DE COMO LOS GENERALES SE HACEN MILLONARIOS
La cuestión que nos preocupa es, fundamentalmente, el problema económico de los generales de la patria, es decir, los generales nacionalistas –si entendemos por nacionalismo a todo sentimiento anticomunista, antisocialista y anti todo lo que signifique el intento de redistribuir el ingreso de la nación en forma más justa y equilibrada–.
Pregunta: Señor general, se ha comprobado que el señor Pinochet es un hombre muy rico y que tiene cuentas privadas en dólares en bancos del extranjero. ¿De dónde provienen esas riquezas?
General: Bien, primero quiero decir algunas palabras relacionadas con la excelente labor realizada por mi general Pinochet durante sus años de gobierno. Mire usted, mi general nos salvó de la «debacle comunista» que amenazaba al país…
Pregunta: Perdone que lo interrumpa, me gustaría que explique eso de debacle.
General: Bueno si me deja terminar y no me interrumpe de nuevo. Sigo diciendo que nos salvó de la debacle comunista, esto es, de que Chile fuese invadido por las fuerzas de Moscú y que un día nos viésemos suprimidos y sometidos al comunismo internacional. Además yo me pregunto: ¿Por qué razón la gente baja de este país, la chusma, tiene que tener los mismos derechos que la gente bien?
Y para que no me interrumpa de nuevo le voy a explicar que gente bien es toda aquella que es bien educada, vive en el barrio alto y se codea sólo con la flor de su clase. Los oficiales de las fuerzas armadas son gente bien, no tienen nada que ver con la chusma de este país.
Pregunta: Esa chusma, como usted parece entender, es gente que no trabaja, son asociales o algo por el estilo. Y entonces, ¿cómo se manejan las industrias, el comercio, la construcción, las minas, los colegios, la salud, etc.? Los trabajadores, los obreros, no entran en la definición de chusma. Y entonces, ¿dónde entran?
General: Bueno, es gente trabajadora.
Entrevistador: Gente bien.
General: Usted me lleva a una pregunta capciosa. Usted sabe que no es lo mismo.
Gerente: Sí, usted tiene razón, no podemos considerar chusma a todo el mundo que no vive como nosotros en el barrio alto, rodeado de jardines, de sistemas de alarmas y de guardias personales. Yo diría que chusma son los maleantes.
Pregunta: Quiere usted decir toda clase de maleantes.
Gerente: Sí, señor.
Entrevistador: Entre esos maleantes habría que incluir a todos aquellos que hacen desfalcos de bancos, que roban dinero del fisco y que tienen actividades fraudulentas, como el vivir de la especulación financiera, del tráfico ilegal de las drogas, de la pornografía infantil y del ingreso al país de drogas aprovechando el pasaporte diplomático, sin considerar su lugar en la sociedad civil o militar, ¿no es cierto?
General: Yo veo una mala intención en lo que usted dice. Por lo que entiendo, usted trata de insinuar que maleantes somos también los militares. Nosotros cumplimos sólo con nuestro deber y nada más.
Pregunta: ¿Y cuál es ese deber?
General: Cumplir con la Patria. Mantener el orden legal.
Pregunta: Pero ustedes no mantuvieron el orden legal en 1973. Derribaron al gobierno legítimo de Chile y masacraron a mucha gente. ¿A eso llama usted cumplir con el deber?
General: Eran ellos o nosotros. O se establecía una dictadura de los trabajadores o Chile seguiría siendo un «país libre».
Pregunta: Y las masacres, las violaciones y las torturas, eran métodos eficaces para mantener a Chile libre de la chusma. ¿Eso es lo que me quiere decir?
General: Bueno, había que actuar con dureza, con mano de hiero. Algunos se propasaron en eso.
Pregunta: Seguramente, así puede haber sido, como también que todos ustedes estaban perfectamente conscientes de todas esas acciones delictuales. ¿O es que esas acciones no lo son? ¿Qué dice usted señor obispo?
Obispo: (Muy sorprendido) Yo estoy un poco fuera de esto. Mi problema es preocuparme de las almas y no de los problemas mundanos. Para eso están los políticos.
