Entrevista con Manu Chao: Cultura es libertad

2.288

Yinett Polanco y R. A. Hernández*
Hace 17 años pisó Cuba por primera vez con la expedición Cargo Tour 92, aunque Cuba había sido una palabra inseparable a lo largo de su vida. Entonces se presentó en el teatro Karl Marx. Desde ese momento, como una necesidad inquebrantable, el músico franco-español Manu Chao regresa cada cierto tiempo a la Isla, a la misma Isla de la que tanto le hablara desde pequeño su padre, el periodista y escritor español Ramón Chao, y que fuera la cuna de su “primer héroe musical”: Bola de Nieve; la tierra de un amigo siempre presente en su casa: Alejo Carpentier, y sobre todo, el espacio de lucha de uno de sus mayores símbolos: el Che. Precisamente para rendir homenaje al guerrillero y líder revolucionario cubano-argentino regresó Manu Chao a Cuba este año, con sendos conciertos en La Habana y Santa Clara.

Nacido en París en 1961, José-Manuel Thomas Arthur Chao es uno de los músicos progresistas más reconocido en el mundo franco e hispanoparlante. Ajeno a los grandes circuitos mediáticos, este prolífico y políglota cantautor emprende su música de manera crítica y comprometida con las causas de su tiempo, a partir de textos cargados de preocupaciones sociales y una amplísima combinación de ritmos provenientes de Europa, América Latina y África. Sus álbumes más reconocidos Clandestino (1998), Próxima estación esperanza (2001), Radio Bemba Sound System (2002) Siberie m’etait contée (2004), La radiolina (2007) y Baionarena (2009), se venden por millones de copias.

Para el antiguo miembro de la banda Mano Negra, y desde hace varios años líder de la Radio Bemba Sound System, con la que ofreció un memorable concierto en la Tribuna Antimperialista de La Habana en el 2006, sus agrupaciones más reconocidas son “dos bandas de escenario que funcionan con la energía como primera palabra”. Pleno de emoción cuando canta lo mismo en un gran estadio que en una esquina improvisada, pero sencillo y más bien tímido en la vida cotidiana, Manu emprendió este viaje con La Jiribilla durante dos días seguidos, conformando a retazos una conversación donde nos confiesa sus visiones en torno a la música, los deseos de estudiar Medicina en Cuba, sus reflexiones en torno a una época inquietante y apasionante al mismo tiempo y la certeza que lo ha acompañado en este camino “buscando un ideal”, donde más que respuestas nos deja sus eternas interrogantes: “¿Cuándo será? ¿Cuándo será? ¿Por dónde saldrá el sol?”.

-Estos dos conciertos en los que has participado en Cuba han sido en homenaje al Che. En varias ocasiones has comentado que lo conoces desde que naciste, más allá del “líder de la izquierda mundial”, ¿qué es el Che, en lo personal, para Manu Chao?
-Es el ejemplo de una persona a la cual se podría describir con una frase que estaba en una caja de Mano Negra, “entre lo dicho y lo hecho, el camino es derecho”, o sea, actuaba siempre de acuerdo con lo que pensaba y hay poca gente así. No lo conocí pero te da la sensación de que ponía sus actos a la altura de sus pensamientos. He leído cosas de él. Es un símbolo súper fuerte. En Europa siempre fue un símbolo de la juventud, la adolescencia, en los lugares de rock, siempre estaba ahí el Che, como un hermano más. Su alcance es mundial. Cuando fui a África, a trabajar a Mali, a lugarcitos pequeños son ellos los que te comentan del Che porque saben que algo tienes que ver con Latinoamérica y enseguida te hablan de él, como diciendo, lucha pa´ nosotros.

¿Y cuando llegas a Cuba y la gente te habla no del mito, sino de la parte humana?
-La visita al Memorial fue muy fuerte por eso, fue conmovedor ver sus objetos, cosas que te llevan a la cotidianidad, detalles como el reloj, el mate… Cuando estuve ante los restos, sentí mucho respeto; pero ante la parte humana de los objetos en el Museo, me emocioné.

