Costa Rica: Elecciones en época de transición

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En Costa Rica habrá elecciones el 2 de febrero. El fenómeno político más relevante de ellas es el ascenso imprevisto del Frente Amplio, partido de izquierda con un candidato joven cuya consigna electoral refiere a la necesidad de desplazar del poder político a los que llama “los mismos de siempre”, es decir, a políticos tradicionales postulados por partidos que han ejercido el poder los últimos 50 años.

El fenómeno de ascenso del Frente Amplio va acompañado, también, de una presencia significativa de otro partido, el Movimiento Libertario, de ideología de derecha, que le disputa posiciones al Frente Amplio en las encuestas de opinión. Su figura más visible, candidato presidencial por cuarta vez, originalmente de gran radicalidad neoliberal, ha venido suavizando sus posturas hasta llegar prácticamente a diferenciarse solo en matices de la tercera opción que encabeza encuestas en esta lid, el Partido Liberación Nacional.

En Costa Rica se ha hecho patente un descontento ciudadano bastante generalizado. Se trata de un proceso de acumulación de frustraciones desde hace varios años, en principio desde la implementación del modelo de desarrollo neoliberal, en los años ochenta, pero que se ha acentuado en los últimos cuatro años, cuando la administración de la señora Laura Chinchilla, del Partido Liberación Nacional, se ha mostrado incapaz de solventar algunos de los problemas que más aquejan a la población, como el desempleo, el crecimiento de la brecha entre ricos y pobres, la corrupción y el deterioro de servicios públicos.

Uno de los sectores más afectados por este estado de deterioro es el de los jóvenes. Hay problemas con el sistema educativo, que expulsa a muchos de ellos condenándolos a trabajos precarios mal remunerados; con la falta de empleo digno, ante una economía que ha apostado a la atracción de grandes compañías transnacionales a zonas francas, que crean pocos puestos de trabajo en comparación con los más de 200,000 que son necesarios; con un sistema universitario en el que las universidades públicas no dan abasto, por lo que se condena a más del 60% de los egresados de la educación secundaria a ir a universidades privadas que hacen su agosto cobrando tarifas que llevan al endeudamiento de estudiantes y padres de familia.

Pero no son solo ellos los descontentos. Los agricultores también sufren de lo que llaman el “abandono” del Estado: muchos se ven en dificultades por no poder competir con las importaciones amparadas en los distintos tratados de libre comercio que, casi que compulsivamente, se han firmado en los últimos 10 años. Asimismo, no hay una política crediticia acorde con sus necesidades, e instituciones que antes paliaron un poco su situación, como el Consejo Nacional de la Producción (CNP), que les ayudaba a comercializar sus cosechas, han sido prácticamente desmanteladas. Quienes prosperan en este panorama son las grandes transnacionales que siembran piña y otras frutas, arrasando con el bosque y contaminando fuentes de agua.

Otto Guevara, Movimiento Libertario
Otto Guevara, Movimiento Libertario

A todo lo anterior se suma el constante asedio, de diversas formas, al que están sometidas las instituciones públicas emblemáticas del Estado de Bienestar que el país construyó hasta finales de la década del 70, en especial la Caja del Seguro Social y el Instituto Costarricense de Electricidad. La situación de la primera es particularmente lamentable, por el deterioro que han sufrido sus servicios, y la incapacidad mostrada para resolverlos.

Todo esto, pues, ha generado un malestar latente que se está expresando en estas elecciones. Como sabemos por situaciones similares que se han presentado en otros países de América Latina, este tipo de procesos no siempre encuentra salida fácil y rápida. Ahí tenemos los casos de Bolivia, Ecuador y Argentina, por ejemplo, en donde hubo largos períodos no solo de inestabilidad sino, también, de arribo al poder de charlatanes como, por ejemplo, Bucaram en Ecuador y  Sánchez de Lozada en Bolivia.

Es decir, se trata de períodos de gran inestabilidad política en la que los pueblos parecen apostar al método de prueba y error; pero, mientras tanto, el país se deteriora, se polarizan las fuerzas en pugna y prevalece la incertidumbre.

Cada país ha resuelto, a su manera y según sus condiciones, estas situaciones que aquí llamamos “de transición” hacia un nuevo estado de cosas, hacia nuevos equilibrios, en el que aparecen como protagonistas nuevas fuerzas sociales que mueven al país en una nueva dirección.

El período electoral en Costa Rica ha puesto de relieve que este país se encuentra inmerso, a su modo y manera, en un proceso de este tipo, y no se sabe aún cómo lo irá resolviendo. Esperemos que sea de la mejor forma.

*Presidente AUNA-Costa Rica

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Addendo

Debatiendo con el sectarismo de izquierda

GIOVANNI BELUCHE|No se puede subestimar los efectos de la campaña del miedo en el electorado. Corresponde a las fuerzas progresistas cerrar filas alrededor de la propuesta del Frente Amplio. Quedarse mirando los toros detrás de la barrera o encerrados en su propia concha sectaria, lleva agua al molino del continuismo neoliberal.

