Argentina: Una elección incierta y una transición más que difícil
A escasos días de la décima elección presidencial desde que concluyó la última dictadura, la campaña proselitista se acerca al punto de ignición, igual que la escalada del dólar y el costo de vida. En la última semana hubo una escalada de las cotizaciones paralelas del dólar y se confirmó que la inflación de septiembre fue elevada, 12,7% mensual, la más alta desde 1991 y amenaza cerrar el año con más del 140 por ciento.
Ni las encuestas se atreven a pronosticar el resultado y abren el paraguas ante sus continuas pifias: explican que las chances son parejas, que el panorama es tan volátil como la cotización del dólar paralelo y puede haber cambios de último momento.
Gane quien gane el domingo 22 de octubre, el ultraderechista Javier Milei, la neoliberal Patricia Bullrich o el oficialista Sergio Massa, se anticipa una transición muy compleja hasta su asunción, el 10 de diciembre.
El anodino presidente Alberto Fernández, con la popularidad por los suelos, renunció a buscar la reelección consciente de su responsabilidad de suicidar el peronismo tras 78 años, y cedió la candidatura oficialista a su ministro de Economía Sergio Massa, quien ha perdido la pelea contra la inflación pero busca ganar en las urnas.
El Banco Central calculó una inflación para este año de 180,7%. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló que la inflación será de 135% en 2023, aunque ello “dependerá de la evolución del tipo de cambio y del endurecimiento de las políticas». El FMI anticipa que la inflación puede ser mayor si hay devaluación y se lava las manos de sus políticas que empujaron a la economía a la situación actual.
El cuadro de situación muestra que todo es incertidumbre en Argentina. Pese al dólar y los precios desbocados, la desocupación es de las más bajas que se hayan registrado y el malhumor social hasta ahora no se expresó en protestas masivas ni, mucho menos, en episodios de violencia anárquica, más allá de los casos circunscriptos que se producen aquí y allá. Ese es el cuadro de situación.
A esto se suman filmaciones con teléfonos celulares, denuncias en los tribunales, fallos judiciales, allanamientos con secuestros de documentos y difusión de escuchas clandestinas, que procuran golpear a las tres fórmulas más votadas en las primarias de agosto: la del ultraderechista Javier Milei, la neoliberal Patricia Bullrich y el oficialista Sergio Massa.
Para colmo de males, la sequía no afloja del modo en que lo preveía el gobierno, que en este caso no es el culpable. Ya se perdió parte del maíz temprano, y las lluvias que pronostica el Servicio Meteorológico Nacional están amenazado el cultivo de trigo y de cebada. Hasta la soja está en peligro.
La tensión social va en aumento ante un debate político electoral, que genera desconfianza en amplio sectores de la población, con sus antecedentes y derivaciones, y los efectos de la corrida cambiaria, que tiene como protagonista al dólar paralelo y la inflación, que influyen sobre la vida cotidiana del conjunto de los argentinos.
La desconfianza y la distancia que media entre los objetivos de las instituciones políticas y sus dirigentes y las respuestas a las necesidades y problemas del común se vieron reflejadas en el incremento del abstencionismo y el voto en blanco en la primera vuelta electoral, aunque se espera un mayor nivel de participación en las elecciones generales del próximo domingo 22.
La especulación mayor es sobre la necesidad de una segunda vuelta o balotaje para dirimir la presidencia, mientras se insiste que Javier Milei y (el aún ministro de Economía) Sergio Massa serán los protagonistas de esa segunda vuelta, aun cuando algunos acontecimientos de los últimos días abrieron el camino a una tensión mayor cuando Patricia Bullrich endureció su discurso como camino para tratar de llegar a la segunda vuelta.
Milei, el candidato “libertario” creció a través de las redes sociales, por fuera del radar de los medios y de la red territorial de la que disponen los partidos tradicionales, en especial la coalición neolioberal Juntos por el Cambio. Milei obtuvo un gran apoyo de los sectores más vulnerables, tradicionalmente afines al peronismo, aunque también de votantes de clase media y muy alta.
Las no siempre confiables encuestas muestran que Milei, fuertemente cuestionado, estaría en una meseta y Massa sabe que la inflación y el aumento del precio de los alimentos le complica el futuro y que ello demanda que detenga el vuelo del dólar como una condición para mantener sus expectativas de llegar entre los dos primeros.
Campaña surrealista
Como ya se ha dicho desde flancos ideológicos y campos analíticos de cualquier tendencia, el escenario electoral argentino tiene elementos irracionales. Pero también vale ser menos benévolos, y animarse a afirmar que es directamente surrealista, señala el analista Eduardo Aliverti.
En lo relacionado con la política y los delitos de lesa humanidad, la apología de la última dictadura y la negación de sus crímenes irrumpieron en la campaña electoral de la mano de Milei y Bullrich.
Son habituales las fake news (mentiras), bulos, campañas mediáticas para denostar candidatos, pero muchas veces la realidad es más cruda: el dólar paralelo subió más del 25% y cruzó la frontera de los 1.000 pesos, mientras la inflación de setiembre llegó al 12,7%, con más de 15% para los alimentos. Pero actuar mediática y judicialmente al adversario parece ser la regla de “juego” ¿democrático?
