El Mercosur versus el nuevo Alca versus China


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“… Habiendo apoyado el ALCA en el pasado, ahora apoyan la negociación de acuerdos bilaterales o la aproximación con asociaciones de países, tales como la Alianza del Pacífico, que reúne a países suramericanos más México,
que celebraron acuerdos de libre comercio con Estados Unidos …”| SAMUEL PINHIERO GUIMARÃES.*

 

1. Todas las noticias sobre el Mercosur, la Alianza del Pacífico, la Asociación Transpacífica y China tiene que ver con una lucha ideológica entre dos concepciones de política de desarrollo económico y social. 


 

2. La primera de estas concepciones afirma que el principal obstáculo al crecimiento y al desarrollo es la acción del Estado en la economía.
La acción directa del Estado en la economía, a través de empresas estatales, como la Petrobrás, o indirecta, a través de políticas arancelarias y crediticias para estimular empresas consideradas estratégicas, como la acción de financiamiento del BNDES, distorsionaría las fuerzas de mercado y perjudicaría la asignación eficiente de recursos.



 

3. En esta visión privatista e individualista, una política de eliminación de los obstáculos al comercio y a la circulación de capitales; de no discriminación entre empresas nacionales y extranjeras; de eliminación de reservas de mercado; de mínima reglamentación de la actividad empresarial, inclusive financiera; y de privatización de empresas estatales conduciría a una eficiente división internacional del trabajo en que todas las sociedades participarían de forma ecuánime y alcanzarían los más elevados niveles de crecimiento y desarrollo.



 

4. Esta visión de la economía se fundamenta en premisas equivocadas.
Primero, de que todos los Estados parten de un mismo nivel de desarrollo, de que no hay Estados más y menos desarrollados.

Segundo, de que las empresas son todas iguales o, por lo menos, muy similares en dimensión de producción, de capacidad financiera y tecnológica y de que no son capaces de influir sobre los precios.

Tercero, de que hay plena libertad de movimiento de la mano de obra entre los Estados.

Cuarto, de que existe pleno acceso a la tecnología que puede ser adquirida libremente en el mercado.

Quinto, de que todos los Estados, inclusive aquellos más desarrollados, siguen hoy y habrían seguido en el pasado este tipo de políticas.




 

5. Como es obvio, estas premisas no corresponden ni a la realidad de la economía mundial, que es mucho, mucho más compleja, ni al desarrollo histórico del capitalismo.



 

6. Históricamente, las naciones hoy altamente desarrolladas utilizaron una gama de instrumentos de política económica que permitieron el fortalecimiento de sus empresas, de sus economías y de sus Estados nacionales. Esto se dio incluso en Inglaterra, que fue la nación líder del desarrollo capitalista industrial, con la Ley de Navegación, que obligaba el transporte en buques británicos de todo su comercio de importación y exportación; con la política de restricción a las exportaciones de lana en bruto y a las importaciones de tejidos de lana; con las restricciones a la exportación de maquinaria y a la inmigración de “técnicos”.




 

7. Políticas similares fueron utilizadas por Francia, Alemania, los Estados Unidos y Japón. Los países que no lo hicieron en aquel momento, tales como Portugal y España, no se desarrollaron industrialmente y, por lo tanto, no se desarrollaron.



 

8. Si así fue históricamente, la realidad de la economía actual es la de mercados financieros e industriales oligopolizados a nivel global por megaempresas multinacionales, cuyas sedes se encuentran en los países altamente desarrollados.
La lista de las empresas más grandes del mundo, publicada por la revista Forbes, presenta datos sobre estas empresas cuya facturación es superior al PBI de muchos países. De las 500 mayores empresas, 400 se encuentran operando en China. Los países altamente desarrollados protegen de la competencia extranjera a sectores de su economía como la agricultura y otros de alta tecnología.
A través de sus gigantescos presupuestos de defensa, todos, inclusive Alemania y Japón, que no podrían legalmente tener fuerzas armadas, subsidian a sus empresas y estimulan el desarrollo científico y tecnológico. Con los programas del tipo “Buy American” y otros similares, favorecen a las empresas nacionales de sus países; a través de la legislación y de acuerdos cada vez más restrictivos de protección a la propiedad intelectual, dificultan y hasta impiden la difusión del conocimiento tecnológico.
A través de agresivas políticas de “apertura de mercados” obtienen acceso a los recursos naturales (petróleo, minerales, etc) y a los mercados de los países periféricos, a cambio de una falsa reciprocidad, y consiguen garantizar para sus megaempresas un tratamiento privilegiado con relación a las empresas locales, inclusive en el campo jurídico, con los acuerdos de protección y promoción de inversiones, por los cuales obtienen la extraterritorialidad.
Como es sabido, protegen sus mercados de trabajo a través de todo tipo de restricción a la inmigración, favoreciendo, sin embargo, la del personal altamente calificado, atrayendo científicos e ingenieros, recogiendo las mejores “flores” de los jardines periféricos.



