Álvaro Ruiz* / Paloma no da puntada sin hilo

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A todas luces y sin proponérselo mayormente Paloma Ruiz es una destacada artista visual. Su obra es producto del talento y la espontaneidad. Bordados abstractos donde el ímpetu y el equilibrio visual de las formas quedan logradamente de manifiesto. Colores puros debidamente seleccionados por su espíritu volcánico e inalcanzable.

 

Para comprender la vehemente delicadeza de su trabajo hay que conocer a Paloma y tomar distancia de cualquier absurda racionalidad. Como dice ese viejo dicho chileno, literalmente sostengo, que no da puntada sin hilo. Toma, abandona y con caprichosa decisión retoma la resplandeciente aguja capotera con nuevas hebras surgidas desde lo más hondo de su voluntad, que sin duda proviene del indescifrable dilema hamletiano de existir o no existir, ser Paloma o no ser Paloma. Esa es la cuestión.

 

En varias de sus composiciones aparecen corazones invertidos y botones de flores como señales de un inmenso amor a una desorientada humanidad, la que insiste en manifestarse con una lectura equivocada de su real maravillosa realidad, donde la mentira y la premeditación, mal de los hombres, en ella felizmente no existen.

 

Paloma Ruiz observa el acontecer de los días desde su alta torre de marfil y no necesariamente se encierra en ella, muy por el contrario, desciende a los jardines que construyeron los hombres a observar la transfiguración del color, la que toma para sí, y a los blancos lienzos devuelve, sin jamás ese sentido acaparar.

 

Bien por Paloma, bien por los espectadores de esta exposición,[2] bien por todos nosotros, hijos cosmogónicos de la Cruz del Sur.
***
1] y 2] Calle San José 1053, Independencia, Santiago (Ex Hospital San José).
——
* Escritor.

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