Ele nao, vida sim
La perra está en celo diría Bertolt Brecht.
Tiempos tormentosos se aproximan en América Latina.
Colombia sigue siendo la base militar por excelencia de Estados Unidos. Chile el mejor alumno de la clase neoliberal no importa el gobierno que esté. Ecuador logró ser cooptado por la infiltración de Lenín Moreno y hoy queda poco y nada de la Revolución Ciudadana. Perú entre la corrupción y la sombra de Fujimori, no levanta cabeza. Argentina devastada por un equipo neoliberal que tienen al pueblo de rehén en su laboratorio de especulación financiera.
Henry Kissinger, secretario de Estado de Nixon, sostenía que «a donde vaya Brasil, va América Latina». Y la pregunta que surge sola es: ¿hacia donde va Brasil? Futuro incierto. Pero a pocos días de las elecciones nacionales, los augurios no son muy auspiciosos para el pueblo de latinoamérica.
Las encuestas las lidera Jair Bolsonaro. Se le pueden adjudicar todos los epítetos posibles y describirlo de mil maneras. En una sola palabra: fascista.
Un provocador, reaccionario y misogino de manual que hace apología de la tortura, entre una larga serie de terribles características. Liberal en lo económico, ultra conservador en lo social, fascista en lo político.
Un señor que niega la política y niega la vida. En el impeachment a Dilma fue el que votó en nombre del torturador de la ex presidenta. Es el mismo que dice a viva voz en un programa de televisión que no violaría a la conductora porque no es de su tipo.
El mismo que capta la adhesión del 37% de los jóvenes entre 25 y 34 años según Data Folha al 2 de octubre.
Temer ha quedado bajo la sombra de Bolsonaro. Aunque a pesar de ello sigue con el ajuste brutal a toda inversión social por parte del Estado.
El deterioro de Brasil y sus próximas generaciones (si esto no empeora) será brutal. Poco a poco la oligarquía brasilera está devolviendo a la pobreza a los 46 millones que Lula había sacado de allí.
El documental realizado por la cadena «O Globo» denominado «La guerra de Brasil», grafica contundentemente en 15 minutos la violencia y la sangría que se está realizando en este país hace décadas, sea cual sea el partido que esté gobernando.
¿Esto quiere decir que da lo mismo que partido gobierne? No, claramente no. Quiere decir que es un problema estructural que hasta el momento no se ha podido solucionar porque sigue imperando este sistema de desigualdad y explotación. Donde apenas un gobierno de corte popular mueve algunas fichas y la maquinaria fascista mueve sus engranajes para echar por tierra todo lo logrado y empeora aún más todavía esta situación.
Por ahora el único barrilete que se remontó en esta tempestad fueron las mujeres brasileras que lograron hacer una campaña fuerte y han salido a la palestra con firmeza. Generando también una jornada a nivel mundial donde se manifestaron en contra de Bolsonaro en simultáneo en 90 ciudades con la consigna #Elenao.
El fútbol se ha sumado a las protestas. Las hinchadas que semana a semana se empeñan en ver quien es la más potente y la que lleva más gente, esta vez conjugaron esta potencia y su gente para luchar «contra el verdadero enemigo». Rivales de todas las horas marcharon juntos contra «o coiso».
Bolsonaro explícita públicamente las aberraciones de un fanático marginal, cuasi sectario. Pero no. Encabeza las encuestas de las elecciones nacionales.
Desde la psicología sería interesante poder analizar qué motiva votar a un trabajador a un señor que no sólo no representa los intereses de las clases populares sino que avisa con anticipación que va a ser el verdugo de sus votantes. Si, a vos: pobre, negro, lgbt, mujer, luchador social, trabajador.
¿Es un suicidio político colectivo? ¿Un vale todo, una auto destrucción social ante un sostén sistema que agobia y nos liquida día a día?
Con una corrupción galopante, una militarización creciente, un exterminio de los marginales y los pobres, una persecución a los luchadores sociales, una instituciobalidad en extinción, el fascismo amante de la muerte, cobra vida.
Esto no es entre el PT y el PSL. No es Lula vs Bolsonaro o Haddad vs Bolsonaro. Es entre pueblo y oligarquía. Entre el fascismo y la democracia. Es la lucha de clases en su máxima expresión.
Como dijo la cantante Bia Ferreira: «Diga nao a policia racista, diga nao a militarizacao fascista. Diga nao ao genocidio do meu povo preto (do meu clase trabalhadora, agrego).
* Estudiante de Licenciatura en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)