a la tarea de imaginar sus consecuencias. La crisis climatologica esta aquí y puede que exista mas allá del capitalismo como parte de la vida del planeta. Es cierto que el cambio climático tiene que ver profundamente con el capitalismo. Pero, una crítica que solo se centre en el capitalismo no es suficiente.

 

Una larga mirada
clima3Según Chakrabarty la única manera de entenderla es mirar el desarrollo  humano como parte de la historia de la vida de este planeta. Una larga mirada hacia las profundidades de la  historia para comprendernos como especie y asegurarnos un futuro. Si así lo hacemos la amenaza del calentamiento global se nos revela no como una amenaza a la geología del planeta, sino a las condiciones biológicas y geológicas que permiten la sobrevivencia de la vida humana tal como se desarrolló en el pleistoceno.  Ubicar históricamente la crisis del cambio climático requiere, por tanto, de la unión de estas dos diferentes actitudes intelectuales  que tradicionalmente se han mirado con bastante desconfianza.

 

En un influyente ensayo de 1995, World History in a Global Age, los autores dicen, por ejemplo, que la humanidad ya no es solo una especie o una condición natural. Por primera vez, afirman, los humanos, colectivamente, nos hemos constituidos a nosotros mismos y adquirido la  responsabilidad  de nuestras vidas.

 

Los científicos que favorecen la idea del antropoceno, en cambio, están diciendo algo muy diferente. Para ellos, los humanos, al adquirir el estatus de fuerza geológica, se han transformado en una condición natural.

 

Si la revolución industrial es la que nos metió en el problema ¿porque molestarnos con la historia profunda o con el concepto biológico de especie? La narrativa del capitalismo y su crítica provee el marco suficiente para comprender y transformar la situación actual. Los altos niveles de consumo energético del capitalismo y socialismo industrial ciertamente crearon  y ciertamente luego profundizaron  la crisis ecológica. Pero,  lo que no se puede ignorar, dice Chacrabarty, es que la crisis actual también ha hecho visible  otras condiciones necesarias para la existencia de la vida  humana que no tienen conexión con la lógica capitalista o socialista. Ellas están conectadas con la historia geológica  y biológica de este planeta, de cómo  diferentes formas de vida se conectan unas con otras y como la extinción masiva de una especie es una amenaza para otra.

 

Los hechos son son figuras aisladas
Miremos solo el origen de  la agricultura, 10.000 años  atrás. Ésta, la verdad de las cosas, no fue la simple expresión de una creación humana. Fue posible, como hoy sabemos, por ciertos cambios en el dióxido de carbono en la atmósfera, por  una cierta estabilidad climática y por  un  aumento de temperatura que se dieron al final del pleistoceno independientemente del control humano, que hicieron posible el crecimiento de pasto (trigo y barley).

 

El fin de la Era del Hielo fue el resultado del cambio de la relacion orbital entre la Tierra y el Sol. Sin este largo verano en la historia del planeta  la agricultura y la industria no hubieran sido posibles. Esto significa que cualquier conjunto de valores o proyectos económicos y tecnológicos que elijamos no pueden correr el riesgo de desestabilizar las condiciones que funcionan como parámetros de la existencia humana. Ellas  han permanecido estables lo suficiente para transformarnos en la especie dominante. clima4El problema es que ahora nos hemos transformado en un agente geológico que empieza a modificar catastróficamente los parámetros que mantienen las condiciones de nuestra existencia.

 

El aumento de la temperatura promedio del planeta, de la acidez y de los  niveles del océano, junto con  la destrucción de la cadena alimenticia, van en contra de nuestros intereses. La especie humana, como especie, depende de otras especies y ciertamente es parte de la historia natural.

 

Seria imposible entender el calentamiento global sin considerar lo que los científicos contemporáneos vienen diciendo. Pero, nuestra caída en el antropoceno no puede divorciarse tampoco de la historia del capitalismo. Sin la historia del industrialismo moderno el antropoceno no hubiese sido posible.

 

¿Cómo reconciliamos estas dos perspectivas?
 El biólogo Edward O. Wilson cree que como mejor podemos servir nuestro futuro colectivo es a través de nuestra autocomprensión como especie. El problema es qué entendemos  por el concepto intelectual de  “especie”; como humanos, nunca nos experimentamos como tal. E, incluso, el concepto mismo de humanidad es problemático. La noción de la humanidad, la de un sujeto humano global, la de un nosotros, según los críticos, es una ficción por que nos presenta  actores políticos sin tensiones, contradicciones o conflictos  internos que niega la heterogeneidad y el antagonismo radical que configura a todo sujeto político real. El nosotros siempre se contrapone a otros.

 

Como nota Chacrabarty esta desconstruccion crítica es útil cuando tratamos con formaciones de dominación nacional o global. Pero no para tratar con la crisis del calentamiento global.  Es posible que no nos percibamos como agentes geológicos, pero a nivel de especie  lo somos. Y sin este conocimiento, que desafía la comprensión histórica, no es posible encontrarle sentido a la crisis que nos afecta a todos.

 

El capitalismo, sin lugar a dudas, aumentara la desigualdad y, por algún tiempo, algunos lo harán mejor a expensas de otros. La crisis, sin embargo, es más grande que el capitalismo. Aquí, a diferencia de las crisis capitalistas, no hay salvavidas para los ricos ni para los privilegiados. El cambio climático nos obliga a hablar de colectividad humana,  a apuntar a una figura de lo universal que surge de una catástrofe global común. El fin del capitalismo, tal como lo conocemos, es una condición necesaria para confrontar la crisis… pero ¿es suficiente?
——
* Escritores, docentes; residen en Canadá.

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2 Comentarios
  1. Carlos Báez Lecourt dice

    El antropoceno, respecto a la historia de la Tierra, es menos que un segundo y ha logrado, durante este minimísimo lapso, cambios que lo han dejado como la especie dominante. Hay que pensar que todo esto estaría basado constantes que permitieron la aparición de los mamíferos como serían: la relación oxígeno/nitrógeno (21%); la proporción de CO2 en la atmósfera; el rango de t° máxima y mínima de 100°C (siberia y sahara) y otras. Todo esto me hace pensar que cualquier modificación importante podría ser catastrófico, para lo cual los poderosos ya tienen su solución: poblar otros planetas, ya lo hicieron con éxito cuando conquistaron América.

  2. juanzeniack dice

    ¿Creemos que el consumo desaforado convertirá la Tierra en un desierto?
    No, cuando la biosfera no dé más de sí, planteará una reducción drástica de las unidades humanas: sequías, hambruna, inviernos muy cortos y fríos, veranos eternos y calurosos, epidemias, . lluvias torrenciales que estropearán las cosechas, etc.
    Cuando necesite reducir 2/3 partes de los seres humanos lo hará y el reequilibrio se establecerá.
    Seremos un manto de abono que los animales oportunistas y la vegetación usará para recobrar terreno.
    Para la Naturaleza no hay tragedia, ya que cada ser vivo de hoy es el abono del futuro.

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