Adiós mamá África

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Nicolò Aldobrandini*

Miriam Makeba en realidad murió en África, aunque su corazón dejo de latir en Castel Volturno, un pueblo cerca de Nápoles, con gran densidad de inmigrantes. Porque no se trata de África geográfica, “sino de aquella transportada aquí por su gente, que se ha mezclado a esta tierra a la que en pocos meses ha enseñado la rabia de la dignidad, y, como espero, también la rabia de la hermandad”, escribió el escritor italiano Roberto Saviano, recordando la cantante surafricana recientemente fallecida.

Porque Miriam Makeba murió como había vivido la mayor parte de sus 76 años: cantando por la libertad. Su corazón se detuvo momentos después de haber terminado su actuación en un concierto de solidaridad con el escritor y periodista italiano Roberto Saviano (der.), amenazado de muerte por la camorra napolitana por haber denunciado el tejemaneje de los clanes de la zona en su novela Gomorra.

El concierto era un símbolo en la lucha contra la criminalidad organizada y el racismo, ya que se realizaba en Baia Verde, el mismo lugar donde fue asesinado el empresario Domenico Noviello, culpable de no haber haber aceptado pagar  “il pizzo” (coimas). Asimismo hace menos de dos meses seis inmigrantes ghaneses fueron acribillados por la camorra.

Se dice que eran  pequeños narcotraficantes que pretendían lucrar en un comercio donde la camorra detenta la exclusividad. Se dice que fue un acto de racismo sin motivaciones.  Más allá de los “se dice” lo concreto es el asesinato de seis personas desarmadas que dormían en un lugar que llamar conventillo sería darle una connotación humana.

Segun Saviano, la cantante "murió cuando trataba de derribar otro township (zona marginal) únicamente con el sonido de su voz". Por eso, la muerte de Miriam Makeba "que vino a dar testimonio de su solidaridad y a dar testimonio a la comunidad africana e italiana que resiste al poder de los clanes, fue para mí un dolor enorme", concluyó el escritor.

Mirian Makeba, denominada “mamá África” fue sin duda la mayor embajadora de la música africana y de las ideas libertarias. En su autobiografía escribió: "He mantenido mi cultura, he mantenido la música de mis orígenes y gracias a ello me convertí en esta voz y esta imagen de África y de su pueblo, sin ser consciente de ello".  Corría el año 1972, poco menos de un año antes que las tinieblas cayeran durante 17 años sobre Chile, cuando Makeba viaja por primera vez a ese país, y en el Festival de Viña del Mar exaltó los ánimos con su “¡Viva la revolución chilena!”. Pifias y vítores recibieron sus palabras.

Nacida en la Johanesburgo del apartheid, vivió gran parte de su vida en el exilio en Europa, Estados Unidos y Guinea hasta principios de la década de 1991/80 cuando, tras la elección de Nelson Mandela (izq.) pudo volver a su país de origen. Cuando supo la noticia del fallecimiento las primeras palabras del líder sudafricano fueron "era la madre de nuestra lucha y de nuestra joven nación (cuyas) hechiceras melodías pusieron voz al dolor del exilio”.
 
“Por muchas décadas, años antes de que yo fuera a prisión, ‘Ma Miriam’ ocupó un lugar importante en nuestras vidas y disfrutamos de sus conmovedoras actuaciones” se lee en un comunicado firmado por el primer Presidente post-apartheid.

"Merecía el título de mamá África”, especificó Mandela, “y es muy apropiado que haya pasado sus últimos momentos sobre el escenario, enriqueciendo los corazones y la vida de otros. Y eso otra vez como apoyo a una buena causa".  El ex presidente sudafricano recordó que Miriam Makeba nunca dejó de luchar contra el apartheid. "Su música inspiraba una potente sensación de esperanza en todos nosotros", se lee en el comunicado. 

Miriam Makeba fue la primera africana que ganó un premio Grammy, en 1965, galardón que compartió con Harry Belafonte. Años después alcanzó fama internacional con el Pata Pata, canció inspirada en una danza popular de los barrios pobres de Johannesburgo. En 1968 se casó con Stokely Carmichael, el líder de las “Panteras Negras”: ese matrimonio le provocó un nuevo exilio, esta vez de las casas discográficas estadounidenses que le cancelaron todos los contratos.

Sus restos mortales ya fueron trasladados a su natal Suráfrica.  Su nieta Zenzi Mkhize reveló al periódico The Star que su abuela pidió que sus “cenizas fueran esparcidas por el mar de manera que las corrientes la llevaran a todos los lugares en los cuales estuvo”.  Si sus deseos se cumplen, sin duda será así.

* Corresponsal en Europa del sur.

 

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