EU: El rinoceronte gris, la Biblia y el momento Nixon
El homicidio de Floyd fue el grano que derrumbó el cono donde se habían acumulado agravios: la sórdida desigualdad de la plutocracia (más que democracia), el abandono de los ‘millennials’, su violencia inherente, sobrecargada de armas de fuego, y su sicología de sometimiento por su policía doméstica y su ejército foráneo en sus múltiples guerras.
Se puede discutir si se trata de una guerra racista o de una guerra de clases. Yo me inclino por una guerra civil multifactorial, donde resalta la guerra demográfica de los blancos anglosajones y protestantes (los WASP, por sus siglas en inglés), frente al ascenso irresistible de los latinos, su segunda minoría, y la tensión permanente con los afro, su tercera minoría, además de la patente guerra generacional entre los baby boomers y los millennials.
La dinámica de su segunda guerra civil está escrita en el muro con dos cosmogonías incompatibles cuando cada una de ellas reclama su lucha existencial.
No se puede soslayar la segunda fase del Síndrome de Estrés Post-Traumático, en medio de un controvertido confinamiento que enfrentó a tirios y troyanos: la furia, después de la inicial «negación», que se desparramó en forma insólita en cerca de 40 ciudades incendiadas y vandalizadas en el país. Tampoco se puede minimizar la infiltración deliberada de grupos extremistas tanto de izquierda, Antifa —vinculada al mega-especulador George Soros—, como al supremacismo blanco.
El fallido impeachment de los Demócratas ahondó mas su patente fractura.
Se antojan dos escenarios para la elección de noviembre.
Primer escenario: el del rinoceronte gris, lo obvio que no se quiere ver: el triunfo del católico Joe Biden —los sondeos tanto popular como en algunos Estados volátiles le favorecen hoy, lo cual puede variar como sucedió en 2016—, vicepresidente de Obama, quien todavía no ha sido ungido en forma oficial y aún no selecciona a su acompañante cuya raza y religión serán determinantes. No faltan quienes avanzan a la muy popular Michelle Obama, hoy estrella de Netflix.
Más que una contienda de Trump, de 73 años, contra Biden, de 77 años, con graves agujeros negros mentales y varios cadáveres en el clóset financiero de su hijo Hunter, se trata de una lucha feroz de tintes narcisistas entre el mulato Obama (de madre blanca y padre afro) y el presbiteriano supremacista blanco Trump, donde la etnia y la religión serán determinantes.
Segundo escenario: el momento Nixon, cuando los disturbios de 1968 desbancaron al texano Demócrata Lyndon B. Johnson y los blancos se cargaron con el republicano Nixon de California. El grupo adscrito a George Soros son quienes más temen este desenlace: Edward Luce y Gideon Rachman, del Financial Times, que controlan los esclavistas banqueros Rothschild e Ian Buruma, de Project Syndicate.
Trump explotó el vandalismo contra la histórica iglesia episcopal St.John, cerca de la Casa Blanca, donde armó un show para fotografiarse en su pórtico con una Biblia en la mano, con el fin de cohesionar a su base de evangelistas sionistas y, también, a los católicos blancos, por lo que acudió a una iglesia con su esposa Melania, quien se desconocía que fuera practicante católica, ante el monumento de Juan Pablo II.
El mandatario ha explotado también los actos vandálicos de los que acusa a la izquierda —un anatema para el electorado— y a Antifa, que cataloga como «terroristas domésticos», bajo el lema de defensa de la propiedad privada y la aplicación de la «ley y el orden», por lo que estaba dispuesto a enviar a la guardia civil y a los militares.
Trump representa los últimos estertores demográficos del todavía dominante supremacismo blanco evangelista.
En este segundo escenario del momento Nixon, de alta volatilidad, Trump ha sufrido dos serias fracturas, en un país de por si fracturado, con el desmarque en el Partido Republicano del expresidente Baby Bush y del mormón Mitt Romney.
Faltará ver qué tan graves son las feroces críticas de su exSecretario de Defensa, el general James Mattis, y la rebeldía de Mark Esper, su secretario del Pentágono, cuando Trump buscaba la militarización de EU con su figura de macho.
En forma alarmante, los blancos han periclitado a 60,4%: con 70% de varias denominaciones cristianas/protestantes y 19% de católicos.
Los blancos han envejecido y su promedio de edad es de 58 años, más que el doble de las otras minorías étnicas: los latinos, 21 años; los afro, 27 años, y los asiáticos, 29 años.
El futuro étnico demográfico se encuentra escrito en el muro en la próxima generación y refleja la angustia de los blancos, anglosajones y protestantes WASP (por sus siglas en inglés) de perder su mayoría de los últimos dos siglos.
