El Tribunal Internacional de Justicia (TJI) ha dictaminado que existen suficientes pruebas «para concluir que al menos algunas» de las acusaciones de genocidio de Sudáfrica contra Israel «son plausibles». Es uno de los grandes titulares que deja el fallo de la corte de la ONU, que estaba llamado a pronunciarse sobre las medidas cautelares demandadas por Sudáfrica para frenar la operación militar de Israel en la Franja. El histórico fallo arroja más presión no solo sobre Tel Aviv, sino sobre aliados como Estados Unidos o la Unión Europoea.

Los 17 jueces de La Haya no han ido tan lejos como Pretoria esperaba. Los sudafricanos querían que pidiese de forma explícita el alto al fuego. En su lugar, ha exigido a Israel que alivie la situación humanitaria en Gaza, que utilice todos los medios en su poder para evitar un genocidio y que no destruya pruebas. Asimismo, le ha instado a remitir un informe completo con las medidas que está tomando a en el plazo de un mes. Amnistía Internacional ha calificado lo ocurrido este viernes en la ciudad neerlandesa como «extremadamente importante».

El dictamen se ha producido tan solo dos semanas después de que tanto Sudáfrica como Israel presentasen sus casos en las audiencias. La sentencia definitiva sobre la cuestión de fondo, es decir, sobre las acusaciones de genocidio, tardará años en llegar. Sin embargo, para Israel es una bofetada que la corte no haya cerrado el caso, como pedía. La Haya ha confirmado que tiene jurisprudencia para investigarlo y ha reconocido que algunas de las acusaciones sudafricanas sobre la violación de la Convención de Genocidio son «plausibles». Su jueza, Joan Donoghue, presidenta y encargada de leer el veredicto ha advertido de que la situación todavía puede empeorar: «La catastrófica situación humanitaria en la Franja de Gaza corre un grave riesgo de deteriorarse aún más antes de que el tribunal emita su sentencia final».

La clave pasa ahora por ver si Tel Aviv recoge el guante y acata las órdenes. También por seguir de cerca las reacciones de la comunidad internacional, que cada vez tiene más complicado mantenerse de perfil ante la tragedia en Gaza, que ya deja más de 26.000 palestinos muertos, según las autoridades de La Franja.

Uno de los primeros líderes internacionales en reaccionar ha sido el español Pedro Sánchez. «Celebramos la decisión de la Corte Internacional de Justicia y pedimos a las partes que apliquen las medidas provisionales que ha decretado. Seguiremos defendiendo la paz y el fin de la guerra, la liberación de los rehenes, el acceso a la ayuda humanitaria y el establecimiento del Estado palestino junto a Israel, para que ambas naciones coexistan en paz y con seguridad», ha asegurado a través de X.

La Unión Europea (Ue), que tradicionalmente ha sido el actor global que más ha defendido el trabajo y la importancia del TJI y al Tribunal Penal Internacional (TPI), ha reaccionado recordando que las órdenes son «vinculantes». «La Ue espera su aplicación plena, inmediata y efectiva», han señalado la Comisión Europea y Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, en un comunicado conjunto, que prosigue: «El derecho de cada Parte a presentar argumentos con respecto a la jurisdicción, la admisibilidad o el fondo no se ve afectado por la decisión de hoy sobre la solicitud de Sudáfrica de que se indiquen medidas provisionales».

Todo ello llega en medio de una creciente presión de los europeos hacia Israel. El Parlamento Europeo pidió la semana pasada por primera vez un alto al fuego inmediato. Las presiones de los Populares acuñaron las condiciones de que se liberen a todos los rehenes y se termine con el grupo armado de Hamás. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se ha mantenido como el gran escudo de Israel en la capital comunitaria, pero cada vez le es más difícil mantener la tibieza.

El presidente de Israel, Isaac Herzog, culpabilizó a toda «la nación palestina» de los hechos del 7 de octubre, cuando Hamás perpetró el ataque en suelo israelí. Un día después recibía y estrechaba la mano de la ex ministra de Defensa de Angela Merkel, que respaldó sin fisuras a Israel. Este viernes, estas declaraciones han sido utilizadas por la jueza de La Haya en el marco de las «plausibles» pruebas de incitación al genocidio por parte de altos cargos israelíes.

Antes de la reunión de la UE, el canciller israelí afirma que la prioridad es recuperar a los rehenesEsta misma semana, los 27 ministros de Asuntos Exteriores recibían a su homólogo israelí en Bruselas en lo que fue un encuentro tenso. El bloque comunitario habla por primera vez de «consecuencias» para Israel si no se implica en un plan de paz futuro y Josep Borrell sugirió que se impusiera la creación de un Estado palestino desde el exterior.

Quien sigue equidistante es Estados Unidos, el gran valedor y protector de Israel. «Seguimos creyendo que las acusaciones de genocidio son infundadas y observamos que el tribunal no llegó a ninguna conclusión sobre el genocidio ni pidió un alto el fuego en su fallo y que pidió la liberación incondicional e inmediata de todos los rehenes retenidos por Hamás», ha reaccionado un portavoz de la Administración norteamericana, en declaraciones que recoge The Times of Israel.