El Salvador: matando ángeles

Walter Farfán.*

Hace algunos días pudimos darnos cuenta a través de los medios, de una impactante noticia: La muerte por envenenamiento de dos niños que comieron tortillas hechas a base de maíz tratado con veneno para uso estrictamente agrícola. El maíz, semilla milenaria que da vida, en este caso se convirtió en portador de muerte.

Esta terrible tragedia nos conmueve a los salvadoreños pero también nos debería mover a pensar y reflexionar acerca de la sociedad en que vivimos, así mismo acerca de cómo visualizamos la sociedad en que quisiéramos vivir.

Creo que el caso de María Alejandra y José Isaías  son  una muestra de una tragedia que se vive a lo ancho y largo de nuestro pequeño país; el hambre, la extrema pobreza, la exclusión y marginalidad son la realidad cotidiana para miles o mejor dicho cientos de miles de salvadoreños.

Este es el modelo que la Derecha y los sectores económicamente poderosos que representa, han creado;  jamás nuestro pueblo ha tenido ni va a tener la oportunidad, bajo este modelo, de salir de la postración en que lo han sumido.

¿Cómo es posible pensar que este sistema económico deforme y brutal al cual han defendido a sangre y fuego es el mejor de todos los mundos conocidos? A muchos de los apologistas de este sistema se les llena la boca señalando la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.

¿Cómo es posible aceptar que un niño muera por hambre como parte de una realidad cotidiana?, ¿Cómo podernos  considerar un país civilizado si estas tragedias suceden frente a nuestros ojos y  por medio de la televisión entran a nuestras casas?.

Y todavía los políticos de Derecha tienen el descaro de “pedir explicaciones”  y tratan de sacar raja política y comentan que es por la “ignorancia”. Sí, esa ignorancia que ellos mismos han fomentado por más de doscientos años y que nunca hicieron el suficiente esfuerzo por superar.

Siempre he pensado que si hay ángeles estos se manifiestan a través de los niños, por que los niños, con su inocencia y su capacidad para inspirarnos, eso son: Ángeles.

Pero quiero decirles a aquellos que se empecinan en seguir perpetuando este sistema injusto e inhumano, que somos muchos los salvadoreños que creemos que otro mundo es posible, somos millones los que pensamos que es necesario construir una sociedad solidaria y fraterna donde se respeten los derechos humanos, entre los cuales, el derecho a la vida está en la cúspide; somos conscientes de que es necesario desarrollar un sistema de salud que sea capaz de reducir la mortalidad infantil, porque el que hemos heredado permite que esta se mantenga a niveles inaceptables.

Tenemos que garantizar el acceso universal a los alimentos, pues la alimentación es un derecho humano fundamental; esto pasa por impulsar los cambios y transformaciones necesarias en nuestra economía; la reactivación del agro en el marco de una agricultura sustentable y la canalización de recursos hacia los sectores productivos (entiéndase micro, pequeña y mediana empresa) que aunado a una política social compensatoria que se ocupe de verdad de los más pobres y marginados, nos garantice que en el corto plazo erradiquemos el hambre.

Lo anterior no es una quimera sino que pertenece al mundo de lo posible, siempre y cuando actuemos y seamos creativos en la construcción de una nueva sociedad;  esto trasciende las meras ideologías, se trata de darle un nuevo rumbo a nuestra nación con medidas prácticas, paciente pero determinadamente;  sabemos que ese camino está lleno de escollos y que nos toparemos con la oposición de las fuerzas oscuras que siempre se han opuesto a los cambios que benefician a las mayorías, pues saben que es la única forma de preservar sus desmedidos y mezquinos privilegios.

Esos cambios que son la voluntad de millones de compatriotas serán la garantía de que en nuestro país nunca más muera un niño por enfermedades curables y prevenibles, o por falta de asistencia médica y medicinas o por hambre; llegará el día que en su lugar vamos a decir: En El Salvador a los niños les damos alas para que como ángeles alcen vuelo, realicen sus sueños y alcancen su plenitud a la cual tienen derecho.

Ese día llegará, pues el devenir histórico está a favor de los marginados y pobres de nuestro país y la certeza de que esto viene, es  la misma lucha inclaudicable de nuestro pueblo.

* Columnista de Diario Colatino
(www.diariocolatino.com).

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