Un llanero solitario. – EL FÚTBOL FEMENINO EN BUSCA DE JUSTICIA

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

Hace años en su Argentina natal Diego Graziano escribió en la revista Semanario un fuerte artículo sobre el tráfico de niños africanos y de América Latina –particularmente argentinos y brasileños– llevados a Europa para probar suerte en las divisiones infantiles de algunos grandes clubes profesionales. Si salían airosos, con el tiempo se les daba la oportunidad de integrar los equipos adultos: correr tras la sombra de Pelé o de Maradona.

La calle y el desamparo era la contracara de la miel ofertada a sus padres, por lo general integrantes de los estratos más bajos –e indefensos– de las sociedades en que habitaban. El «show» del fútbol, lejos el deporte más popular del planeta, no pierde tiempo en asuntos menores…

En los últimos tiempos, a partir de la década de 1981/90, se abre paso el fútbol femenino; su génesis no es demasiado diferente al la del boxeo entre mujeres. Masas ávidas tras algo que les sacuda la modorra de vidas que no se saben para qué son –y culturalmente incapaces de reivindicarse– buscan producir adrenalina, sentirse vivas. Como se vive en sociedades rígidamente estructuradas bajo el fiel de la representatividad, no se produce el encanto de vivir desafiando nada, sino al mirar cómo otros enfrentan el suyo.

La humanidad vibra en los estadios –más común ante el televisor– cuando sus «ídolos» corren en la vancha, se dan de puñetazos en el cuadrilátero, agitan la raqueta en el «court», aceleran encerrados en el cubículo de un automóvil o se parten la cabeza a 80 kilómetros por hora sobre la nieve.

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Marta Vieira da Silva es uno de estos nuevos ídolos y Diego Graziano su biógrafo y, desde 2004, cuando ella comienza a descubrir su potencial, exégeta. Para los aficionados suecos al fútbol, Marta es la «prima de Pelé», no por razones de parentesco, sino por su calidad como jugadora de fútbol.

Es muy joven –se empina recién sobre los 21 años– y su carrera en cierto sentido logró lo impensable, que no es ser considerada la mejor jugadora del mundo, sino hacer repicar un timbre: si en Brasil (probablemente el mejor fútbol del mundo) una mujer juega tan bien como los grandes, qué no podrá hacer en otras áreas. Una docena de goles en el último Panamericano, todos con su especial firma, pavimentaron la Medalla de Oro al equipo femenino brasileño.

Marta dejó fijas sus huellas en el sendero de la fama del Estadio Maracaná, pero su ejemplo comienza a trascender el ámbito deportivo. Y Graziano no es ajeno al desarrollo de la imagen de de esta muchacha que comenzó a jugar a la pelota en su casa pobre entre los pobres del estado de Alagoas.

La lucha de las futbolistas mujeres en Brasil no se encuadra en una metáfora sobre las dificultades de todas las mujeres para sobresalir –contando con talento, voluntad y conocimientos– en sus actividades, es un ejemplo del brutal «handicap» que otorgan aún todavía en estos tiempos de retroceso patriarcal. No le fue fácil a Diego Graziano publicar la biografía de Marta: «No hay en los editores brasileños mayor interés en su biografía», dijo.

El fútbol femenino estuvo segregado hasta muy poco: ellas tenían que practicar en las playa de Río, las instalaciones deportivas no se abrían para las mujeres; todavía existen dificultades reglamentarias –más allá de los hábitos descriminativos– para conseguir apoyos materiales y financieros de las grandes empresas –que sí los otorgan con cierta generosidad a los equipos varoniles–.

Cuenta Graziano que los comienzos de Marta no fueron fáciles: ligó una paliza de su hermano por querer dedicarse a un «asunto de hombres». Porque tal vez hasta la hora actual en fútbol –practicarlo, mirarlo– es cosa de hombres: las mujeres a la cocina o a esperar en la cama (a su hombre, naturalmente). También son bienvenidas en el templo… Curiosa paradoja en el país donde tan fuertes anchas tiene la Teología de la Liberación.

Graziano comenzó a trabajar en la biografía de Marta en 2004, luego de unas 70 entrevistas con decenas de otros deportistas, que incluyen la visita del biógrafo a Alagoas, está terminada. Pero no tiene fecha de publicación en Brasil. La futbolista se ha hecho famosa –y querida– en Europa, pero en Brasil se le regatea reconocer su calidad deportiva y humana.

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Una interesante entrevista –en inglés– a Diego Graziano puede leerse aquí.

Otros materiales de Diego Graziano en su «blog» Futebol e debate.

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