El calentamiento global es más rápido de lo previsto: Más calor, sequías, inundaciones

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Las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por los combustibles fósiles están calentando la superficie de la Tierra más rápidamente de lo previsto, y en 2100, al ritmo actual de emisiones, la temperatura media del planeta podría aumentar entre 6,5 y 7º C , lo que supone hasta 4 ºC más de lo que previó el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) en 2014.

Según los nuevos modelos de proyección de la ONU, tan solo uno de los escenarios socioeconómicos, el de un panorama de cooperación internacional que dé prioridad al desarrollo sostenible, lograría cumplir con el objetivo de que el calentamiento se limite a 2 °C para esa fecha.

“Con un calentamiento de apenas +1 ºC hasta ahora, el mundo ya está sufriendo olas de calor más intensas, sequías, inundaciones, entre otros fenómenos extremos. Con nuestros dos modelos, vemos que el escenario (…) que nos permitiría permanecer bajo los 2 ºC no nos sirve», dijo Olivier Boucher, director de investigación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia.

Este modelo de simulación de varios escenarios socioeconómicos, desarrolladas por climatólogos, oceanógrafos, especialistas de la atmósfera y de cálculo, junto a uno similar del Instituto Pierre-Simon Laplace de Francia, servirán como base para elaborar el próximo gran informe del panel intergubernamental IPCC en 2021.

Los nuevos cálculos también apuntan a que los objetivos del Acuerdo de París de limitar el cambio climático a un aumento «bien inferior» a los 2º C -y llegar a 1,5 ºC de ser posible-, serán todavía más difíciles de alcanzar.

Uno de los hallazgos clave de estos dos modelos es que el aumento de los niveles de CO2 en la atmósfera calentará la superficie de la Tierra más fácilmente de lo que habían previsto cálculos anteriores. Los modelos franceses fueron los primeros en publicarse, pero los de otros países están llegando a la misma conclusión, incluidos los de Estados Unidos y los del Met Office, la agencia meteorológica británica.

«Un calentamiento más acentuado nos dará menos tiempo para adaptarnos y hará más probable que alcancemos los ‘puntos de inflexión’, como el derretimiento del permafrost, lo que acelerará el cambio climático», escribieron este año en un blog Boucher y otros dos científicos británicos, Stephen Belcher, del Met Office, y Rowan Sutton, del Centro Nacional de Ciencia Atmosférica británico.

El derretimiento del permafrost

Entre un tercio y 99% de la capa superior del permafrost podría fundirse en 2100 si no se frena la contaminación por CO2, soltando en el aire miles de millones de toneladas de gases de efecto invernadero, según el borrador de un informe del IPCC sobre océanos.

El permafrost es la capa de terreno que se encuentra permanentemente (perma) helada (frost) durante dos años o más consecutivos. Tiene una edad geológica de más de 15.000 años y se encuentra bajo la capa de suelo activa, principalmente en Canadá, la Antártida, Alaska, Siberia, Mongolia y norte de Europa

Esta capa de terreno permanentemente congelada, que cubre el 24% de la superficie del hemisferio norte y almacena inmensas cantidades de metano y dióxido de carbono, se está viendo gravemente amenazada por el calentamiento global con una serie de consecuencias que ya se están dejando sentir. El permafrost almacena gases contaminantes, algunos de los principales responsables del efecto invernadero.

Básicamente es un reservorio de carbono y aproximadamente 1.800 millones de toneladas de CO2 y metano se encuentran atrapados allí, pero con la amenaza del cambio climático podrían ser liberados progresivamente a la atmósfera, produciendo una retroalimentación negativa a la situación actual.

En 2016 se encontró el cadáver de un reno perfectamente conservado en Siberia infectado con ántrax y que contagió a 20 personas de una localidad cercana. Y es que el permafrost no solo conserva en perfecto estado los cuerpos sino también graves amenazas como los virus. Con el calentamiento global están saliendo a la luz muchos casos como éstos y también muchas amenazas que se encontraban ocultas.

En el archipiélago noruego de Svalbard (en el Océano Glacial Ártico), nadie puede ser enterrado ya que los cadáveres no se descomponen. Pero, debido a la reducción del permafrost se han encontrado cadáveres de comienzos del siglo XX casi en perfecta conservación, lo que conlleva un grave riesgo para la población, ya que algunos se encontraban infectados con el virus de la gripe española.

Ya en 2011, científicos rusos habían advertido que un aumento de temperatura podría liberar virus y bacterias congelados en el premafrost, Como consecuencia de la fusión del permafrost, podrían volver los vectores de algunas epidemias mortíferas de los siglos XVIII y XIX, sobre todo cerca de cementerios donde se enterraron las víctimas.
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Entre 1900 y 1980, la temperatura de la capa superficial de permafrost aumentó en 2-4 °C; y se espera un aumento adicional de 3 °C. Entre 1897 y 1925 hubo brotes frecuentes de ántrax que causaron la muerte de 1,5 millones de ciervos en el norte ruso. Desde el 2000, se informó de casos de ántrax entre personas o ganado en 29.000 asentamientos del norte ruso, cercanos a cementerios de ganado que murió de ántrax.

 

* Periodista chilena residenciada en Europa, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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