Uruguay: El país postergado, ni verde ni liberado

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Nora Fernández*
Hoy sabemos que el Frente Amplio no ganó en primera vuelta y va a la segunda a fines de este noviembre. En su articulo en vísperas de las elecciones, Stella Calloni (Uruguay: Mujica cerca de ganar en primera ronda) argumentaba que si bien es cierto que muchas promesas no se cumplieron Vázquez alcanzó innegables progresos sociales y mantuvo una política exterior de integración latinoamericana, fundamental para el país y la región en estos tiempos.

Desde Suecia, Liberación, favorecía timidamente el voto en favor de Mujica, no argumentando que un segundo gobierno del Frente beneficiaría al pueblo uruguayo sino que favorecería la defensa de intereses regionales y continentales. Porque no ha sido muy malo y por el bien del continente los argumentos en favor del mal menor se vuelven un inevitable. Desde aqui parece como mentira que alguien pudiese votar por un Lacalle o a un Larrañaga, aunque acá tenemos a Harper que es harina de ese mismo costal. Después de vivir un siglo, sin embargo, la votación mostró que aún existen y el plesbicito mostró algo peor.

Cuando hablan del Frente en el marco de los intereses regionales, me pregunto, ¿de cuales intereses regionales y continentales hablan? ¿cuales defiende el Frente? José Mujica, candidato a presidente, ha dicho que aspira a seguir el modelo de Chile o de Brasil, es que le gustaría mucho ser un Lula. Es que Lula es ya como Pelé y tiene casi su mismo significancia. Y en esa divisoria entre quienes buscan implementar un proyecto alternativo, como el ALBA, y quienes siguen fieles al imperialismo y sus tratados de “libre” comercio (México, Chile, Colombia), Mujica igual que Vazquez se sientan en el límite con las piernas colgadas, y listas para correr, al otro lado. Zabalza, con su ojo clínico, ha llamado al gobierno uruguayo el “rompehuelgas” de la integración latinoamericana.

No es por nada que Vázquez estuvo a punto de firmar un TLC (tratado de libre comercio) con Estados Unidos, y si no lo hizo fue porque dentro de sus filas hubo suficiente oposición como para que se tuviera que conformar con firmar el “primo” del TLC, un Tratado de Protección de Inversiones con Estados Unidos, esto con mucho alarde y una fé bien ciega. Cuesta creer que esta sea la misma fuerza política que en sus principios, allá en 1971, se planteaba abiertamente antiimperialista, antioligárquica, defensora de la soberanía nacional y de un proceso transformador en favor de la mayoría de los uruguayos. Bueno, no lo es, con los años se ha mimetizado tanto que perdió las alas, la boca, las manos, se le enfrió finalmente el alma como parecen marcar estas elecciones.

Levantando banderas
Para Zabalza, el Frente está “repleto de culebras de derecha que definen el quehacer del gobierno.” Claro que no enfrenta al poder, prueba de fuego de cualquier cambio: “Se acumula fuerzas para arrebatarles el poder económico o se acumulan votos para medrar en el parlamento y los ministerios, mientras el poder sigue perteneciendo a los de siempre.” (Mentíme que me gusta, Voces del Frente, Recosur).
 
Para Zabalza la democracia representativa es el problema, favorece demagogia (su aceite fundamental). No se dice la verdad sino se trata de convencer votantes para que hagan lo que el poder desea. Su experiencia de guerrillero le enseñó que mientras la gente no esté lista no es mucho lo que se puede hacer: la vanguardia corre el peligro de alejarse y dejar al pueblo atrás. Ha pensado que en eso de avanzar los discursos sirven poco, el verdadero aprendizaje es la experiencia. Entonces, piensa, nuestro problema es que no podemos aún ofrecer un camino claro: desechada la via electoral, sin poder optar por la acción directa (sin la gente) nos queda solo la “búsqueda” (Entrevista con Jorge Zabalza: El Tupamaro Testarudo, Alvaro Hilario, 2008).

En esa búsqueda son válidas todas las opciones: la vuelta al principio, ojalá que a otra altura del espiral, el hacer lo que uno siente que puede hacer por los demás sin traicionarse, estar al acecho como Zabalza, y alguna otra creación que imaginamos se está gestando por allí en ese país que si bien pobre nunca ha carecido de recursos. La historia es una historia interminable, aunque tengamos un país perdido…

*Ururguaya, residente en Suecia.

 

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