A Ernesto Cardenal: «ni con el pétalo de una rosa»

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Rivera Westerberg

Los más valiosos intelectuales de América cierran filas en solidaridad con el sacerdote católico y poeta Ernesto Cardenal, condenado por injurias por un juez de Managua. Cardenal denunció un acto de venganza política por parte del presidente nicaragüense por sus críticas formuladas en Paraguay la semana pasada. La iniciativa y llamado a solidarizar con el poeta lanzada por Eduardo Galeano encontró pronto y rápido eco entre escritores e intelectuales iberoameicanos.

Políticos, jueces, gobernantes, militares y otros bandidos no saben en realidad en lo que se meten cuando osan levantar las mazas del poder con el objeto de callar –a veces para siempre– a un poeta. Aunque el poeta sea manso como una mariposa y entregado a su dios.

El juez David Rojas, de Managua, condenó a Cardenal por injurias a un empresario de origen alemán alemán, Inmanuel Zerger; notificado de la sentencia, el poeta dijo que no la acatará por "injusta e ilegal" y, además, una "venganza" de Ortega.

Ernesto Cardenal, en su calidad de ministro de Cultura, integró el gobierno revolucionario sandinista. Su conocimiento íntimo de muchos de los actuales colaboradores y funcionarios de Daniel Ortega le permitió recordar que el magistrado que lo condenó estuvo en la nómina del aparato de seguridad del Estado en aquella época. Cardenal dijo que el juez Rojas fue miembro de la extinta seguridad del gobierno sandinista de entonces, y que el abogado de Zerger es Ramón Rojas, el mismo que defendió a Ortega, demandado por el delito de violación por su hijastra Zoilamérica Narváez en 1998.

El juez Rojas condenó al poeta a pagar una multa de 20.000 córdobas (1.025 dólares) por injurias. El plazo de tres días fijado en la sentencia el 22 de agosto ya venció y Cardenal corre el riesgo de ir a prisión.

En conocimiento de estos antecedentes, el periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano (arriba, izq.) solidarizó de inmediato con el cura trapense, que alguna vez escandalizara a algunas buenas conciencias con su oración por Marylin Monroe.

También la cónyuge del Premio Nobel de Literatura José Saramago, Pilar del Río (izq., con su cónyuge), manifestó toda su simpatía por el poeta nicaragüense.

"Toda mi solidaridad para Ernesto Cardenal, gran poeta, espléndida persona, hermano mío del alma, contra esta infame condena de un juez infame al servicio de un infame gobierno", señaló Galeano a través de un correo llegado a Managua, que gozó de rápida distribución y publicación. Galeano y Cardenal se habían encontrado en Asunción del araguay cuando la toma de posesión de Fernando Lugo de la Presidencia de la República paraguaya.

Pilar del Rio sostuvo: "Cardenal tiene todo el respeto del mundo. Por su poesía, por su vida".

Otro de los intelectuales entre los primeros que salieron en defensa de cardenal fue el escritor chileno Antonio Skarmeta, que juzgó necesario advertir a Daniel Ortega, presidente de Nicaragua (der.), "que aquí en Chile le decimos que no se atreva a tocar a Cardenal ni con el pétalo de una rosa".

Roberto Vargas, dirigente de una organización por los derechos humanos estadounidenses escribió a Cardenal, manifestándole "No estás solo".

La escritora y directora general de Relaciones Internacionales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y Coordinadora de la Red de Intelectuales y Artistas en defensa de la Humanidad de Venezuela, Carmen Bohórquez (abajo, der.) emitió por su parte otra declaración solidaria con el escritor, mientras que la escritora brasileña Ione Carvalho advirtió sobre la "tensión" que pueda estar sufriendo Cardenal, de 83 años, por esa condena por injurias, pero manifestó que no cree, en definitiva, que las autoridades nicaragüenses se atrevan a ponerlo en prisión.

El ex vicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez, también escritor, fue quien informó a la comunidad literaria y artística de América Latina que "el más grande de los poetas contemporáneos de Nicaragua, ha sido condenado en un viejo juicio por injurias". Agregó entonces Ramírez que el juicio –los expedientes estaban archivados– cobró vigor "para castigarle, porque en su reciente viaje a Paraguay criticó a Ortega y a su esposa tal como el poeta suele hacerlo, sin tapujos (…) En Nicaragua los jueces dependen de la voluntad de Ortega".

El juicio fue incoado hace años por un ciudadano alemán, arrendatario o administrador de un inmueble perteneciente a la comunidad de Solentinme, donde funcionaba un hotel poara turistas; en 2005, en primera instancia, el poeta fue absuelto de todo cargo.

Señala Ramírez: "El acusador recurrió (entonces) a otro juez de categoría superior, y tres años después de hallarse archivada la causa, las órdenes llegaron prestas desde las alturas matrimoniales (Ortega-Murillo), y fueron cumplidas sin dilaciones".

Segundas partes rara vez son buenas. Ni para los juicios ni, todo lo indica, para quienes buscan repetr el plato en el gobierno. El sandinismo no es lo que pudo ser.

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