CARACAS SE LLENA DE FOROS Y TURISTAS SOCIALES

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Aparecida en la revista Piel de Leopardo, integrada a este portal.

«Nosotros/as, un conjunto de activistas sociales, artistas, profesionales, trabajadores, intelectuales de izquierda y personas convencidas en la necesidad de un cambio y promotores de la libertad y la justicia social, creemos en la pertinencia de abrir y mantener espacios para un profundo debate y construcción de dinámicas transformadoras; pero consideramos que dadas las experiencias de los Foros Sociales Nacionales, los diversos Festivales de Solidaridad con Venezuela, el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes y la propia conformación del Comité promotor del FSM-Caracas, no existen condiciones para que la convocatoria de enero próximo sea un encuentro plural, independiente, abierto, autogestionado y no deliberativo como establece la declaración de intenciones del propio Foro Social Mundial».

Lo dice la convocatoria al foro alterantivo. Convocatoria que lleva la firma de ilustres representantes históricos de la izquierda y la disidencia venezolana, como Douglas Bravo y Domingo Alberto Rangel. Y que refrendan algunas organizaciones sociales entre las que destacan las de pensamiento y acción anarquista, como la Comisión de Relaciones Anarquistas – Amigos de la AIT, el Centro de Estudios Sociales Libertarios, la Organización Nelson Garrido y la Biblioteca Popular Mauro Mejiaz – La Libertaria (Biscucuy).

¿Plataforma antibolivariana?

Se palpa –por decirlo de alguna manera– la oposición al bolivarianismo cuyo eje es el gobierno de Hugo Chávez. ¿Se trata entonces este Foro Alternativo de una clarinada antichavista? (Algo así como un carnaval de ratas y raticas bajo la canasta donde duerme el gato). Suena estrambótico, sería un despropósito.

Pero no una mala idea, considerando que los foros mundiales se han convertido en carnavales –de ideas, vestuarios, idiomas, gestos multiculturales que atraen a la prensa casi tanto como un desastre natural. La generalidad de los medios de gran circulación no destacan corresponsalías en estos sucesos, los foros, para cubrir a fondo lo que en ellos se debate –lo hace con mayor o menor suerte la prensa alternativa y el antiguo boca-a-oreja–; la «prensa internacional» busca lo exótico, las declaraciones de esos intelectuales conocidos que aseguren alguna venta, los incidentes que ocurran.

Un foro que en la casa de Chávez intente enfrentarlo o lo enfrente, que lo denuncie en el altar de la democracia oral se constituiría en un tema para escribir largo.

«… Estamos convocando a la realización de un Foro Social Alternativo, durante los mismos días, en el que puedan participar todas las expresiones que coincidan en la importancia de abrir un espacio para el encuentro, la discusión de nivel y la reconstrucción de las redes sociales.

«Para el debate de las propias agendas de los movimientos y no de las agendas impuestas por las cúpulas de cualquier signo. Crítico a su vez del puntofijismo y de las contradicciones que existan en el gobierno bolivariano.

«Para debatir el significado de la revolución y de las categorías políticas tradicionales en tiempos de globalización. Un espacio que privilegia la diversidad, identidad y autonomía de quienes participen en él, y que en el mejor de los casos, trascienda de ser un foro de una semana para convertirse en una red abierta y permanente para el diálogo entre diversos actores, a contracorriente de los chantajes, manipulaciones y polarizaciones falsas que han primado en la situación reciente del país».

Definido queda en los párrafos citados el foro social alternativo como una instancia de discusión entre venezolanos y sobre Venezuela, ratificado porque –dicen los convocantes–: «El Foro Social Alternativo pretende ser una red con tantos núcleos como sea posible, realizando actividades en diversos puntos de la geografía nacional, teniendo un temario definido colectivamente y una coordinación descentralizada».

Un lugar para cada uno en el lugar de todos

El largo proceso de mundialización de la economía iniciado con el capitalismo transita en nuestros días un camino que tiende a la homogeneización de hábitos, valores, costumbres: la mentada globalización. Ésta es un rasero que con mano firme seduce con una apariencia de orden mundial, de democracia general, de grandes valores espirituales que se hacen comunes. Pero no.

En el camino quedan identidades, tradiciones, culturas ricas y diversas aplastadas como maleza, y como maleza retiradas para la siembra de Monsanto.

La globalización inhibe, no genera identidad, destroza, no promueve la solidaridad, en ella prevalece la injusticia, no la equidad. Destruye y liquida la diversidad, en los ambientes naturales y en los ambientes sociales. Y es un pretexto para continuar el traslado de industrias contaminantes de los países centrales a los periféricos –de los ricos a los pobres–, como lo demuestran, si hiciera falta, la puesta en marcha reciente y futura de plantas de celulosa en América del Sur.

No sólo se trasladan industrias cuyas operaciones matan –los habitantes de São Paulo saben mucho de eso–; en nombre de una inexistente comunidad planetaria se depredan los mares, se quema el Amazonas, se provoca cesantía, continúa el flujo de riquezas naturales no renovables del Sur al Norte. La «globalización» es la terrible faz amable del imperio que ella pone al descubierto; la democracia universal –su postulado o apostolado– pone en evidencia que ha estallado la guerra entre el imperio y los no sometidos, y nos comunica a la vez que la ciudadanía imperial es un bien escaso al que no accederemos.

En el orden del imperio –¿su destino manifiesto?– sobra un tercio de la Humanidad, es el tercio que muere de hambre, que no tiene educación, que está enfermo. Un tercio que vive mayoritariamente en América Latina, África, Asia –pero también en el seno de las economías más desarrolladas–, regiones donde los que creen serán ciudadanos del ese nuevo orden contribuyen afanosos al genocidio.

¡Pobres!, no saben que su rol es enviar las invitaciones, poner la mesa, servir el banquete, limpiar los restos. Después –cuando la casa de al lado esté vacía– se preguntarán quién llama a la puerta. ¿Conocerán a Brecht?

El artilugio de los Foros sociales

Los foros sociales parecen maquinarias poderosas que venden pasajes al lugar de la cita, publican folletos, graban miles de horas de vídeos, financian actividades… Gigantescas maquinarias para distintas masturbaciones bajo el sol del otrora Tercer Mundo. Enorme cenáculo que organiza el próximo encuentro, que tendrá los mismos protagonistas: una serie de ancianos y ancianas que finalmente no son escuchados; un montón de jóvenes que, mochila al hombro, van en busca de un poco de sabiduría, orientación, vacaciones; parejas maduras, maduros solitarios de todos los sexos que sienten han perdido la vida e intentan recuperar la causa que se les fue de las manos.

Y detrás las ONG de todos los pelajes, que gastan un poco de dinero para la tranquilidad de la conciencia de quienes se lo dan, los mismos que producen el estado de cosas contra el que protestan los foros. Son forros, se diría, que cubren lo que a todas luces deberían llamar a destruir.

Así nos va.

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