Brasil: La gobernanza del Centrão como una fatalidad

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En busca de gobernabilidad, después de mucha resistencia, el presidente Lula finalmente optó por entregar ministerios, direcciones de empresas estatales y la gestión de generosas porciones del presupuesto de la Unión a políticos y partidos de derecha y centro del llamado Centrão, que apoyaron la fórmula militar Bolsonaro-Braga Netto en la presidencia, en las elecciones de 2022.

De esta manera, esas mismas fuerzas que sostuvieron la barbarie impulsada por el gobierno fascista-militar pasaron a formar parte del gobierno de Lula. Sin embargo, sin el compromiso de aprobar el programa elegido el 30 de octubre en el Congreso, salvo en lo que respecta a agendas económicas de carácter neoliberal.

Los logos de algunos de los partidos asociados al Centrão en Brasil

 

Está el caso emblemático del ministro de Agricultura, Carlos Fávaro, quien se despidió del ministerio y votó para anular el veto del presidente Lula sobre los plazos para la demarcación de las tierras indígenas.

La pertenencia a la banda extorsionadora y criminal liderada por Arthur Lira [Deputadocracia] le costó al gobierno 46 mil millones de reales en 2023 y costará 53 mil millones de reales en 2024 en enmiendas parlamentarias.

Como el presupuesto del PAC será de 55 mil millones de reales en 2024, esto significa que Lula y Lira gestionarán presupuestos de inversión prácticamente idénticos en el año de las elecciones municipales.

Se trata, naturalmente, de una flagrante inconstitucionalidad, dada la notoria usurpación de las prerrogativas del Poder Ejecutivo. Esta aberración se explica por la tiranía de la mayoría del Congreso que secuestra al gobierno, tomando como rehén a Lula para, de esta manera, saquear los ingresos y la riqueza generados por el pueblo brasileño.

En realidad, la gobernabilidad del Centrão es ilusoria y dudosa, además de peligrosa. Centrão, en la práctica, sabotea la ejecución del programa de gobierno. Y lo hace desde dentro del propio gobierno, como un caballo de Troya.

Con la usurpación del presupuesto por parte de la Diputadocracia, el gobierno no podrá cumplir sus promesas de campaña para enfrentar las urgentes necesidades nacionales y sociales. En tal escenario, habrá una reversión de las expectativas populares y de sectores de la clase media, con la consiguiente pérdida de base social y electoral del gobierno y una caída de la confianza en Lula.

En el contexto de la intensa polarización provocada por la extrema derecha que se observa en la actualidad, el efecto ha sido el desplazamiento acelerado de bases sociales que se distancian de gobiernos progresistas y se dejan seducir por extremas derechas con características fascistas o no fascistas. Chile y Argentina ofrecen pistas valiosas al respecto.

El presidente Lula, así como dirigentes de partidos y agentes políticos del gobierno justifican la gobernabilidad del Centrão como una fatalidad, una realidad inevitable. Después de todo, la coalición de la federación PT-PcdoB-PV y otros ocho partidos eligió sólo a 130 diputados federales de los 513 de la Cámara de Diputados.

Las críticas a las excesivas concesiones hechas a Lira y Centrão son etiquetadas de oposicionismo y se pide a sus autores que prescriban alternativas. En lugar de rechazar a priori a quienes advierten sobre los riesgos inherentes a la gobernabilidad del Centrão, sería más productivo explorar posibilidades de adoptar otros métodos y estrategias de gobernabilidad basados ​​en el protagonismo popular.

Un ejemplo de ello es la deliberación sobre los valores agregados del presupuesto de la Unión a través del mecanismo conocido como Presupuesto Participativo [OP].

Un proceso integral, llevado a cabo al menos en todas las macrorregiones del país, para producir una planificación articulada y sistémica de las políticas de Estado prioritarias en línea con las estrategias de desarrollo económico y social. Con el OP, el gobierno tendría un poderoso dispositivo para contrarrestar el poder de la Diputadocracia, su presupuesto secreto y el corrupto esquema de enmiendas parlamentarias.

Los partidos políticos, las organizaciones populares y los movimientos sociales comprometidos con el buen destino del gobierno tienen una responsabilidad central en animar y organizar la lucha del pueblo brasileño por cambios antineoliberales que ayuden al gobierno de Lula a salir del laberinto neoliberal.

Sin confrontación y disputa política, el gobierno no podrá convocar y alentar a la población a defender las agendas centrales para avanzar en la inclusión social, la igualdad de oportunidades y la mejora de la calidad de vida.

Sin provocar y estimular la politización, la educación ciudadana y la organización popular para la lucha política contra el neoliberalismo, Lula no podrá materializar el programa por el que fue elegido.

En este caso, el gobierno Lula seguirá siendo rehén del sistema de extorsión, chantaje y acoso al Congreso, y el precio que podrá pagar será el colapso de la democracia, además de la profunda derrota histórica de la izquierda y el partido democrático-popular, bloque político.

 

*Miembro del Instituto de Debates, Estudios y Alternativas de Porto Alegre (Idea), fue coordinador ejecutivo del V Foro Social Mundial. Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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