-Has contado que en tu casa se escuchaba mucho Bola de Nieve y luego llegaron los Van Van y Eliades Ochoa… además del Che y la música, ¿qué otras razones te unen a Cuba?
-Las más fuertes son esas. Lo que más me liga a Cuba desde mi infancia —que no lo podré quitar nunca de mi educación— es Bola de Nieve. Tengo 48 años y para mi vida es muy importante: ha sido su música, mi primer profesor, mi primer héroe musical.

-Carpentier le regaló a tu padre, Ramón, el primer par de maracas que tuviste…
-Hay un detalle de la anécdota de Carpentier sobre mí, que mi padre me contó hace años pero no recuerdo bien, algo le dijo Carpentier a mi padre de que yo iba a ser músico, él le avisó a la familia.

-¿Cómo calificarías la imagen que de Cuba existe en Europa?
-Hay varios niveles: al nivel del público que viene a nuestros conciertos hay una imagen positiva, el problema son los medios de comunicación, donde es horrible cómo quieren describir a Cuba, no es información, no es periodismo, es pura propaganda anticubana y ya sabes cómo son los grandes medios neoliberales de comunicación, que a fuerza de machacar acaban machacándote, y constantemente repiten la idea de que Cuba es dictadura, y solo hablan mal de la Isla y nunca de sus logros que existen, que están en la educación, en la salud, que son evidentes y ahí ni “mu”.

Entonces, el trabajo de cada día es desmontar esa propaganda. Por eso, en cada entrevista allí o me llega la pregunta o la provoco, porque no es justo, da una rabia terrible cuando ves cómo plantean los grandes medios de comunicación que el diablo de Latinoamérica es Cuba.

Cualquier persona que ha viajado por Cuba y otros países de la región lo sabe. Ya lo comentaba el otro día, el infierno no lo vi en Cuba, lo vi en otros países, vi cosas mucho más duras, violentas, inaceptables. La pelea allí es esa, reequilibrar la información. De todos modos hay mucha gente que manda otra información sobre Cuba, pero el problema son los medios.

-¿En el Viejo Continente de qué modo se recibe la cultura cubana?
-Los músicos cubanos han sido embajadores extraordinarios, aparte de la gente que conoce más o menos a Cuba y busca siempre cosas para informarse, muchos otros se sensibilizaron  con la película del Buena Vista Social Club, que caló fuertemente a nivel popular, en toda Europa, hasta el último pueblito del continente. Más que la película la música fue muy escuchada. Vas a cualquier lugarcito perdido en Francia y cantas alguno de esos temas y las personas lo cantan contigo, es casi parte del folclor de allí, han llegado al alma de gente de toda clase, de cualquier edad. A raíz de eso muchos comenzaron a interesarse, a conocer otras bandas.

-Cómo es tu relación con los cubanos cuando llegas a la Isla?
-Durante un tiempo hiciste cine de manera estable.
-Me encanta filmar y editar. Es como la música, una pasión muy tiránica porque te coge 24 horas al día los siete días de la semana. Es un poco obsesivo, como cuando estás grabando un disco. Me apasiona, pero me retiré un poco porque llegó un momento cuando me di cuenta de que ya ni agarraba la guitarra y volví a lo mío. Sin embargo, me encanta hacerlo, tengo muchos guiones escritos, me gusta grabar con la cámara y editar después. Ahora es fácil comparado con unos años atrás, hoy en día con un pequeño aparato que puedes llevar en la bolsa lo puedes hacer todo. Con lo que tengo encima puedo grabar una película, hacer mi próximo disco, hacerlo todo y eso te da mucha libertad. Mi problema es que no hay bastantes horas en el día. Entonces me comparto entre la música y la imagen, pero últimamente tirando más hacia la música.