Pregunta: Es decir usted señor obispo no tiene una opinión sobre esto.
Obispo: No estaba informado de lo que estaba ocurriendo en este país.
Entrevistador: Pero ahora lo está y podrá opinar.
Obispo: No puedo opinar.
Entrevistador: ¿Y usted señor Gerente, tampoco puede opinar?
Gerente: Mire, mi acción se limita a mi trabajo bancario. Yo no participé en el golpe de Estado.
Entrevistador: Sí, seguro. Usted no empuñó ninguna arma, pero usted participó en los complots de su partido, el demócrata-cristiano para derribar al gobierno de la UP.
Gerente: Eran otros tiempos. El gobierno de la UP estaba amenazando al sistema y estaba nacionalizándolo todo.
Pregunta: Y usted señor general, cómo explica eso desde su punto «nacionalista».
General: Nosotros nos opusimos al robo que el gobierno le hacía a la gente bien. Todos esas personas habían trabajado mucho para tener lo que tenían…
Entrevistador: Señor juez, ¿era esa acción, la nacionalización de las riquezas igual a un robo?
Juez: ¿Desde el punto de vista legal?
Entrevistador: Claro. ¿Y de qué otro?
Juez: Bueno, no. Porque el gobierno aplicaba una ley no derogada, aunque todo el mundo consideraba que ya no tenía vigencia.
Entrevistador (pensando): Todo el mundo, es decir, los interesados en mantener sus bienes y al sistema de explotación.
(Pregunta): Señor juez, si tenía vigencia, entonces era legal.
Juez: Mire, qué le puedo decir. Era legal, pero era una trampa. No se actuaba derechamente como lo hace la gente de bien.
Entrevistador: Usted me quiere decir que la gente bien de lo que hace es correcto, siempre que lo que haga en defensa de sus propios intereses. Lo mismo que los militares. Mataban para defender los intereses de la gente de bien. Todas esas acciones no eran delitos, ¿o qué?
Juez: Bueno, sí y no. Desde el estado de derecho eran delitos, pero desde un estado de excepción no lo eran.
Entrevistador: O sea, un delito no es el que está estipulado en la ley y se aplica para todo el mundo, ya sea civil o militar, sino que depende del estado de excepción. Y ese estado de excepción, ¿dónde estaba estipulado en la legislación?
Juez: No estaba estipulado en ninguna parte, pero se asume así.
Entrevistador: O sea, si no entiendo mal, las leyes son leyes y al mismo tiempo no son nada, son pura letra muerta para los que tienen momentáneamente las armas y el poder económico.
Juez: Yo le insisto que era un estado de excepción.
Entrevistador: Quiere decir que eso ya no puede ocurrir de nuevo. O…
Juez: Nadie sabe eso.
General: Nosotros no queremos que eso ocurra de nuevo.
Obispo: Sería terrible que ocurriese de nuevo. Por eso hay que olvidar y mejor ocuparse de las almitas para que se vayan al paraíso.
Entrevistador: Las almitas, de todos los pecadores quiere decir usted. Los asesinos, los violadores, los torturadores y los ladrones vestidos de civil o de uniforme.
Obispo: Si se arrepienten de verdad, Dios los recibirá con los brazos abiertos.
Entrevistador: Y desde allí, podrán contemplar a sus víctimas en el purgatorio porque no alcanzaron a confesarse ni a comulgar antes de morir en la tortura.
Obispo: Bueno, yo no sabría qué contestarle sobre eso. Parece una cosa bastante paradójica. Tal vez Dios los haya perdonado de todas maneras.
Entrevistador: Me quiere decir que Dios hizo una ley de excepción para las víctimas, así se sientan juntitos, víctimas y victimarios, a la diestra del señor padre y conversan de los viejos tiempos. El victimario le diría a su víctima: te acuerdas tú cuando te violamos y te hicimos perder el hijo que estabas esperando, aquellos buenos tiempos.
Obispo: Usted se está burlando de mí. No me parece una entrevista muy seria.
Entrevistador: Perdón. No era mi intención, pero me parece tan extraña esa posible situación. Volvamos al general y sus riquezas, ya que usted (dirigiéndose al general) no me terminó de contestar a esa pregunta.
