Cambios dentro de la Revolución
Para la casi totalidad de los medios españoles y del llamado “mundo desarrollado”, la actual liberación de presos es “el primer síntoma de que algo se mueve en Cuba”. Sin embargo, lo que es tan vital para esos políticos, editorialistas y columnistas que tan a menudo opinan y exigen al Gobierno cubano, no lo es en la propia isla.
A pesar de que esas liberaciones eran sin duda necesarias, éstas no figuraban entre las numerosas críticas al sistema que cada vez se hacen más abiertamente en la calle, consejos municipales y en los espacios abiertos para ese fin en los medios de comunicación, que denuncian fundamentalmente casos de burocracia e ineficacia del sistema.
Pero los cubanos de la isla reconocen al mismo tiempo que sí están viviendo cambios en estos últimos dos años. Son “cambios dentro de la continuidad” de la Revolución, según la expresión adoptada por no pocos analistas cubanos. Es como definen las reformas que en distintos campos viene realizado el Gobierno.
Cuba no sólo decidió hace tiempo esa liberalización de la venta de ordenadores, teléfonos móviles y electrodomésticos que tanto sorprendió a algunos por estos lares, sino que mejoró notablemente servicios, como el del transporte público, que fue durante años una asignatura pendiente. Y Raúl Castro está inmerso también desde que llegó al poder en la gran batalla por hacer que el campo, abandonado durante años, vuelva a producir y que de esa forma se pueda disminuir el absurdo volumen de las importaciones actuales.
La distribución eficaz de esos y otros productos a toda la población es otro de los frentes en los que trabaja el Gobierno para remediar una situación crítica, que nadie puede atreverse seriamente a atribuir al bloqueo. El llamamiento a la disciplina laboral, a la productividad, son igualmente parte del esfuerzo actual que se hace para intentar recuperar el vigor de la Revolución y para dar la esperanza de un mejor futuro a las próximas generaciones.