Venezuela, Asamblea Nacional: el análisis necesario

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Néstor Francia.*

En medio de la satisfacción por la victoria popular alcanzada, aserto que respaldaremos con variados argumentos más adelante en este informe, lo primero es reconocer que nuestros pronósticos se cayeron en su mayoría, así como en otras oportunidades hemos destacado nuestros aciertos. Erramos en el cálculo de la cantidad de diputados que obtuvimos, en la aseveración de que obtendríamos la mayoría de diputados en los estados gobernados por la oposición (lo cual solo ocurrió en Carabobo, mientras hubo empate en Miranda, sin contar Lara, que no fue incluido en el pronóstico) y en la de que sacaríamos 10 o más puntos de ventaja en la votación general.

La clave de estos errores de cálculo es para nosotros clara, y se trata de una situación que deberemos abordar también más abajo en el análisis: el porcentaje de abstención de los electores de oposición fue notablemente menor que el de los electores chavistas, lo cual generó una distorsión que afectó todo el proceso.

En el anterior acto electoral, efectuado el 15 de febrero de 2009 (enmienda constitucional), el voto chavista alcanzó 6.139.636 votos (54.86%), y el voto opositor fue de 5.198.006 (45.13%) ¿Y ahora, en las parlamentarias de 2010? Según las cifras más recientes, mientras la oposición incrementó levemente su número de votos, el chavismo disminuyó alrededor de un millón, lo cual se tradujo en un empate virtual en la votación nacional general.

Ahí estuvo la diferencia entre la “victoria incompleta” de la cual habló Aristóbulo Istúriz en la madrugada del lunes y la victoria total que hubiésemos deseado. Con que solo la mitad de ese universo hubiese asistido a las urnas, hoy tuviésemos los ansiados 110 diputados ¿De dónde vino tan decisiva fuga de votos? Es uno de los asuntos que abordaremos en el análisis que aquí presentamos.

Comencemos por abordar el dato principal que arrojan los comicios, y que es la importante victoria popular. Para ello no debemos conformarnos con el aspecto meramente cuantitativo, que ya es bastante, puesto que conseguimos 98 diputados por 67 de la oposición (sumando los dos del PPT). Esto nos ubica a un diputado de otro hito importante, las 3 quintas partes. Pero estar tan cerca facilitará negociar ese votico a la hora de que haga falta. Enumeremos los aspectos cualitativos que atestiguan la fortaleza del proceso revolucionario, del proyecto socialista, del PSUV, de la conciencia popular y del liderazgo de Chávez:

A pesar de la guerra mediática, del sabotaje, de las dificultades económicas asociadas a la crisis mundial del capitalismo, de los errores y emisiones que todos reconocemos, el proceso revolucionario mantiene el respaldo duro de la mitad absoluta de la población venezolana.

Es falso que el pueblo venezolano se haya expresado en contra del socialismo, como lo quiere vender la oposición. En algunos lugares el pueblo castigó las manifestaciones puntuales de mal gobierno, hecho al cual nos referiremos también aquí. Pero la alta votación obtenida por nuestros candidatos demuestra la existencia de una conciencia política arraigada en un amplio y decisivo sector de los venezolanos, conciencia que es un apoyo concreto y objetivo a las ideas y planteamientos socialistas.

El PSUV ha demostrado ser, con mucho, el más poderoso partido político del país, con gran capacidad organizativa, movilizadora y agitadora. Es una maquinaria preparada para librar grandes batallas del tipo que sean.

Se ha demostrado la presencia de una conciencia clasista que no puede ser ignorada. La votación socialista en los sectores más empobrecidos del país, habla de un fortalecimiento histórico de la conciencia de clase de los explotados. Entre los pobres, la revolución sigue teniendo cuando menos un apoyo superior al 60%. Esto es definitivamente algo de extrema importancia en una situación de aguda lucha de clases que se expresará con fuerza, por supuesto, en la nueva Asamblea Nacional que se instalará en enero próximo.

La ventaja de la revolución en los estados más pobres revela parcialmente esta realidad (En ese sentido, faltaría el análisis por circuitos para tener mayores argumentos en ese sentido). La ventaja del PSUV en votos fue de 24 puntos en Apure, de 14 en Barinas, de 3 en Bolívar, de 31 en Cojedes, de 43 en Delta Amacuro, de 6 en Falcón, de 29 en Guárico, de 29 en Portuguesa, de 4 en Sucre, de 27 en Trujillo, de 11 en Vargas, de 14 en Yaracuy.

Los pobres siguen al lado de la revolución.