-¿Cuánto le han aportado a la música estas otras miradas del hombre de cine, del hombre que también se interesa por las artes plásticas?
-Siempre aporta mucho, muchas canciones mías han nacido de estar editando imágenes porque en ellas hay ambientes de sonido, a veces hay imágenes mías y de Madjid cantando a las 6 de la mañana, eso te da la idea para una canción, le añades una guitarra, lo regrabas y de ahí nace un tema. Muchas canciones mías nacieron de estar editando “pelis”, creo que va todo junto en cualquier arte que practiques o más que arte diría pasión, nutre todas las otras, no es algo hermético.

-¿Cómo concibes la cultura?
-Para mí la cultura es sabiduría de la que ya existe y luego libertad. Creo que es bueno impregnarse de la cultura a tu alrededor en cualquier país donde estés, para entenderla, y practicarla de cierto modo. Luego viene la libertad, creo que cultura es libertad, la creación es libertad. No se debe estar pensando esto no se hace así, o una cumbia, una rumba o un reggae se graban de este modo, hay que romper los moldes, un pelín de irreverencia siempre viene bien.

-¿Qué es para Manu Chao la irreverencia, cuánto de bien o mal le haría al mundo un poco de ella?
-Es un arte difícil. Irreverencia, pero siempre con un cierto respeto. En el mundo cultural, a muchos lugares donde voy no le haría mal un poco, muchas gentes trabajan con moldes preestablecidos, y los artistas que a mí me apasionan y me traen frescura siempre son un poco irreverentes. Está bien escuchar o ver lo que no te esperas. Está muy bien asimilar lo que se está haciendo alrededor tuyo, me parece como la base “educativa”, pero luego hay que transgredir un poco.

-Hace tres años en el concierto que diste en la Tribuna Antimperialista exclamaste: “¡George Bush es el hombre más peligroso del mundo para el futuro de todos nosotros y de nuestros hijos!”, hoy cuando ya no está Bush en la Casa Blanca, ¿de qué modo crees que pueda seguir cambiando el mundo?
-Con que Bush se haya ido, pase lo que pase es positivo, porque peor era difícil. Hay que ver porque todos los equilibrios mundiales están mudando muy rápido, es una época inquietante y al mismo tiempo apasionante, no hay certeza de nada, el mundo de mañana se está dibujando hoy. Está cambiando muy rápido el mundo económico, tecnológico. Desgraciadamente lo que no consigue mudar muy rápido es el mundo de las relaciones humanas, pero cada día más gente se está dando cuenta de que el sistema capitalista —que finalmente es quien rige el mundo— está llegando al fin o nos está llevando a todos a un suicidio colectivo. Ahora hay muchos más conscientes de que si el mundo capitalista sigue como va, es el fin del planeta, entonces más personas intentan mudar su día a día y vivir de una manera más acorde con las leyes de la naturaleza y la esperanza está por ahí.

-Luego de recorrer muchos rincones de Latinoamérica, ¿cómo valorarías el panorama de transformaciones en el continente?
-Si comparamos Latinoamérica con Europa que cada día se hace más reaccionaria, lo que está pasando en Latinoamérica en términos generales es bastante positivo, faltan muchos logros aún pero la situación estaba terriblemente crítica y eso no se va a arreglar en cinco o seis años, es un proceso de 15 ó 20 años pero que está llevando su caminito, país por país de maneras diferentes, pero evidentemente en Latinoamérica hay un laboratorio esperanzador  para buscar una sociedad más justa, lo que en Europa no es el caso hoy en día.

-¿Sigues teniendo confianza en el futuro?
-El futuro va a pasar por crisis fuertes, el futuro está nublado a medio plazo. Va a ser difícil porque van a ocurrir cambios necesarios, la hegemonía de EE.UU. va a acabar, la emergencia de China es algo imparable, están saliendo nuevos equilibrios mundiales. Es muy difícil prever lo que va a pasar porque estamos en un período de cambio súper fuerte; pero a largo plazo el sueño, y la lucha de cada día, es que aparezca el sol.

 *Periodistas de La Jiribilla, revista de cultura cubana

También podría gustarte
Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.