Tiempos de crisis: la bolsa o la vida

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Margarita Labarca Goddard*

Ya no se lanzan los grandes capitalistas por las ventanas de los rascacielos, como se veía en la crisis del 29. O a lo mejor se han tirado algunos, pero no ponen las noticias ni menos las fotos para no causar más alarma. De todos modos, una prima mía que vive en Nueva York me ha dicho que por precaución la gente trata de no caminar pegada a los edificios sino por el  medio de la calle aunque eso también tiene sus riesgos. No obstante, en todo caso, hay esperanza de que el auto que te va a atropellar alcance a frenar, pero el señor que viene cayendo del piso 77 no hay manera de que frene.

Esta vez hay menos de estos saltos espectaculares porque el Estado ha salido  al rescate. Los 700.000 millones de dólares que les dieron los estadounidenses a sus empresas dicen que costaría años contarlos. Pero para entregarlos sólo se demoraron minutos: eran para salvar al capitalismo, que para eso sí hay plata, no para atender a los pobres.

El vilipendiado Estado reaparece. ¿Cómo, todavía existía? Pues fíjense que sí. El Estado norteamericano reaparece cuando hay que declararle la guerra a Iraq o regalarles millones de dólares a empresas ineptas y sinvergüenzas, como se ha sabido ahora que eran, entre muchas otras, las  hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac (vaya nombrecitos) así como la aseguradora AIG –intervenidas todas ellas por el gobierno, y que sin embargo  tenían un tremendo prestigio.

Por lo demás en los últimos decenios todo ha sido desregulación, porque decían que los mercados se regulaban solos, que la economía funcionaba sola, no había que molestarla ni ponerle cortapisas. ¡Y viva la libertad  de empresa!

Todo lo que funcionaba o servía era la bolsa o se iba para la bolsa. ¿Han visto en  CNN las ceremonias diarias que se hacen cuando comienza a funcionar la Bolsa de Nueva York? Si hasta  parece la entrega de los Óscares. Yo siempre a esta parte le quito el sonido, así que no estoy muy segura de si ponen o no el Himno Nacional de EEUU.

Siempre me había preguntado ¿para qué en la CNN en español ponen tantas noticias de la bolsa, si eso no le interesa a casi nadie en América Latina?

Pues nos debería haber interesado, porque ahí estaba la madre del cordero o sea la madre de todas las crisis: tengas o no tengas plata en la Bolsa, igual sales amolado. Porque si algún especulador apreta una tecla en Hong-Kong o en Groenlandia, deja a miles de trabajadores cesantes en Honduras o en  Madagascar. Apretan otra en Singapur y el precio del cobre baja a la mitad ¡Cómo no nos va a afectar eso!

Pero además, ¡horror!, me acabo de dar cuenta de que las platitas de la seguridad social o sea de nuestras jubilaciones, estaban invertidas ¡en el extranjero, en la bolsa, naturalmente! Ahí si que perdimos o vamos a perder hasta la manera de andar. A mí no me preguntaron si podían invertir mi plata en la Bolsa ni tampoco dónde ni en qué invertirla. Ahora dicen que hay unos fondos A, B, C o como quieran llamarles, pero quién entiende de esto, quién les iba a enmendar la plana a las AFP, que se supone que son profesionales y especialistas, aunque más bien parece que eran especialistas en ganar plata, pero para ellas. 

Si ni siquiera los economistas pudieron prever lo que iba a pasar en la bolsa ¿cómo podríamos hacerlo nosotros, simples mortales? Y no digan los economistas que lo previeron, porque si así hubiera sido se habrían convertido en súper millonarios y tengo varios amigos economistas que son tan pobretones como yo. 

En Chile también reaparece el Estado cuando hay que mandar a los pacos a apalear a los estudiantes o meter presos a los mapuche, pero no cuando hay que cobrarles los impuestos a las compañías del cobre. Y ni siquiera digo cobrarles  más impuestos, sino los pocos que deben pagar ahora. Pues no, ahí si que el Estado no se mete, no existe. La EXXON, dueña de La Disputada Las Condes, por más de 20 años declaró pérdidas. ¿Cómo podía subsistir y por qué seguía funcionando en vez de cerrar? Parece que nadie se lo preguntó

Dicen que esta crisis es como la caída del Muro de Berlín: después ya nada será igual. ¿Se acuerdan que cuando cayó el muro de Berlín la gente se llevaba pedacitos de recuerdo? Todavía los andan vendiendo, se han multiplicado como las reliquias religiosas, el santo prepucio, los clavos de la cruz de Cristo, la sábana santa y otros. Yo quisiera tener un pedacito de la bolsa, aunque fuera de la de Santiago, peor es nada, porque la de Nueva York debe ser muy cara. Pero no sé cómo conseguirlo ¿alguien sabe?  A lo mejor  con el tiempo esas reliquias van a valer mucho… en la bolsa.

Ahora también dicen que hay que crear una AFP estatal, pero yo pienso que es mejor estatizar al tiro las que hay, no vaya a ser que mientras se discute si son galgos o si son podencos, se lleven las platas para otro lado y las inviertan en bonos Bobby Floating Rate Fund, que produce excelentes rendimientos pero después se descubre que ese Fondo tenía puros paquetes de hipotecas impagables, una empresa que estudiaba la inmortalidad del cangrejo y otra que producía collares de perlas de la luna.

Me dirán que soy una ignorante, que eso no se puede hacer por esto y por lo otro, pero yo ya no confío en nada ni en nadie ¿acaso la firma ENRON, para citar sólo una, no tenía un prestigio enorme y miren en lo que paró?  Entre la bolsa y la vida prefiero la vida, incluyendo los pocos pesos que me quedan, si es que me queda alguno. 


* Abogada.

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