Venezuela: ¿Socialismo-tips?

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Javier Biardeau*

Enarbolar hoy como bandera supuestamente “revolucionaria” la consigna del “socialismo científico” sería un anacronismo insoportable. No solo porque la idea misma del “socialismo” ha quedado enteramente desdibujada por la tragedia del stalinismo y la crisis profunda del marxismo de manual, sino porque el concepto de “ciencia” ha sido severamente deconstruido para develar sus trampas y sus secretas conexiones con las tramas del poder. Tanto “socialismo” como “científico” son denominaciones altamente discutibles que no pueden ser asumidas ingenuamente como categorías universales, señala el venezolano Rigoberto Lanz.

Los debates intelectuales se asemejan muchas veces a lanzar piedras a pozos sin fondo. Simplemente no hay sonido de respuesta, no hay retorno, ni siquiera ecos. Mucho más si se trata de debatir presupuestos. Entrecomillar premisas, conduce a tematizar voces de trasfondo, voces que marcan contextos, pesadas sedimentaciones imaginarias, verdaderas gramáticas culturales, paradigmas, tradiciones, o como quieran llamarlas.

“Socialismo científico”, un sintagma problemático de cabo a rabo. ¿Qué significa hoy hablar de “Socialismo”? ¿Qué significa hoy hablar de Ciencia? Lo menos que podemos sugerir es que ambos términos son problemáticos.  La emergencia en la semioesfera de la palabra “socialismo” generó una seña de identidad para variados movimientos políticos. Basta leer el “Manifiesto Comunista” y algunas declaraciones de Engels, para saber lo que estaba en juego entre diferentes tendencias. No ha existido “el” socialismo, como ha afirmado Lanz, sino variadísimas corrientes. Se desprende de este hecho la necesidad de distinguir entonces: ¿Cuál socialismo? ¿Cuál perfil o variedad de socialismo? Esto implica comprender las distintas voces del Socialismo.

No es cierto que socialismo signifique automáticamente democracia, como tampoco dictadura, pues hay tanto socialismos autoritarios, despóticos y profundamente reaccionarios, como democráticos, libertarios y participativos. Así como tampoco sea cierto que democracia y liberalismo sean la misma y única cosa. Hace falta hacer explícito en qué sentidos los socialismos se relacionan con experiencias políticas democráticas o autoritarias. Este debate pretende ser bloqueado. Y por diversas razones.

En primer lugar, no le conviene a cierta derecha reconocer que existen socialismos democráticos. Demonizar el socialismo es parte del anticomunismo ramplón propio del capitalismo neoliberal. Tampoco le conviene a cierta izquierda, porque implica demarcarse abiertamente de las experiencias del despotismo burocrático, lo cual supone dejar de barrer bajo la alfombra la pesadilla del socialismo burocrático. Allí la cultura democrática permanece en vilo, en suspenso, en permanente estado de excepción. Sacrificar el reconocimiento del adversario legítimo en el juego democrático, este es el objetivo del extremismo ideológico. Una suerte de manipulación del repudio, desde simétricas morales de la pureza ideológica.

Y si faltara poco, en tercer lugar, vivimos un defecto epocal de la modernidad tardía: la idiotización telemática. Cuando a las morales de pureza ideológica se le agrega la idiotización telemática, no hay mejor fruto que el fanatismo. Bajo el imperio de la video-política, se opta por la nueva idiotización del siglo XXI: el “pensamiento-tips”. Ya ni siquiera son “consignas” ahora son simples tips.

Los idiotas del siglo XXI consideran que basta una proyección en pantalla, en formato power point, Arial 16 “que se lea bien”, para estar frente a un “pensamiento”. Si a los extremismos del siglo XX, de derecha y de izquierda, los articulamos a la idiotización, el efecto es completamente devastador. No es la inconmensurabilidad de paradigmas de las comunidades científicas, sino los nuevos telefanatismos del siglo XXI.

Bueno sería ver si el próximo Congreso Ideológico del PSUV, va ir más allá de consignas y tips, para profundizar en el debate. Sin quedar atrapados en la cárcel del lenguaje del llamado “socialismo científico”, en los estertores del “marxismo soviético”; o peor, en un socialismo-tips.

*Sociólogo y catedrático venezolano

 

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