El portal Elcohetealaluna señaló que los medios difundieron fotos y filmaciones de Martín Insaurralde, ex jefe de gabinete del gobernador kirchnerista de la provincia de Buenos Aires Axel Kiciloff, con una fotomodelo en Marbella, que, según sus propios dichos, siempre tuvo novios adinerados, campaña que golpeó a los candidatos oficialistas.
El propio presidente Alberto Fernández denunció judicialmente por intimidación pública a Javier Milei y Ramiro Marra, a raíz de sus declaraciones sobre la basura que es la moneda nacional (excremento de los políticos argentinos, dijo) y al consejo de Marra de comprar dólares. Esta presentación enfureció a Massa, porque así se victimiza a quien estaba en una posición muy comprometida. Ambos se aferraron a ese inesperado salvavidas presidencial, y replicaron que lo que intenta el gobierno es proscribirlos.
Mientras, la señal de noticias por cable Extra difundió varios audios escandalosos (ofreciendo cargos a cambio de sexo) de Carlos Melconián , potencial ministro de Economía si Patricia Bullrich accediera al gobierno, mientras la candidata neoliberal querelló a Milei por haberla acusado de «tirar bombas en un jardín de infantes». Los audios fueron grabados cuando ya había renunciado a la presidencia del Banco Nación. Bullrich convocó a una conferencia de prensa en la que dijo que se trataba de una falsificación realizada por inteligencia artificial.
Milei entendió la consigna de “que se vayan todos” del estallido social de 2001, pero lo tradujo en responsabilizar a “la casta política”, como si él estuviera fuera. Y, de paso, acusó a la exministra de Seguridad Patricia Bullrich -ahora acérrima neoliberal- de ser correponsable del atentado contra el coronel José María Noguer en enero de 1977, cuando integraba -presuntamente- el movimiento guerrillero Montoneros y usaba el alias de “Cali”.
Sergio Massa propuso que los candidatos que pasen al balotaje de noviembre se sometan a una evaluación psicológica y psiquiátrica para verificar que estén libres de adicciones y tengan equilibrio mental, y Milei le respondió que Massa debería rendir un examen de economía para ser ministro.
Fuerzas de seguridad y de Economía allanaron la principal cueva responsable de la suba del dólar, manejada por el nieto de un criminal de guerra croata, de estrecha relación con la Iglesia Católica, el menemismo y la Universidad Di Tella, mientras el conservador diario La Nación dijo que un fondo buitre denunció ante un juzgado de Wall Street a funcionarios vinculados con Massa y Kicillof por realizar transferencias electrónicas de dinero.
El dirigente sindical Héctor Amichetti señala que la voluntad de los gobiernos está limitada por la acción del poder económico y por lo combinado con el Poder Judicial: “De hecho, vamos a una elección condicionada, con una proscripción de una importante referente del campo popular y nacional como es Cristina Fernández, vamos muy condicionados también por las imposiciones del Fondo Monetario Internacional a partir de la deuda externa que no permite planificar la economía”.
Advierte Amichetti que en el caso de que alguna de estas dos fuerzas de derecha y ultraderecga llegaran al gobierno se volvería a generar un escenario que al tocar derechos provocaría indudablemente una respuesta del pueblo, que tiene sus organizaciones, que siempre han salido en los momentos más difíciles, que sus mártires y héroes son producto precisamente de esas resistencias.
El hecho de que detrás del fenómeno de las nuevas derechas y sobre todo las ultraderechas encontramos el aporte clave de ciertos sectores religiosos no constituye una novedad. Basta recordar el apoyo de los evangelistas a Jair Bolsonaro en Brasil y el golpe de Estado en Bolivia de 2019.
Milei no solo está logrando interpelar a sectores del evangelismo y el catolicismo conservador, acudiendo en entrevistas a pasajes bíblicos (“te ganarás el pan con el sudor de tu frente”); sino que no descarta convertirse al judaísmo. Pero es necesario destacar que está logrando interpelar a una buena parte de las nuevas formas de espiritualidad alternativas de estos tiempos.
Massa se presenta sonriente y feliz en los actos de campaña, disimulando que carga con la cruz de estos cuatro años decepcionantes para la mayoría de los argentinos, el peso de una inflación mayúscula, y tan allegado a la embajada de Estados Unidos como sus dos contrincantes, al punto de anunciar que creará “un FBI argentino”, seguramente sucursal del Federal Bureau of Investigation estadounidense.
Además de esas incidencias donde la crisis cambiaria pasa a ser un tema electoral, se está produciendo un fenómeno aún más profundo. El analista Juan Guahán señala que este dólar -creciendo sin un techo- junto a la inflación que no afloja, hacen que los precios prácticamente no existan, constituyendo una rotunda forma de destrucción de los recursos de quienes viven de ingresos fijos, como los trabajadores y jubilados, ahondando el drama social por el que transitan los argentinos.
*Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).