Venezuela: el alboroto por la ley de bancos

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Néstor Francia.*

El viernes 12 de noviembre amaneció un tanto alborotada la canalla mediática debido a la aprobación, por parte de la Asamblea Nacional, de la primera discusión de la Ley de Instituciones del Sector Bancario. El capital financiero venezolano, tal como ocurre en el resto del mundo, es uno de los más chapuceros entre los que actúan en el sistema capitalista.

Acostumbrados a la especulación y a la estafa, se han manejado tradicionalmente sin ningún tipo de controles y dominando con sus billetes a los factores del poder político. Pero al parecer, se acabó la diversión.

He aquí un resumen de algunos de los puntos resaltantes del proyecto:

se tipifica al servicio bancario como servicio público, a fin de otorgarle carácter de utilidad pública a todos los bienes de cualquier naturaleza que contribuyen en el desarrollo de esta actividad, debido a su trascendencia e importancia en el desarrollo y estabilidad del Sistema Financiero Nacional;

se exige una contribución de las instituciones bancarias de cinco por ciento de las utilidades antes de impuesto, al cierre de cada semestre, para financiar proyectos de Consejos Comunales;

se define un período máximo de 180 días para la liquidación de los activos de la institución bancaria sometida a liquidación; dentro de las causas para la destitución de la junta directiva, intervención o liquidación de una institución del sector bancario se incluye la realización de actividades que atenten contra el orden constitucional o contra las actividades económicas y financieras de la república, o que perturben la prestación del servicio público bancario (remember abril 2002 y sabotaje petrolero);

se regula los procedimientos específicos para realizar aportes para el aumento capital; para incrementar el control de las operaciones del sector bancario privado nacional, se regula la apertura, el cierre o el traslado de oficinas o agencias en el territorio nacional y en el exterior;

se prohíbe a cualquier institución bancaria poseer activos que superen 15 por ciento del total de activos del sector bancario, para evitar la excesiva concentración de riesgos en instituciones con tamaños excesivamente grandes (monopolios financieros).

Es decir, se acaba la guachafita de grupos oligárquicos que manejan a su antojo dinero que es en realidad de la nación, por lo que el Estado tiene no solo el derecho, sino sobre todo el deber de controlar férreamente al sector. Chávez ha sido claro: banco que no se acoja a la nueva Ley, nacionalícese.

Esto forma parte del novedoso camino hacia el socialismo en Venezuela, donde se transita por un fortalecimiento paulatino del sector público y un debilitamiento del sector privado burgués, monopolista, acaparador, explotador y muchas veces estafador, como ha quedado demostrado por las mafias inmobiliarias,  a menudo estrechamente vinculadas al capital financiero.

En este mismo espíritu transformador se incluye el establecimiento formal de la institución del trueque, que según las mentes obtusas de la oposición y de la canalla mediática, significa un retroceso. Pero una rápida investigación que hemos hecho desmiente sin mucha dificultad esa conseja.

En primer lugar, el trueque no lo inventó Chávez. Es una práctica que existe desde tiempos inmemorables. El ser humano siempre ha tenido la necesidad de cambiar aquellos objetos que posee pero no necesita, por aquellos que realmente desea. En el comercio se intercambiaba materia prima por artículos artesanales, o productos elaborados a cambio de otros que el artesano no producía.

En los pequeños mercados fue donde se originaron los primeros trueques entre una gran variedad de artículos, por ejemplo: herramientas de sílex, lanzas, zapatos, collares y hasta productos agrícolas.

Y algo que es muy importante: históricamente es habitual que el trueque recobre importancia en épocas de crisis económica, y principalmente en casos de hiperinflación, dado que el dinero pierde en gran medida su valor. Actualmente, aunque el trueque parezca algo olvidado, está resurgiendo. Algunas formas de trueque son el "Banco del_tiempo" y los mercados de trueque como los que han proliferado en Argentina.

En realidad, este sistema está experimentando un auge en países de todo el mundo. Son muchas las grandes compañías que usan el intercambio de productos y servicios habitualmente, como por ejemplo: Texaco, Time Warner, Gillette o Philip Morris. En el caso de las personas particulares, cabe remarcar que con el trueque es muy difícil que haya grandes diferencias entre ricos y pobres.

Esta teoría la defiende Heidemarie Schwermer, psicóloga y socióloga que no usa dinero desde hace siete años. Repartió todas sus pertenencias y todo lo que necesita lo obtiene por intercambio: comida, cortarse el pelo, ropa. Ella confiesa que es “más feliz como mujer y me siento más libre ahora que vivo sin dinero porque tengo lo que quiero”.

Una de las versiones modernas es el e-trueque, o sea el trueque por internet. En este sentido una de las páginas pioneras es trucky.com. De manera que quienes no están en nada son los escuálidos que adoran el becerro de oro, y actúan como si en el mundo siempre hubiese existido esa mercancía universal y pervertidora que es el dinero.

El general y el secretario general

Es notable que Chávez haya anunciado que Henry Rangel Silva será ascendido a General en Jefe, y que haya puesto a Insulza en su lugar, quien actúa como un pelele ante los medios de comunicación. Insulza, por cierto, sacó a relucir su actuación durante el reciente intento de golpe en Ecuador, pero obvia decir que fue él uno de los factores principales utilizados por el imperio y los golpistas para santificar finalmente el golpe de Estado en Honduras.

Por su parte, Rangel Silva señaló, una vez conocido su ascenso, que “Estamos construyendo la Fuerza Armada que requiere un país nuevo y diferente. Un reconocimiento a este pueblo que lucha por el futuro, la vida y la patria”, y también cuestionó a la oposición: “¿Qué es lo que quiere el escualidismo, que les dé a los militares luz verde para que salgan a defenderse? Yo pudiera hacerlo, pero les he dicho ¡calma!”.

Nuestra Cancillería se pronunció igualmente con relación a las declaraciones de Insulza, por medio de un comunicado: “Las manifestaciones del secretario general de la OEA, realizadas con base en tergiversaciones e interpretaciones interesadas de las declaraciones de este alto oficial patriota, resultan una intromisión inaceptable y en tal sentido, el Gobierno Bolivariano las rechaza en todas sus partes” e indicó que Rangel Silva “es un respetado general de la República, y sus declaraciones han estado ajustadas a la Constitución venezolana, pues se inscriben en el espíritu de defensa de la soberanía nacional, de la democracia y del pueblo”.

Aquí vale lo que se decía en Cuba en los años sesenta del siglo pasado: ¡Con la OEA o sin la OEA, ganaremos la pelea!

Chávez descartó que las naciones de la región obtengan algún resultado positivo de la Cumbre del G-20 porque “la mayor parte de los países reunidos, los más poderosos, no tienen voluntad de permitir cambio alguno en lo que llaman ‘la arquitectura financiera y económica internacional’". El mandatario se refirió al encuentro que inicia se inició ayer Seúl, capital de Corea del Sur.

A decir verdad, estas cumbres son saludos en la bandera, o en todo caso aquelarres del capitalismo para tratar de paliar los desastres económicos que llevan su propia firma. Pero la realidad los atropella, se los lleva por delante, las crisis cíclicas los siguen arropando, y ninguna cumbre los salvará de la inevitable decadencia.

* Analista de asuntos políticos.

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