EU: El sonoro rugir del 68
Hace 50 años se encontraron los diversos ríos de resistencia que surgieron y definieron los años 60 en Estados Unidos, época que el historiador Howard Zinn calificó de revuelta general contra formas de vivir opresoras, artificiales, antes no cuestionadas, y concluyó que nunca antes en la historia estadunidense se habían concentrado tantos movimientos por el cambio en tan pocos años.
La veterana organizadora, abogada y estratega Barbara Dudley comentó a La Jornada que el 68 fue ciudades en llamas, rebeliones de ira no muy bien organizadas, fue un año de varias rebeliones convergiendo, más o menos, pero no completamente. Había la rebelión antiguerra y el levantamiento afroestadunidense que empezó poco antes y que enfureció por el asesinato del reverendo King y, antes, Malcolm X.
Bill Ayers, activista que participó en la gran revuelta de jóvenes en la Convención Demócrata en Chicago ese año, y después fue un líder del Weather Underground, comentó a La Jornada que lo más importante es recordar que fueron el movimiento de derechos civiles aquí, y las luchas de liberación nacional en Vietnam, África y América Latina las que nos radicalizaron; el 68 en Estados Unidos no se puede ver ni entender sin esa óptica.
El 68 fue un año de ilusiones, ira y sangre en Estados Unidos. Fue un año en que nuevos radicales reconocían que habían sido despertados de su somnolencia dentro del país más poderoso, por lo que se atrevieron a luchar por su liberación en diversas esquinas del planeta, desde Vietnam hasta África, América Latina y el Caribe, así como por los habitantes del tercer mundo dentro del primero: los afroestadunidenses y los latinos, los inmigrantes, incluidos los jornaleros del sindicato de César Chávez, donde se inventó la consigna del sí se puede. Se hermanaron con otros que afirmaban lo mismo en París, Praga y la ciudad de México. La solidaridad era verbo.
Las palabras del reverendo Martin Luther King Jr eran parte de la tela moral que enredaba el movimiento social en el 68, su mensaje cada vez más radical, que ya había vinculado la lucha contra el racismo con las luchas antimperialistas, antiguerra y contra la injusticia económica. Pero además de ser un discurso pragmático en el mejor sentido, era un llamado moral a una revolución ética. (1)
El líder de los yippies, Abbie Hoffman, al preguntarle los fiscales durante el juicio que enfrentó a causa de las protestas en Chicago en 1968 dónde vivía, respondió: “en la nación de Woodstock… una nación de jóvenes enajenados, la llevamos como un estado de ánimo de la misma manera que la nación sioux lleva a su nación con ellos. Es una nación dedicada a la cooperación versus la competencia, a la idea de que la gente debería tener medios de intercambio mejores que la propiedad y el dinero, de que debería haber otras bases de interacción humana… es una conspiración, y actualmente esa nación está en cautiverio, en las prisiones de las instituciones de un sistema en decadencia”. Sobre cuál era su profesión, respondió: soy un revolucionario cultural.
Todo esto tenía un trasfondo musical, sin el cual es imposible entender el 68. La ruta sonora de ese año fue inocencia, rabia y dolor en la guitarra de Jimi Hendrix, en la voz de Janis Joplin, en el rock más duro de Led Zeppelin, en versos diferentes que de repente brotaron en la música soul y Motown con Aretha Franklin, James Brown y Marvin Gaye entre otros.
Fue el año del álbum Blanco de los Beatles, de Born to be Wild de Steppenwolf, de Jumping Jack Flash de los Rolling Stones y Jefferson Airplane (aquí supuestamente captado por Jean-Luc Goddard en un concierto sorpresa en un azotea en medio de Nueva York en 1968).
Para cerrar el 50 aniversario del 68 estadounidense, aquí (2) les ofrecemos una selección desorganizada de la ruta sonora del 68: las primeras en la lista son las más emblemáticas.
Notas:
1.- ver: https://www.jornada.com.mx/2018/04 /04/politica/003n1pol; https://www.jornada.com.mx/2018/04 /04/politica/002n1pol).
2.- (https://open.spotify.com/playlist/0maLHPL4iGoVnE6bczTB83?si=YvNNOXsQTCWPZP49YsU5ag