Entra en vigencia la liberación de la venta de marihuana en Uruguay

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En Uruguay, el martes próximo entrará en vigencia el decreto que regulará el mercado de cannabis, anunció el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa. Algunos detalles del texto, que el lunes será firmado por el Consejo de Ministros y estipulará cómo se aplicará la ley de consumo y comercialización de marihuana aprobada en diciembre de 2013.

Los consumidores de marihuana que se registren ante el Estado podrán comprar hasta 10 gramos de la droga por semana en farmacias, con un máximo de 40 por mes. El costo por gramo oscilará, aproximadamente, entre los 20 y los 22 pesos uruguayos (entre 7 y 8 pesos argentinos). La droga será cultivada por licenciatarios privados con supervisión estatal. Además, el decreto de la JND establecerá que sólo los ciudadanos uruguayos naturales o legales o aquellos que demuestren residencia natural de un año en el país podrán acceder a la droga, aunque no deberán dar su nombre en las farmacias.

Para llegar a la marihuana, según lo dispuesto por el decreto que tendrá cerca de 100 artículos, los usuarios deberán registrarse ante el nuevo Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca) para comprar hasta 40 gramos por mes. La marihuana pagará IVA, y por cuestiones de seguridad, informó el prosecretario Cánepa, el presidente José Mujica resolvió no difundir en qué predio militar se cultivarán las plantas para la comercialización en farmacias.

La marihuana no podrá ser exhibida al público en las farmacias ni se admitirán la venta telefónica, por Internet, o envío a domicilio. La reglamentación plantea que las formas de acceso a la droga que prevé la ley de 44 artículos aprobada en 2013 serán excluyentes, por lo que aquellos que opten por comprar la droga en las farmacias no podrán hacerlo a través de cultivos propios ni de clubes cannábicos.

En cuanto al cultivo doméstico, la norma incluirá un tope de producción de 480 gramos por año y por casa, sin importar cuántas personas vivan allí. La opción será formar clubes de autocultivo (“clubes de membresía”), de entre 15 y 45 miembros, que podrán plantar un máximo de 99 plantas del cannabis hembra, y de las cuales cada socio podrá tener acceso a un máximo de 480 gramos anuales del cannabis.

Se podrá consumir marihuana en los mismos espacios en que está permitido consumir tabaco, pero estará prohibida en lugares de trabajo o conducir vehículos bajo su influencia. Los empleadores podrán realizar controles a los empleados para detectar si consumieron o no, y habrá inspecciones a conductores.

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Aborto, matrimonio igualitario… y también la marihuana

Uruguay, un país chiquitito que en el mapa casi no se ve, es el primer país del mundo en legalizar la marihuana y en asumir el control de todo el proceso de producción y venta del cannabis. La regulación de la producción de marihuana refuerza la agenda progresista del gobierno de José Pepe Mujica, que recientemente también legalizó el aborto y el matrimonio igualitario| ARAM AHARONIAN.

Uruguay ya ha estado bajo una fuerte presión para que se alejara de la legalización de la marihuana desde los vecinos Brasil y Argentina, además de la Junta Internacional de Control de Narcóticos de las Naciones Unidas, que lo ve como una violación a las obligaciones de los tratados internacionales. Internamente, los partidos tradicionales se opusieron tenazmente, con el argumento de que la ley disparará el consumo de drogas más duras.

Después de ser por años el teatro principal de la guerra contra las drogas, Latinoamérica se está convirtiendo en el epicentro de una búsqueda de nuevas alternativas. En la Cumbre de las Américas de 2012 en Cartagena, Colombia, los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Guatemala, Otto Pérez Molina, hicieron un llamado por un debate regional sobre la legalización y la despenalización de las drogas. En los meses y años posteriores, las iniciativas de despenalización han ganado fuerza en Colombia, Ecuador y México.

País conservador de tradición liberal, donde fumar marihuana no es ilegal, al contario de Brasil y otros muchos países latinoamericanos, Uruguay comenzó la discusión sobre el tema hace casi una década.

En este país, desde 1915 hasta los años de la ofensiva neoliberal, la producción y comercialización del alcohol y las bebidas alcohólicas (whisky, caña, ron, cognac, grappa) era monopolio del Estado, y sus dividendos iban a mantener la salud pública. Lo que s intentará hacer ahora también con lo que deje la comercialización de la marihuana. Ya a principios del siglo 20, Uruguay era un Estado laico, donde la mujer podía optar por el divorcio y la prostitución estaba reglamentada.

Las adicciones de Mujica

El propio presidente fue el mejor defensor de la norma, y en su característico tono campechano y con su cuota de picardía, fue desbaratando personalmente una por una las objeciones de sus adverarios. Enfatizó que «la única adicción saludable que hay (…) es la del amor. Todas las demás son una plaga, pero tienen diferencias de grado». «Hace muchos años que sabemos que el tabaco es malo, que mata, que el alcohol por consiguiente. Sin embargo, seguimos fumando y seguimos chupando. Y con la marihuana… no creo que ninguna adicción sea buena. Es mala, es venenosa. Pero más venenoso es ocultarlo, entonces nosotros vamos por el otro camino», agregó.

No existe ningún clima de permisividad ante la sanción de la ley, lo que deja en claro que por consumir marihuana, la gente se va luego a las drogas más duras. Mujica defendió la autorización de consumir 30 gramos de marihuana por persona, argumentando que será posible identificar al consumidor al tener cada cigarrillo legal una composición molecular, un código genético único.