 

9. La segunda concepción de desarrollo económico y social afirma que, dada la realidad de la economía mundial y de su dinámica, y la realidad de las economías subdesarrolladas, es esencial la acción del Estado para superar los tres desafíos que tienen que enfrentar los países periféricos, ex-colonias, algunas más otras menos recientes, pero todas víctimas de la explotación colonial directa o indirecta.
Estos desafíos son la reducción de las disparidades sociales, la eliminación de las vulnerabilidades externas y el pleno desarrollo de su potencial de recursos naturales, de su mano de obra y de su capital.




 

10. Las extremas disparidades sociales, las graves vulnerabilidades externas, el potencial no desarrollado caracterizan a Brasil, pero también a todas las economías sudamericanas. La superación de estos desafíos no podrá darse sin la acción del Estado, por la simple aplicación ingenua de los principios del neoliberalismo, de libertad absoluta para las empresas las cuales, además, llevaron al mundo a la mayor crisis económica y social de su historia: la crisis de 2007.

Y ahora, los estados europeos, por la política de austeridad (naturalmente, no para los bancos) que resucita el neoliberalismo, atacan vigorosamente la legislación social, propagan el desempleo y exacerban las disparidades del ingreso y de la riqueza. Pero esto es un tema para otro artículo.



 

11. Por lo tanto, en este choque entre dos visiones, concepciones, de política económica, la aplicación de la primera política, la del neoliberalismo, llevó a la ampliación de la diferencia de ingreso entre los países de América del Sur y los países altamente desarrollados en los últimos veinte años hasta la crisis de 2007.
Por otro lado, es la aplicación de políticas económicas similares, que prevén explícitamente la acción del Estado, que permitió a China crecer a una tasa promedio del 10% anual desde 1979 y que harán que China pase a superar a los EE.UU. en el 2020. Aún así, están aquellos que en la periferia no quieren ver, por interés o por ideología, la verdadera naturaleza de la economía internacional y la necesidad de la acción del Estado para promover el desarrollo.
En esta economía internacional real, y no mitológica, es preciso considerar la acción de la mayor potencia.




 

12. La política económica exterior de los Estados Unidos, a partir del momento en que el país se tornó la principal potencia industrial del mundo a fines del siglo XIX y en especial a partir de 1945, con la victoria en la Segunda Guerra Mundial, y confiada en la enorme superioridad de sus empresas, ha tenido como principal objetivo liberalizar el comercio internacional de bienes y promover la libre circulación de capitales, de inversión o financiero, a través de acuerdos multilaterales como el GATT, más tarde OMC, y el FMI; de acuerdos regionales, como era la propuesta del ALCA y de acuerdos bilaterales, como son los tratados de libre comercio con Colombia, Chile, Perú, América Central y con otros países como Corea del Sur.
Y ahora las negociaciones, altamente reservadas, de la llamada Trans-Pacific Partnership (TPP), la Asociación Transpacífica, iniciativa estadounidense extremadamente ambiciosa, que incluye a Australia, Brunei, Chile, Malasia, Nueva Zelandia, Perú, Singapur, Vietnam, y eventualmente Canadá, México y Japón, y que, según las palabras de Bernard Gordon, Profesor Emérito de Ciencia Política, de la Universidad de New Hampshire, “sumaría miles de millones de dólares a la economía americana y consolidaría el compromiso político, financiero y militar de los Estados Unidos en el Pacifico por décadas”.
El compromiso, la presencia, la influencia de los Estados Unidos en el Pacifico, es decir, en Asia, en el contexto de su disputa con China. La TPP merece un artículo aparte.



 

13. A través de aquellos acuerdos bilaterales, los EE.UU. procuran consagrar jurídicamente la apertura de mercados y obtener el compromiso de los países de no utilizar políticas de desarrollo industrial y de protección del capital nacional.
No desean, los Estados Unidos, ver el desarrollo de economías nacionales, con fuertes empresas, capaces de competir con las megaempresas americanas, por razones obvias, entre ellas la consecuente reducción de las remesas de ganancias de las regiones periféricas hacia la economía americana.
¡Los lucros en el exterior son cerca del 20% del total anual de los lucros de las empresas norteaamericanas!



