Paraguay en la cuerda floja

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Guillermo F. Parodi*
Ha habido muchas informaciones relativas al juicio político a Lugo, e incluso del golpe de Estado planeado contra el presidente. Todo es cierto. Ha habido una intención de juicio político y ha habido una intención de golpe de Estado. La primera es sencilla de demostrar porque salió en todos los diarios “desinformadores” del Paraguay.

La segunda es más delicada, sólo Última Hora un diario con profesionales serios, dio la clave. Lugo se enteró de que ciertos políticos estaban en conversaciones con los jefes militares –esa fue la noticia clave de Última Hora-, y descabezó a las tres fuerzas .Hay que analizar con minuciosidad la realidad paraguaya para poder hacer un diagnóstico apropiado.

Tanto los servicios venezolanos como los paraguayos detectaron los signos de la intención de sacar a Lugo del escenario latinoamericano. El resto no son más que detalles. Juicio político o golpe tenían la misma intención.

Hoy Nuestra América está siendo atacada tal como lo fueron los países árabes con la inserción de un enclave perverso y poderoso. Lo que en Medio Oriente es Israel, en Suramérica pretende ser Colombia. Los gobiernos árabes títeres tienen sus equivalentes en México, Perú, Panamá y hasta un tiempo más Honduras. Paraguay debía ser otra Honduras.

Pero en Paraguay la estrategia falló, no fue ni una nueva Honduras ni mucho menos una nueva Colombia. Paraguay sigue indemne.

No es que debamos cantar loas a Lugo, pues debemos ser honestos: Lugo nos defraudó. Lugo tiene aún todas las características de un obispo como el que fue. Lugo aplica el Sermón de la Montaña: no resistáis al que es malo (…), piensa que hay que perdonar al que es malo, que hay que poner la otra mejilla, mientras el país se viene abajo, en vez de meter al malo en la cárcel. Saramago se atrevió a juzgar más contundentemente, a ser más exigente en su última novela Caín.

Que los corruptos de su gobierno y de los anteriores devuelvan lo robado. Eso ante las cámaras de televisión. Y que pasen un día en una jaula en el zoológico, para que los ciudadanos de bien puedan arrojarles huevos y una que otra piedra de vez en cuando. Solo así obtendrá un apoyo popular enorme como el que obtuvo para su elección, pues en ese momento, ahora ya no, representaba el imaginario social (en el sentido de Cornelius Castoriadis) que todos los paraguayos habían desarrollado en sus mentes.

En resumen, la intención de golpe, militar o civil, con certeza existió y aún permanece en las mentes de muchos políticos y empresarios de derecha y de los partidos políticos tradicionales, aunque Lugo logró capear la agresión. Pero para resistir en el tiempo, Lugo debe ser firme. Lugo debe dejar de lado su imagen de obispo, y ser por primera vez, y hasta el fin de su mandato, el presidente de todos los paraguayos y regirse por la ley, tal como prometió el día de su elección.

* Escritor, profesor universitario, miembro del Observatorio Internacional de la Deuda

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