Abraham F. Lowenthal / Consejos para una estrategia latinoamericana del gobierno de Obama

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Resulta curioso el "modo imperial" de pensar… La visita a México del presidente Obama y su posterior participación este mes en la V "cumbre" de las Américas en Puerto España, Trinidad y Tobago, será su primera visita a Latinoamérica no solo como presidente, sino en toda su vida.

El hecho de que haga el viaje durante sus primeros 100 días en el cargo es una declaración importante (sic.) a la región , en especial debido a la crisis económica que absorbe con todo derecho a su administración.

La "cumbre" ofrece al presidente una oportunidad excepcional para mejorar la esencia de las relaciones de EEUU con Latinoamérica. Sucede en un momento crucial para nuestra nación, con tantos retos en el país y en el exterior, pero también sucede en un momento oportuno. Los líderes latinoamericanos están ansiosos por reunirse y ser asociados (sic.) con Obama, cuyo extraordinario atractivo popular es evidente en la región, así como en otras partes del mundo.

Obama puede aprovecharse de esta oportunidad si toma algunas medidas antes de la "cumbre", recuerda algunos puntos clave y usa la reunión tanto para hablar como para escuchar. He aquí siete recomendaciones para el presidente.

1. Fortalezca nuestra representación en la región. Cumpla su compromiso de campaña de designar a un enviado especial para las Américas. Asegúrese de que la persona escogida sea alguien de reconocida estatura y que tenga toda su confianza. No ceda a las presiones para nombrar a alguien por razones fundamentalmente de política interna; al mismo tiempo, mantenga a Thomas Shannon, el subsecretario  de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, un funcionario de carrera del Servicio Exterior que posee valiosos conocimientos y relaciones.

2. Trate el asunto de Cuba con anterioridad.
Anuncie antes de su partida para la "cumbre", que su administración tiene el propósito de terminar 50 años de hostilidad mutua con Cuba. No limite el cambio en la política hacia Cuba a suavizar las restricciones a los cubano-americanos (sic.) en cuanto a los viajes y a las remesas, sino transforme el objetivo de EEUU del cambio de régimen a la cooperación ampliada en preocupaciones compartidas (tales como narcóticos, migración y contaminación ambiental) sin abandonar el compromiso de EEUU con los derechos humanos.

3. Deje en claro su enfoque total de la región. En Trinidad subraye que Estados Unidos reconoce totalmente la gran diversidad en Latinoamérica y el Caribe, así como el compromiso compartido con la gobernabilidad democrática eficaz, y que todos se enfrentan a un reto común: el descenso económico y las tasas de desempleo, la necesidad de energía segura y renovable, la inseguridad ciudadana, reducción del daño causado por el narcotráfico, el combate a las desigualdades sociales y mejorar la educación para ayudar a los individuos a alcanzar su potencial y a los países a ser competitivos.

4. Reconozca que las instituciones gubernamentales, en Estados Unidos así como en Latinoamérica, deben ser más competentes, más eficaces y más responsables para enfrentar temas sociales amplios como la pobreza, el crimen y la competitividad. Reconozca la creciente interdependencia demográfica, económica, cultural y política de Estados Unidos con sus más cercanos vecinos –México y los países de Centroamérica y el Caribe.

5. Diríjase específicamente a Brasil.
Es la quinta nación (sic) en el mundo –tanto por tamaño como por población— y merece especial atención. Sin retórica excesiva, haga evidente que su administración busca una amplia cooperación estratégica con Brasil en materia de seguridad energética, estabilidad regional, protección del medio ambiente y salud pública, liberalizar y aumentar el comercio internacional y fortalecer la gobernabilidad global.

6. Evite la confrontación.
En el espíritu del “no drama”, evite la confrontación y los señalamientos con Hugo Chávez o cualquiera de sus amigos en Centro y Suramérica. Busque la manera de trabajar directamente con cada país, siempre que sea posible por medios multilaterales, en asuntos específicos de interés común.

7. Evite prometer demasiado. No prometa que Estados Unidos prestará mucha más atención a Latinoamérica.  En su lugar, muestre que su administración mejorará la calidad de la atención que dedique a las Américas: cambiando formas de pensar, comprendiendo y respetando las perspectivas distintas, y subrayando las oportunidades de cooperación.

Y Por encima de todo, escuche. Ese respeto ayudará a construir la confianza, la seguridad esencial de la que en última instancia dependerá la cooperación hemisférica.

* Profesor de relaciones internacionales en la Universidad de California del Sur.
En http://progreso-semanal.com –que cita como fuente al periódico Boston Globe, donde, en inglés, el artículo se encuentra aquí.

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