 

14. En las Américas, la política económica de los Estados Unidos tuvo siempre como objetivo la formación de un área continental integrada a la economía americana y liderada por los Estados Unidos que, inclusive, contribuyese hacia el alineamiento político de cada Estado de la región con la política exterior americana en sus eventuales embates con otros centros de poder, como la Unión Europea, Rusia y hoy China.



 

15 Por lo tanto, ya en el siglo XIX, en 1889, el mismo año en que Deodoro da Fonseca proclamó la República, en la Conferencia Internacional Americana, en Washington, los Estados Unidos propusieron la creación de una unión aduanera continental. Esta propuesta, que recibió una acogida favorable de Brasil, en el entusiasmo panamericano de la recién nacida república, fue rechazada por Argentina y otros países.



 

16. Con la I Guerra Mundial, la Gran Depresión, la ascensión del nazismo y la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos procuraron estrechar sus lazos económicos con América Latina, aprovechando, inclusive, la derrota alemana y el retraimiento francés e inglés, influencias históricas tradicionales.



 

17. En 1948, en la IX Conferencia Internacional Americana, en Bogotá, propusieron nuevamente la negociación de un área de libre comercio en las Américas; más tarde, en 1988, negociaron el acuerdo de libre comercio con Canadá, que sería transformado en NAFTA con la inclusión de México, en 1994; y propusieron la negociación de un Área de Libre Comercio de las Américas, el ALCA, en 1994.



 

18. La negociación del ALCA fracasó en parte por la oposición de Brasil y de Argentina, a partir de la elección de Lula, en 2002 y de Kirchner, en 2003 y, en parte, debido a la negativa americana de negociar los temas de agricultura y de defensa comercial, lo que permitió enviar los temas de propiedad intelectual, compras gubernamentales e inversiones hacia la esfera de la OMC, lo que vació las negociaciones.



 

19. El objetivo estratégico estadounidense, todavía, pasó a ser ejecutado, ahora con redoblado énfasis, a través de la negociación de tratados bilaterales de libre comercio, que cerraron con Chile, Colombia, Perú, América Central y República Dominicana, sólo no consiguiendo lo mismo con Ecuador y Venezuela debido a la elección de Rafael Correa y de Hugo Chávez y a la resistencia del Mercosur a las embestidas hechas junto a Uruguay.



 

20. Así, la estrategia americana ha tenido como resultado, si no como objetivo expreso, impedir la integración de América del Sur y desintegrar el Mercosur a través de la negociación de acuerdos bilaterales, incorporando Estado por Estado en el área económica americana, sin barreras a las exportaciones y capitales americanos y con la consolidación legal de políticas económicas internas, en cada país, en las áreas de propiedad intelectual, compras gubernamentales, defensa comercial, inversiones, en general con dispositivos llamados OMC – Plus, más beneficiosos a los Estados Unidos que aquellos que consiguieron incluir en la OMC, que, bajo el manto de ilusoria reciprocidad, benefician a las megaempresas americanas, en especial en este momento de crisis y de inicio de la competencia sino-americana en América Latina.



 

21. En la ejecución de este objetivo, de alinear económica, y por consiguiente políticamente, a toda América Latina bajo su bandera cuentan con la ayuda de los grupos internos de interés en cada país que, habiendo apoyado el ALCA en el pasado, ahora apoyan la negociación de acuerdos bilaterales o la aproximación con asociaciones de países, tales como la Alianza del Pacífico, que reúne a países sudamericanos más México, que celebraron acuerdos de libre comercio con los EE.UU.



 

22. Actualmente, el embate político, económico e ideológico en América del Sur se manifiesta entre los Estados Unidos de América, la mayor potencia económica, política, militar, tecnológica, cultural y de prensa del mundo; la creciente presencia china, con sus embestidas para garantizar el acceso a recursos naturales, al suministro de alimentos y de sus exportaciones de manufacturas y que, para esto, procuran seducir a los países de América del Sur y, en especial, del Mercosur con propuestas de acuerdos de libre comercio; y las políticas de los países del Mercosur, Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay y Paraguay que todavía abriga aspiraciones de desarrollo soberano, pretenden alcanzar niveles de desarrollo social elevado y que saben que, para alcanzar estos objetivos, la acción del Estado, es decir, de la colectividad organizada, es esencial, es indispensable.

——
* Diplomático, exrepresentante de Brasil en el MERCOSUR.
En La Onda (www.laondadigital.com), traducido el portugués por Cristina Iriarte.

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1 comentario
  1. Luis Hernando dice

    Bueno, ya se imaginan a los paises del Mercosur mordiendo la carnada de China de seducirlos a Tratados de Libre Comercio??? Ni pensarlo. Los saturarían de los productos que comen ellos. Producen estreñimiento, no les ven los ojos?

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