Por el contrario, vaticinó que «si lo tenemos perseguido y clandestino, y lo criminalizamos, se lo entregamos precisamente al narcotráfico». Y alguien deberá explicar cómo un “viejo” de 78 años pasó a convertirse en el ídolo de los jóvenes.

El presidente reconoció que el país y sus ciudadanos no están «totalmente preparados» para una decisión de estas características, si bien reivindicó «el derecho a la experimentación social» para justificar la legalización de la marihuana. “No puedes lograr soluciones si siempre haces lo mismo y estás fracasando. Lo cual no quiere decir que tengamos la piedra filosofal», admitió.

Milton Friedman, el ideólogo

uru marujaMujica, un ex guerrillero tupamaro que se convirtió en 2010 en Presidente, insistió en que la «ideología» detrás de la idea proyecto se basó en planteamientos del economista neoliberal Milton  Friedman, con quien no está de acuerdo en nada, salvo en su defensa de la legalización de las drogas. Su análisis del mercado y de la política del gobierno estadounidense con respecto a las drogas «es lo que a mí me inspiró de que hay que cambiar», señaló.

Mujica habló del negocio capitalista que hay detrás de la marihuana. «Habiendo una demanda aparece quien la cubre… un empresario de alto riesgo que se la juega y utiliza todos los métodos, todos los caminos porque tiene asegurada una tasa de ganancias enorme por la vida represiva que se impone», explicó, tras denunciar que «la plata se hace en Estados unidos, la plata gruesa, el mercado grueso», pero que América Latina paga por los muertos.

«Para golpear al narcotráfico hay que arrebatarle el mercado», enfatizó. Para Mujica se trató de una decisión política que «no es bonita» pero que se toma para no «regalar a la gente al narcotráfico». «Con los métodos del narcotráfico cualquier cosa vale. Se está fracasando con la vía represiva ¿No tiene que haber represión? Sí, tiene, pero hay que graduar la cosa, como los domadores que ponen la comida en una mano y el látigo en la otra. No estamos sacando de la clandestinidad a los jóvenes que entran a consumir y no se sabe dónde salen. Hay que tener audacia y buscar caminos nuevos», sentenció.

Y con cifras en la mano, sostuvo que el país enfrenta una guerra desigual: solo los presos por posesión y consumo de marihuana le cuestan al país más de 30 millones de dólares. En Uruguay hay más muertos por el narcotráfico (80 en 2013 por ajuste de cuentas entre bandas) que por drogadicción (apenas tres por sobredosis). “Entonces, ¿qué es lo peor, la droga o el narcotráfico?», provocó.

Aunque la norma está vigente desde mediados de diciembre, habrá que esperar a la reglamentación, para determinar cómo se otorgarán las licencias para plantar, qué variedades de la droga se producirán y otros aspectos de la legislación. “Yo reivindico el derecho a la experimentación social. No es agarrar a la gente de conejo de indias: es introducir en el laboratorio real de una sociedad con medidas distintas», explicó Mujica.

Más allá del porro

La legalización del cannabis irá acompañada de una política de educación sobre el consumo de drogas. Según la ley, los mayores de 18 años podrán tener acceso a la droga mediante el autocultivo, clubes de consumidores o comprándola en farmacias, en todos los casos con límites y previo registro ante el Estado. Las autoridades han adelantado que la venta estará limitada a los residentes en el país. La norma permitirá al Estado regular la importación, producción, distribución y venta de cannabis en el país de 3,2 millones de habitantes, esperando desincentivar el narcotráfico y administrar el consumo.

El gobierno uruguayo analiza utilizar marihuana en el tratamiento de enfermedades neurológicas, en tratamientos de enfermos terminales y en adictos a drogas más fuertes. En el marco de la regulación de la ley que legalizó en diciembre la producción y venta del cannabis en Uruguay, el Ministerio de Salud Pública (MSP) trabaja en lo referente al uso medicinal de la marihuana, en enfermedades neurológicas degenerativas, en los cuidados paliativos y el tratamiento del dolor en los momentos finales de la vida, y en su uso para disminuir el consumo de otras drogas más pesadas como la pasta base de cocaína.

El primer efecto de la ley fue la legalización del autocultivo, pero para que se inicie la plantación y venta de cannabis legal es necesario esperar a la  reglamentación de la norma, que definirá cómo se otorgarán las licencias para plantar, los tipos de cannabis a utilizar, entre otros aspectos. Se produciría marihuana mediante licencias a privados pero al comienzo, por una cuestión de seguridad, en invernáculos ubicados dentro de predios militares.

Lo cierto es que decenas de empresarios manifestaron interés en plantar marihuana, apostando a calidad y precio para combatir el mercado negro. Se planea permitir la plantación -que se licitará a privados, residentes en el país y bajo control estatal- de cuatro a seis variedades de cannabis para brindarle distintas alternativas a los consumidores, que se en unos 120.000, pero las asociaciones de consumidores sostienen ronda los 200.000, en un universo de 3,2 millones de habitantes.

Uruguay se puso así a la vanguardia del debate sobre la legalización de las drogas blandas, apoyado por exmandatarios latinoamericanos como el mexicano Vicente Fox, el chileno Ricardo Lagos y el brasileño Fernando Henrique Cardoso. Claro, ninguno de ellos se animó a recorrer este camino ni pagar el costo político, cuando eran presidentes…

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