El presidente Obama aprobó la implantación de un microchip en EEUU como parte de su proyecto de reforma sanitaria para el 2013. El microchip será obligatorio: sin él no se podrá acceder a los centros de salud. | GONZALO TARRUÉS.
La implementación de la idea hace pensar a sus detractores y activistas sociales que éstase convierta en una primera excusa para avanzar en otros planes cuyo objetivo es lisa y llanamente controlar integralmente los movimientos de las personas humanas.
Pronto, luego de aprobado el uso del miccrochip —aseguran—, no se podra hacer nada: ni comprar ni vender ni efectuar trámite alguno; el artilugio reemplazará a cualquier otro documento de identidad. Todos los datos personales y movimientos quedaran guardados en el sistema.
La idea no es nueva, hace algunos años se cumplió un proyecto semejante con voluntarios estudiantes y personal universitarios en una universidad del este del país; en este caso se trataba de medir el desplazamiento por las distintas áreas del centro de estudios (cafetería, biliotecas, laboratorios e instalaciones varias). La idea fue parcialmente abandonada ante las protestas que generó.
Grupos religiosos estadounidenses de origen cristiano, en conocimiento de que el implante se efectuará en la mano o la frente, recordaron que la Biblia profetiza una marca en El Apocalipsis (13:16: la marca de la bestia 666).
Para otros luchadores ciudadanos —y no solo en EEUU— la puesta en marcha de microchip no es más que otra seña de lo que empieza a generar el «nuevo orden mundial».
Un breve vídeo informativo de un canal argentino, en castellano, ilustra sobre el proyecto aquí.
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