Se enreda el «caso Piñera»: las patitas de la CIA y el acta de los detectives

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Surysur*

El avance de la campaña electoral chilena, faltando aún largos cinco meses para la votación, adquiere ribetes muy preocupantes. Hay de todo, desde aquellas denuncias efectistas sobre “patinadas” que jalonan la vida pública y privada de los candidatos, que se obtienen mediante un prolijo buceo en las intimidades de cada uno,  hasta resbalones rayanos en el ridículo que dan los inteligentes asesores o los mismos postulantes al sillón presidencial. En el caso que reseñamos parece haber incontrarrestable evidencia documental.

Un ejemplo de lo ridículo fue el ataque absurdo a la cónyuge de Marco Enríquez-Ominami, cuyo único resultado ha sido reposicionar al candidato independiente que había venido perdiendo protagonismo luego de conocerse los resultados de la encuesta CEP.

Así como antes fue el ataque feroz desencadenado contra Frei por el indulto de un narcotraficante durante su presidencia, le toca ahora al candidato de la derecha Sebastián Piñera ocupar la palestra, o mejor aún el banquillo de los acusados, recibiendo en su turno el vendaval de denuncias por lo que en jerga delincuencial se denomina “una pifia”, una “yaya” en su currículum de exitoso y honesto empresario cuya fortuna podría permitirle pagarse una presidencia de la república.

Independientemente de los antecedentes de ambos casos –el de Frei que se ventiló hasta la majadería y el de Piñera que en el lenguaje cliché de la prensa se diría que es un “acontecimiento en pleno desarrollo”–, lo que más llama la atención es la tónica común que marca las reacciones de estos paladines de la probidad y la virtud, los cuales —volviendo al argot de los bajos fondos— se van de negativa; dicho de manera más elegante: optan por eludir su responsabilidad negando los hechos o endilgándole el cometido a un tercero.

Frei, en su momento, eligió este último camino: le cargó los dados a Soledad Alvear, que cuando ocurrió el entuerto del narco era ministra de Justicia. La cosa fue aún más fea: no se atrevió a hacerlo él, sino que utilizó a su mujer, sacando las castañas del fuego con la mano, o mejor con la boca, de la locuaz Martita.

Sebastián Piñera, acusado de un feísimo asunto con el Banco de Talca, cuya marmita ayudara a destapar la dama de hierro del "tata", Mónica Madariaga (¿quién, a su tiempo, destapará la de ella?), y que confirmara públicamente el juez Correa Bulo, prefirió la negativa no obstante que las "cámaras de seguridad” de la historia han captado las andanzas por los tribunales de este candidato que esgrime la bandera de la anticorrupción y la honestidad como principal consigna de campaña.

No vamos a pormenorizar acá los entretelones del affaire que ocupa en este momento las páginas principales de la prensa, sino que queremos remarcar este factor común que significa escudarse en la inexistencia de los hechos imputados, a pesar de la evidencia palmaria que los avala, una actitud que parece haber sido legada por un general cuya cobardía lo hizo “irse de negativa” hasta la tumba, dejando en la estacada a todos sus subalternos que creyeron obedecer órdenes de un superior que, llegado el momento, haría honor al presuntoamente respetado código militar.

Queremos aquí aportar un par de evidencias más que demostrarían la veracidad de los hechos que convirtieron en aquel entonces a Miguel Juan Sebastián Piñera Echeñique en prófugo de una justicia que, aunque precaria bajo el peso de la dictadura, intento llegar hasta el final de la investigación del desfalco del Banco de Talca y sus secuelas.

Como lo declarara en La Nación del domingo 26 de julio (ayer) el juez Correa Bulo, entonces ministro en visita en el segundo Juzgado del Crimen de Santiago, que seguía la causa contra Piñera Echeñique, la investigación fue abortada en lo que al señor Piñera se refiere, por un recurso de amparo que jurídicamente no correspondía, acogido por la Corte Suprema de entonces –la misma que negara la infinidad de recursos de amparo presentados para proteger a los opositores que en ese mismo momento iban desapareciendo en las mazmorras de la dictadura.

Hay un buen número de preguntas que el candidato Piñera debe responder ante el país, y quizás la principal sea por qué huyó de la justicia si, como asegura, era inocente de los cargos imputados. Usted, querido lector, que no conoce los recovecos de los tribunales y que tampoco está al tanto de los intereses de Estado que han liberado también a la familia del dictador de los fraudes cometidos, tiene hoy en sus manos la posibilidad de someter a estos personajes al juicio popular, que afortunadamente es inapelable incluso ante la bondad de la Corte Suprema.

Documentos y precisiones

Técnicamente Piñera Echeñique nunca fue un prófugo de la justicia; evitó ser notificado de una diligencia: su arresto y confinamiento e incomunicación en la cárcel pública a disposición del mencionado segundo Juzgado del Crimen–, como lo especifica la orden del tribunal del 27 de agosto de 1982. La causa incoada era la número 99.977-6. El arresto o apresamiento de Piñera se encargó a –como se decía antes– Investigaciones (no el ridículo decir pedeí actual).

Podrá pensarse –en tiempos malos la conspiración asume estatura de teoría– que la masculina, por la reciedumbre con que se expresaba en sus años dorados, ex ministra y favorita de la dictadura ha inventado el asunto como una forma de venganza del post pinochetismo, o de los pinochetistas que van quedando, por la conducta de este nuevo Petrus, Sebastián, que con tanta energía niega, y lo ha hecho más de tres veces, mayores virtudes al "tata". Puede ser.

