Elites: los alimentos transgénicos son buenos, pero ellos no

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El aviso en un comedor del personal de Monsanto afirma que existe una decisión «para eliminar, en la medida de lo posible, la soja transgénica y maíz modificado de todos los productos alimenticios servidos en nuestro restaurante». Es evidente que el ciudadano medio no se permite la misma cortesía de elección.| CAROLANNE WRIGHT.*

 

Los organismos genéticamente modificados —OGM, prácticamente únicos al alcance de la población— se han infiltrado en el suministro de alimentos y no están etiquetados; solo las personas que pueden pagar el precio de los alimentos ecológicos son capaces de protegerse contra los contaminantes dañinos. El resto de la población es la que va a sufrir las consecuencias devastadoras para la salud de un sistema corrupto.

 

Como un sarcasmo los grandes empresarios y la élite gubernamental y política mundial consume alimentos sanos y orgánicos, mientras que las masas, esas mismas personas que supuestamente están representados y protegidos por sus gobiernos, son envenenados por ocultos organismos modificados genéticamente, plaguicidas y contaminantes peligrosos.

 

La familia presidencial de Estados Unidos demanda de alimentos orgánicos en su cocina, sin embargo a puertas cerradas se dan la mano con la industria de biotecnología. La plana mayor de China —otro ejemplo— se alimenta por un exclusivo jardín orgánico, cerrado, mientras que el resto de la población consume alimentos transgénicos: la carne y los productos lácteos contaminados con esteroides mezclados con melamina. Y los dueños y los principales ejecutivos de Monsanto exigen para su dieta alimentos que no estén genéticamente modificados.

 

El acceso a la limpieza, la comida orgánica y saludable no es un derecho más, se ha convertido en un campo de batalla política —y el ciudadano común asume la pérdida, sin caberlo, de comida saludable.

 

La Casa Blanca
Mientras que la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, ocupa parte de los terrenos de la Casa Blanca para plantar un jardín orgánico, su marido promueve una agenda de OGM dentro de su administración.

 

«Sabes, en mi casa, en el último año hemos pasado a sólo orgánico», dijo en una entrevista para el New Yorker en 2008, durante la campaña presidencial de Barack Obama. Los productos orgánicos de la huerta alimentan a la familia Obama y dignatarios visitantes por igual.

 

Todo esto parece bien; pero entonces tome nota de los ejecutivos nombrados por Obama en algunos importantes puestos de su administración:
– USDA, jefe Roger Beachy, un ex director de Monsanto;
– FDA,Michael Taylor, ex vicepresidente de política pública en Monsanto;
– Comisionado de la USDA, Tom Vilsack, quien creó la Asociación de Gobernadores por la Biotecnología (las siglas corresponden a organismos del gobierno federal vinculados al control de la calidad de los alimentos).

 

Además, bajo la presidencia de Obama, 10 nuevos cultivos transgénicos han sido aprobados para el «consumo seguro.

 

Alambre de púas
La elite política en China también goza de la máxima seguridad de los alimentos: productos orgánicos, ganado alimentado con pastos de Mongolia, arroz libre de pesticidas, de productos químicos o de organismos genéticamente modificados.

 

Compare esto con el suministro de alimentos de los ciudadanos comunes que están cargado de pesticidas, químicos industriales y organismos genéticamente modificados. Los niños se enferman —y algunos mueren—por ingerir ciertos productos lácteos y fórmulas para bebés contaminadas. La ceguera y la muerte en adultos se generan porque consumen licor falso. Sin embargo, los dirigentes tienen sus propias y protegidas fuentes de alimentos de la más alta calidad.

 

En Pekín una granja orgánica se encuentra rodeada por una cerca de púas de dos metros y personal de seguridad vigila la entrada. El jardín produce alimentos para los funcionarios de primer nivel solamente. Sanitorium Beidaihe, un paraíso junto al mar para los cuadros retirados del partido, utiliza exclusivamente una especialidad de arroz que es orgánico y libre de transgénicos.

 

En cuanto el público general, puede adquirir el pequeño superávit restante de ese tipo de grano a 15 veces el costo del arroz regular. Al mismo tiempo, el gobierno sigue aprobando los OMG y los productos químicos nocivos para el consumo general.

 

Los jefes de Monsanto se cuidan
Un aviso en un comedor del personal de Monsanto afirma que existe una decisión «para eliminar, en la medida de lo posible, la soja transgénica y maíz modificado de todos los productos alimenticios servidos en nuestro restaurante. Hemos dado los pasos anteriores para asegurarnos el cliente pueda estar seguro de la comida que servimos».

 

Tony Coombes, portavoz de la compañía, asegura que «Sí, este es el caso, y es porque creemos en la ilbre elección».

 

Es evidente que al ciudadano medio de EEUU y oros países no se le permite la misma cortesía de elección teniendo en cuenta que los OGM se han infiltrado en el suministro de alimentos y no están etiquetados en Estados Unidos y otras tierras..

 

Sólo las personas que pueden pagar el precio de los alimentos ecológicos son capaces de protegerse contra los contaminantes dañinos. En tanto todo el resto de la población es la que va a sufrir las consecuencias devastadoras para la salud de un sistema corrupto.
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* Periodista especializada en asuntos alimentarios.
En Natural News (www.naturalnews.com; en Facebook se encuentra una versión del boletín en castellano).

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1 comentario
  1. lizi dice

    chido

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