Se ha reafirmado el poderoso liderazgo de Chávez, quien a pesar de ser el blanco principal de todos los ataques del imperialismo, la oligarquía y la canalla mediática, sigue teniendo el apoyo decidido de los pobres de Venezuela, lo que garantiza el presente y el futuro de esta revolución.

La victoria de la Revolución es de índole estratégica, y su dimensión sólo puede ser comprendida viéndola bajo el prisma de la lucha de clases que tiene en Venezuela una de sus máximas expresiones a nivel mundial. Estamos venciendo, a pesar de los pesares, y todo apunta a que seguirá siendo así.

Por otro lado sería estúpido menospreciar que la oposición contrarrevolucionaria está vivita y coleando, y que no la hemos demolido. Obtuvo una cuota de diputados superior a sus propias expectativas, con una cantidad de votos que le permitió un empate técnico en términos absolutos, impidió que alcanzáremos la mayoría calificada y, sobre todo, demostró disponer de una base social que, aunque no se moviliza en las calles, sí constituye una votación sumamente dura, casi que inconmovible, lo cual nos plantea retos nada desdeñables.

Esta base social refleja, según un análisis inicial del comportamiento de las regiones y circuitos, una composición clasista donde juega un papel importante la clase media urbana en sus distintos estratos. Es una expresión clara de la lucha de clases y de las grandes dificultades que hemos tenido, tal como lo ha dicho Chávez varias veces, para atraer a importantes sectores de las capas más bajas de esa clase media, que habiendo sido favorecidos por la Revolución, permanecen muy vulnerables a la manipulación mediática. Es lamentable que con la ayuda de esos sectores, hayan accedido a la Asamblea Nacional representantes tan conspicuos de la burguesía como el golpista y ex presidente de Conindustria, Eduardo Gómez Sígala, y el ex presidente de Fedecámaras, José Manuel González: lucha de clases en estado puro.

La oposición, como era de esperarse, está tratando de generar una matriz de victoria y augurando que los días del chavismo están contados, mientras confirma su intención de convertirse en dique de contención de la Revolución en la AN. Uno de los objetivos de esta embestida mediática es el de reforzar la moral de sus huestes y golpear la de los revolucionarios, dentro de su plan restaurador del neoliberalismo y la dependencia.

 Julio Borges, por ejemplo, hizo un llamado a todos los dirigentes políticos, a los gobernadores, alcaldes, líderes de opinión y a los diputados opositores electos a “tener la disciplina de machacar una y otra vez por los meses que sean necesarios que somos la mayoría en el país”. Esta matriz está siendo fuertemente apoyada por personeros y la canalla mediática de la derecha internacional, tanto los que vinieron al país como los que disparan desde afuera.

Por eso es tan importante que expliquemos al pueblo y al mundo las evidencias de nuestra victoria, después de unos comicios que en muchos sentidos fueron difíciles y en algunas áreas estuvieron reñidos, como en la votación del Parlatino, donde los aventajamos por muy poco en la votación general, aunque al final los superamos 7 a 5 en el número de diputados electos.

Un factor importante a tomar en cuenta es la debacle del PPT, que irónicamente fue arrastrado en su rodada por la traición de Henry Falcón (claro, estaban blanditos). El gobernador de Lara aseguraba que el PPT ganaría ocho candidatos en el estado Lara, y no logró ganar ni un puesto, mientras el partido azul solo obtuvo dos diputados en el lejano estado de Amazonas. Ha quedado demostrada la inexistencia de los llamados “ni-ni” y el hecho de que en Venezuela la lucha estratégica es entre dos opciones, y no caben oportunismos ni terceras vías.

Ya lo dijimos, al PPT solo le queda desaparecer o emular el triste destino del MAS y de Podemos, hoy convertidos en comparsas y segundones de la derecha contrarrevolucionaria.

Por otro lado, esos dos diputados pasan a tener una importancia desproporcionada a la hora de las negociaciones, por el hecho ya informado de que nos falta un voto para las 3 quintas partes. Tal vez debamos aprovechar a la larga la confusión, el desaliento y hasta los remordimientos que tal vez estén anidando en el corazón de estos diputados.

La nueva Asamblea Nacional que se instalará en 2011 se convertirá en un importante foro del debate político actual en Venezuela. Se confrontarán ante el país dos proyectos, dos ideales, dos estilos, dos estrategias antagónicas. Esto puede resultar en algo muy bueno y aleccionador para el pueblo, si hacemos lo que tenemos que hacer. Tal como plantea el fundador de Aporrea.org, Gonzalo Gómez:

“Frente a una Asamblea con tales características, el PSUV tendrá que apoyarse con mucho ahínco en las fuerzas sociales del pueblo, en los trabajadores, campesinos, movimientos, comunidades organizadas y organismos del Poder Popular. La movilización del pueblo y su participación protagónica real mediante iniciativas legislativas y el más estrecho involucramiento en el diseño de las nuevas leyes, será esencial para lograr los objetivos revolucionarios, frente a una derecha que utilizará sus nuevas posiciones para tratar de frenar y congelar el proceso revolucionario venezolano. Ahora tiene que hacerse sentir el Pueblo Legislador. La lucha de clases tomará con mayor intensidad los escenarios de la nueva Asamblea Nacional”.