El actual proceso electoral obliga a contribuir a la toma de decisiones de una parte del electorado que se mantiene a la expectativa. Con modestia propongo dos reflexiones en voz alta, esta primera polemiza con la izquierda sobre la necesidad de apoyar críticamente al Frente Amplio. En un próximo artículo debatiremos frente a los argumentos que la derecha esgrime contra la candidatura de José María Villalta (Frente Amplio).

El pueblo y la juventud quieren un cambio

La escalada en la intención de votos a favor del Frente Amplio, tal como se refleja en las encuestas, confirma que amplias franjas de la ciudadanía, sobre todo la población joven, no está dispuesta a votar por los partidos tradicionales que han hecho del neoliberalismo su programa político. El descontento con tanta desigualdad, pobreza galopante y desempleo a veces toma un giro peligroso hacia la derecha (pasó en Panamá con Martinelli). Pero en el actual proceso electoral, el golpe de timón parece hacer un vuelco parcial hacia el progresismo. Como de costumbre, los últimos en enterarse son los dirigentes de la mayoría de grupos de izquierda, que fueron incapaces de dotar al pueblo costarricense de una propuesta electoral unitaria y clasista.

Mientras los líderes de cada agrupación nadan en el sectarismo y la autocomplacencia puritana, cuasi religiosa, el pueblo y la juventud reclaman el cese de las consecuencias del modelo aperturista y de libre mercado, que les ha negado un porvenir con dignidad: pobreza, desigualdad, crisis del agro, desempleo, inseguridad ciudadana, crisis de la CCSS, etc. Faltando menos de un mes para las votaciones, la campaña electoral debería convertirse en una oportunidad de reflexión colectiva sobre las consecuencias del modelo de acumulación capitalista vigente y la necesidad de establecer un gobierno democrático, popular, progresista, clasista y anti neoliberal que revierta sus medidas. Cada persona que emita un voto consciente de ruptura con el paradigma de la sociedad de mercado, estará en mejores condiciones de avanzar en sus concepciones ideológicas.

Votar por el Frente Amplio y el debate en las izquierdas

El Frente Amplio claramente levanta una propuesta anti neoliberal. Su programa se puede cuestionar por contener elementos desarrollista, socialdemócratas, keynesianos y hasta reformistas, pero es una propuesta progresista alternativa que hay que apoyar de forma crítica. El pueblo tiene el derecho de hacer su experiencia con el Frente Amplio y eso sería altamente progresivo. Si bien la pobreza y la desigualdad obedecen a causas estructurales de la sociedad capitalista (que hay que erradicar), la aplicación de medidas redistributivas ha sacado de la pobreza a millones de personas en varios países de la región.

En vez de empujar la carreta en esa dirección, a una parte de la izquierda se le olvidó aquello de “analizar la realidad concreta para elaborar política concreta”. No se han dado cuenta de que con todas sus carencias y defectos no es lo mismo el Brasil de Lula que el de Fernando Henrique Cardoso, el Ecuador de Correa que el de Lucio Gutiérrez, o la Bolivia de Evo Morales que la de Gonzalo Sánchez de Losada. A algunos hasta les cuesta encontrar alguna diferencia entre Álvaro Uribe y Hugo Chávez.

Cerrar filas contra la campaña del miedo y en favor del FA

Durante el mes que resta de campaña electoral, las maquinarias y los millones con que cuentan los partidos del bloque neoliberal, sobre todo el PLN y el Movimiento Libertario, se gastarán en una campaña sucia. Ante su falta de discurso coherente y convincente, echan mano del recurso del miedo, igual que cuando estaban perdiendo el referéndum del TLC, cuando sin empacho se unieron PLN, Otto Guevara, PUSC y demás hierbas aromáticas.

No se puede subestimar los efectos de la campaña del miedo en el electorado. Corresponde a las fuerzas progresistas cerrar filas alrededor de la propuesta del Frente Amplio. Quedarse mirando los toros detrás de la barrera o encerrados en su propia concha sectaria lleva agua al molino del continuismo. Que una segunda ronda se dirima entre el Frente Amplio y el PLN sería un triunfo para todo el movimiento popular.

Si por el contrario, la campaña del miedo surte efecto, la segunda ronda podría ser entre los dos partidos del bloque neoliberal: PLN y Movimiento Libertario. De ese binomio saldría una nueva derrota para el pueblo y las fuerzas progresistas. ¿Qué papel jugará cada quién para evitarlo?

Se trata de acumular fuerzas para las duras jornadas de lucha que los sectores populares, la clase trabajadora, los movimientos de la diversidad sexual, campesinos, comunidades, mujeres, ambientalistas, juventudes y pueblos indígenas seguirán dando por una sociedad con justicia social y equidad.

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2 Comentarios
  1. Alberto Pinto dice

    Lamentablemente la campaña de miedo que lanzo la derecha en contra del Frente Amplio, está surtiendo efecto. Y no se visualiza manera de contrarrestarla dada la campaña de los medios de comunicación y como una buena parte de la clase media la asumió, se encargan de divulgar el miedo.Son muchos millones a los que se enfrenta y no logró el FA organizar las comunidades, como se hizo en la lucha contra el TLC

  2. Delfin Dorado dice

    Muy buen comentario el del señor Belucchi, muy bien. Lo otro, lo del señor Cuevas, parece un anális de un periodista de un periódico conservador que no atina a entender cabalmente lo que está sucediendo.

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