Pero lo cierto es que los detectives llegaron hasta la residencia de los Piñera, ubicada en la calle El Otoñal de Las Condes para detenerlo por –reza la orden dictada en el formulario 22–: "Infacción artículos 26 y 26bis de la Ley general de bancos y defraudación al Banco de Talca". Los funcionarios estaban autorizados para proceder al allanamiento de la morada si lo consideraban necesario. No hubo otoño para el entonces recién llegado a la madurez ex empleado bancario: sencillamente no estaba.

No sólo se intentó aprehenderlo en su domicilio, también en Citicord, su lugar de trabajo en la calle Moneda, centro de Santiago. El hombre, pese a que se establecieron turnos de vigilancia (puntos fijos) no apareció. Nunca. Es decir, apareció, después, en México sin registrar salida por pasos habilitados.

A cargo de la búsqueda de Piñera estuvo el inspector de la Policía de Investigaciones Nelson Rivera Ross.

¡Vamos, era algo serio! Incluso en esa corrupta dictadura era algo serio. No tan serio, ni remotamente, como otras detenciones/desapariciones de las que aún nada se sabe y todavía duelen, pero serio.

La Nación, recogiendo información publicada dos días antes por el semanario El Siglo (www.elsiglo.cl), avalada documentalmente, señala:

"Documentos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, publicados este viernes por el periódico El Siglo, plantean un rol hasta hoy desconocido de la embajada de los EEUU en la fuga de la justicia que emprendió Sebastián Piñera en 1982. "La serie de documentos, dada a conocer en forma exclusiva por el semanario, incluye uno que señala que el padre de Piñera era colaborador de esa agencia de espionaje desde 1965 y que su hermano José, ministro del Trabajo y de Minería de Pinochet, fue su colaborador directo y analista financiero.

"Los documentos, cuyos facsímiles reproduce El Siglo, reseñan una reunión del ministro consejero para asuntos latinoamericanos de la embajada estadounidense en Chile, George Jones, con el padre de Piñera y su primo hermano, Herman Chadwick Piñera, para sacarlo del país.

"Otro documento señala que, a petición del entonces embajador estadounidense, James Theberge, la CIA se hizo cargo de una operación de ‘neutralización’ que se tradujo en la salida protegida del país de Piñera, vía aérea por Buenos Aires, con destino a México, en donde permaneció bajo la protección de Fernando Quijano.

"El semanario sostiene que Quijano, de nacionalidad mexicana, aparece vinculado no sólo a organizaciones de ultraderecha, sino también a redes neofascistas, tales como la Junta Internacional de Comités Laborales, el Movimiento de Solidaridad Iberoamericana (MSIA) y la Unión Nacional Sinarquista".
(El artículo completo se puede leer aquí).

Piñera es –por segunda vez– candidato a la presidencia de un país que manifiesta por boca de sus gobernantes y elites económicas y culturales gran orgullo por el serio funcionamiento de su institucionalidad; un ciudadano, envuelto en estos líos no parece la persona más adecuada para eventualmente representar un Estado viable ante la comunidad internacional.

Frente a la dura y escandalosa aparente realidad planteada por El Siglo y La Nación, el aporte de nuestra investigación en Chile, resumida en dos documentos: la orden de arresto y el acta de los funcionarios que no la pudieron cumplir, es un detalle menor, doméstico –pero irrefutable en la medida, naturalmente, que estos dos documentos correspondan a los que deben sin duda conservarse en los archivos del Poder Judicial; según nuestros informantes allí estaban.

Lo curioso es que ambos documentos, fotocopiados, fueron entregados, no solo a SurySur, sino también a los periódicos comerciales más importantes del país y otros medios periodísticos chilenos, sin que –al parecer– se les asignara importancia alguna: quizá el lector imagine por qué.

Como en los juegos de fútbol, la pelota (la duda) abandonó temporalmente el sector de Frei y corre ahora por el campo de Piñera. O son dos dudas y cada uno de ellos verá lo que hace con sus pelotas.

La orden de arresto puede verse íntegra aquí El acta de la diligencia del inspector Rivera, enviada al tribunal por el Comisario a cargo se encuentra aquí y aquí.

 

* Redacción: Cristián Joel Sánchez y Jorje Alejandro Lagos,

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1 comentario
  1. Héctor Bernardo dice

    Este es un casa más de los muchos de las mismas características, donde los ejecutivos de estas instituciones financieras evadian la ley escapando de estos enorme fraudes finacieros, los cuales tuvo que soportarse con el aportes de todos los chileno, y evitar de esta forma que la banca, se declarará en quiebra. Alguno personajes no tuvieron la misma que la del Sr. Piñera. Me refiero sobre este último tema, dado que unas de estas mismas escapadas el dueño del Banco del Pacifico Sr. Comandari, falleció en un lamentable accidente aéreo, ocurrido en las cercanía de Pucón. Después de esto el indicado Banco, bajó su cortinas, quedando hasta la fecha muchos ahorrantes reclamando sus dineros despositados en libretas de ahorro a plazo, los cuales eran retirados del banco y invertidos en compra de viviendas en todo Chile, a nombre de familiares y palos blancos.
    Esto nunca se ha investigado y que debiera conocerse, lo mismo ocurrió con el fraude de las acciones, donde para salvar la economía del país, las acciones adquiridas el gobierto de entonces por cada 100 acciones, se convirtieron en una, o sea, se perdió del capital invertido el 99%.
    Tengo en mi poder título de 133 acciones, emitidas de Ind. Forestales, de las 13.200.- este era un enorme capital.
    Otro día y con más tiempo, puedo entregar mayores antecedentes de este relato.
    P.D: Mi suegra fallecio pobre producto de estas cuantiosas perdidas, este capital representaba el 50% de la venta de un fundo de 450 hectáreas
    Atentamente.
    Héctor

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