Otro aspecto de esta victoria popular que no puede ser pasado por alto es la gran demostración de los avances de la democracia participativa y protagónica en Venezuela, los cuales por supuesto son omitidos por la derecha y la canalla mediática. La alta participación, superior al 66% de los electores, inédita en este tipo de elección, demuestra el vigor y el crecimiento de esta propuesta transformadora del concepto de democracia en el mundo. Tal como afirmó Chávez, “No sé hasta cuándo van a repetir que nosotros vamos caminando hacia la dictadura. Algunos dicen que ya estamos en una dictadura. Ésta es una de las Constituciones más avanzadas, no sólo del continente sino del mundo. Aquí hay cinco poderes contenidos”.

El Presidente ha sido claro en nuestra intención de acelerar y profundizar los cambios revolucionarios. Por ello la derecha pretende que la actual Asamblea Nacional se paralice porque supuestamente está deslegitimada. Para su infortunio, eso no lo deciden ellos, y esta Asamblea seguirá allí, con plenas funciones y atribuciones, hasta el cinco de enero de 2011, y por supuesto que seguirá legislando y trabajando para esa aceleración y esa profundización, porque para eso la eligió el pueblo. Y la próxima Asamblea, con mayoría popular, va también con todo, a despecho de estos burgueses contrarrevolucionarios. Chávez lo ha dicho:

“Aceleraremos para cerrar el año al galope” y “lo que viene ahora es la aceleración de los programas en marcha y el inicio de otros”. Eso se llama ganar y cobrar, así es que se gobierna.

No dejaremos de referirnos, tal como dijimos al comienzo, a esos votos que se nos esfumaron desde febrero de 2009 y cuya volatilidad nos impidió alcanzar la mayoría calificada. Nos iremos de enumeración de argumentos, en aras de la concisión:

Ese millón de compatriotas representan la parte más débil ideológicamente del chavismo. La mayoría de ellos regresará a las urnas el 2012, cuando consideren que está en juego la continuidad de Chávez, y eso abona para nuestra casi segura victoria de entonces. Pero hay una tarea pendiente allí, para lo cual entre otras cosas urge revisar y rectificar en varios sentidos nuestras políticas comunicacionales.

No estamos negando el trabajo hecho, que ha dado sus frutos, pero sí pensamos que hay que mejorarlo, a fin de reforzar la conciencia socialista del pueblo. En la  medida en que lo logremos, amarraremos con mayor eficacia esos votos nuestros que se nos escaparon.

En buena parte, ese nivel de abstención tiene un cierto componente de inconformidad, de decepción, de castigo. Algunos funcionarios nuestros, electos o no, no han comprendido la necesidad de transformar la manera de gobernar, lo que hemos llamado varias veces el “estilo de gobierno”.

Las soluciones no vendrán milagrosamente y a veces los problemas heredados son duros y difíciles de superar. Si gobernamos excluyendo al pueblo, este nos endilgará las dificultades y los fracasos. Pero si lo incluimos de verdad, desechando el burocratismo indolente y promoviendo el poder popular, dando amplia participación y protagonismo a los trabajadores y a todos los ciudadanos, el pueblo asumirá los éxitos y los fracasos como suyos, y otro gallo cantará.

Finalmente, es necesario reflexionar sobre lo que nos ocurre en los estados fronterizos. Si sumamos la ventaja que nos sacó la derecha en Zulia y Táchira al aislado descalabro en Anzoátegui (en total 17 diputados), veremos que por allí se nos fue la mayoría calificada. A esto se suman los avances evidentes de la oposición en Apure, para ver cómo se va configurando una peligrosa situación en los importantes estados fronterizos, que poco a poco se convierten en una especie de “media luna” venezolana.

El Partido debe inaugurar una profunda reflexión que nos lleve a diseñar planes para romper el inexpugnable dique que nos ha puesto la contrarrevolución en Zulia y Táchira. Esto requiere atención especial con estrategias al corto y al mediano plazo.

La victoria nos sonríe, mas al mismo tiempo nos envía señales que convocan a la reflexión. No hemos concluido ni remotamente la un tanto olvidad tarea de las 3R.
 
No hay manera de que este análisis se acabe hoy. Pero descansemos hasta mañana.

* Analista de asuntos políticos.

 

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