General: En verdad yo no sé como responderle. Eso está fuera de mis conocimientos. Sólo puedo decirle que un general tiene hoy en día un buen ingreso. Unos 3.000.000 de pesos, algo así como 5.000 dólares mensuales. Tal vez el señor Gerente sepa algo de eso.
Gerente: Sí, yo puedo explicar racionalmente cómo un general que gana 5.000 dólares mensuales puede aumentar su fortuna. Basta que ponga su dinero en el banco. Hay un programa especial para los generales de la patria (aquellos que aprendieron en cursos vespertinos a abrir cuentas en Suiza y en bancos del Caribe). El programa multiplica el dinero por cien, esto es su renta; no es como la de todos, sino muchísimo más.
Pregunta: ¿Y no pierde el banco?
Gerente: No, porque de un banco en Wáshington se retribuye al banco nacional. Así de fácil.
Entrevistador: Nadie pierde, todos ganan.
Obispo: Yo también tenía que agregar algo. Si el general de la patria es un buen cristiano (es decir, que va a misa todos los domingos, da limosna y confiesa sus pecaditos), tiene que esperar un ratito solamente y de allá arriba le cae a sus pies una bolsa llena de billetitos nuevos. Dólares recién hechitos. Nuevitos.
Entrevistador: No me lo creo. Todos podrían, de esa forma, hacerse millonarios.
Obispo: No todos. Dios sólo premia a los salvadores del comunismo. Mire usted como premió no sólo a Pinochet, sino también a Yeltsin y a Bush. Todos se han hecho millonarios gracias a Dios y a la virgen María.
Claro está, que deben conocer a algún santito que haya sido miembro de la CIA y que tenga los favores del señor, así interceda por él, claro que no es fácil saber sus nombres, aunque son muchos los que han logrado de su santidad el reconocimiento de santos. Usted ve que hayan sido torturadores no es inconveniente porque el mismo creador de la Inquisición es un santo. Alabados sean todos ellos y el reino del señor.
Los cuatro se persignaron devotamente.
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* Periodista. Distribuido por ARGENPRESS, Agencia de noticias argentina (www.argenpress.info/nota.asp?num=027325).
¡Albricias!
PROCESADOS LOS PINOCHET
Juez concedió libertad bajo fianza a cónyuge e hijos del viejo sátrapa, a quienes procesó por evasión tributaria y falsificación de instrumentos públicos; pero la fianza debe confirmarla la Corte de Apelaciones de Santiago o irán «patitas pa’ la cárcel».
Tras años de remoloneos e incertidumbre, y con el tiempo jugando en contra, el Poder Judicial chileno libra una dramática batalla para esclarecer la participación del ex dictador en crímenes de lesa humanidad, asesinatos y defraudaciones: la vida del que llamaban «el tata» –como la de su cónyuge– se ha prolongado bastante más allá de las expectativas de vida del chileno medio.
Fuente: Fuerza informativa azteca
(Santiago de Chile, 23 de enero de 2006). La esposa y cuatro de los cinco hijos del ex dictador Augusto Pinochet fueron sometidos a proceso este lunes por evasión tributaria por unos dos millones de dólares.
La resolución la dictó el juez Carlos Cerda, quien investiga a Pinochet por corrupción y que en noviembre lo sometió también a proceso por el mismo delito de evasión tributaria, así como por falsificación de pasaportes y declaración falsa de bienes.
El juez junto con someter a proceso a Lucía Hiriart de Pinochet y a sus hijos Lucía, Marco Antonio, Verónica y Jacqueline dispuso la detención preventiva, aunque les concedió la libertad provisional bajo fianza que deberá ser confirmada por la Corte de Apelaciones.
Se les imputa además falsificación de pasaportes para cometer la evasión a través de cuentas y operaciones financieras en el exterior. El magistrado también sometió a proceso a la secretaria del principal inculpado Mónica Ananías, y su ex albacea Oscar Aitken.
Pinochet se encuentra procesado por violación a los derechos humanos como responsable de nueve desapariciones en el marco de la represiva Operación Colombo, de 1976.