La segunda etnia más importante esta constituida por los latinos (18,3%), de los que destaca 62% de mexicanos, de mayoría católica.
Texas —segunda economía mas importante de EU— sería así el segundo Estado de mayoría mexicana después de California, primera economía de EU. En tercer lugar del Censo —cuya taxonomía es conspicuamente racista— vienen los afro, con 13,4%, casi a la par de los mexicanos: 11,3%, es decir 37 millones.
El 78% de los afro son protestantes, en comparación con el 51% de toda la población adulta en su totalidad: el más importante grupo étnico protestante de EU. De allí la importancia electorera de la Biblia de Trump.
La lealtad de los votantes, si la hubiere, se jugará en los estados volátiles (swing states), que definirán la elección presidencial conforme a sus votos específicos en el Colegio Electoral. Existen 12 estados volátiles donde se juega la elección a muerte y todos son de mayoría blanca y cristianos/protestantes:
Arizona: 7,3 millones. 54,4% blancos, 5,1% afro y 31,6% latinos (28% mexicanos, aproximadamente dos millones). Tienen 11 votos electorales. Religión: 67% cristianos/protestantes y 21% católicos.
Colorado: 5,7 millones. 67,9% blancos, 4,6% afro y 21,7% de latinos (un millón de mexicanos). Tiene 9 votos electorales. Religión: 64% cristianos/protestantes y 16% católicos.
Florida: 21,4 millones. 53.5% blancos, 16,9% afro y 26,1% latinos (un millón de mexicanos). Tiene 29 votos electorales. Religión: 70% cristianos/protestantes y 21% católicos.
Georgia: 10 millones. 52,4% blancos, 32,4% afro y 9,8% latinos. Tiene 16 votos electorales. Religión: 79% cristianos/protestantes y 9% católicos.
Iowa: 3,1 millones. 85,3% blancos, 4% afro y 6,2% latinos. Tiene 6 votos electorales. Religión: 77% cristianos/protestantes y 18% católicos.
Maine: 1,3 millones. 93,1% blancos, 1,6% afro y 1,7% latinos. Tiene 4 votos electorales. Religión: 60% cristianos/protestantes y 21% católicos.
Michigan: 10 millones. 74,9% blancos, 14,1% afro y 5,2% latinos. Ostenta 16 votos electorales. Religión: 70% cristianos/protestantes y 18% católicos.
Carolina del Norte: 10.48 millones. 62,8% blancos, 22,2% de afro y 9,6% latinos. Tiene 15 votos electorales. Religión: 77% cristianos/protestantes y 9% católicos.
Ohio: 11,6 millones. 78,7% blancos, 13% afro y 3,9% latinos. Tiene 18 votos electorales. Religión: 73% cristianos/protestantes y 18% católicos.
Pensilvania: casi 13 millones. 76,1% blancos, 12% afro y 7,6% latinos. Tiene 20 votos electorales. Religión: 73% cristianos/protestantes y 24% católicos.
Texas: 28,9 millones. 41,5% blancos, 12,8% afro y 39,6% latinos (casi 9 millones de mexicanos). Tiene 38 votos electorales. Religión: 77% cristianos/protestantes y 23% católicos.
Wisconsin: 5,8 millones ciudadanos. 81,1% blancos, 6,7% de afro y 6,9% de latinos. Tiene 10 votos electorales. Religión: 71% cristianos/protestantes y 25% católicos.
Se desprende que el voto mexicano católico y el latino no-mexicano (de mayoría protestante) serán decisivos en Texas, Arizona y Florida, mientras que los blancos anglosajones protestantes y católicos decidirán los otros nueve estados volátiles. En Georgia pesará relativamente el voto afro.
Trump va cuesta arriba, cuando de aquí a cinco meses llegará a la elección con 140.000 muertos por la pandemia, 45 millones de desempleados, una economía tambaleante y, paradójicamente, con la bolsa de Wall Street al alza.
En su naufragio por su pésimo manejo del Covid-19, a Trump le quedan tres salvavidas: un masivo rescate económico con una milagrosa recuperación, el supremacismo blanco evangélico y el alza de la Bolsa de Wall Street.
En cinco meses todo puede suceder cuando las estrategias, la recaudación de fondos, la mercadotecnia y el diluvio de Fake News, en la etapa de la postverdad, decidirán su epílogo y el destino ontológico de EU.
*Médico, profesor, conferencista, periodista y analista político mexicano de ascendencia libanesa, especializado en relaciones internacionales, economía, geopolítica y globalización, columnista de La Jornada. Publicado en Sputnik.