Francia: Pongamos las cosas en su lugar (derecho al disenso)

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En relación al artículo de Isabella Arria (ver https://www.surysur.net/en-francia-reverdece-la-izquierda-en-un-nuevo-reves-para-emmanuel-macron/) y el tsunami ecologista: He leído con sumo cuidado la crónica de nuestra compatriota. Es muy acertado cuando ella sostiene que la primera cosa a retener es el fracaso del macronismo y en particular de Emmanuel Macron.

Sin embargo hay que precisar que aquí no ha habido ningún tsunami ni ola ni gran victoria ecologista, como se sostiene alegremente en este artículo. Lo que si se puede afirmar sin riesgo de equivocarse es que el verdadero campeón está del lado de la abstención, de ese rechazo masivo de ir a votar. Este elemento no es nuevo, únicamente fue acentuado por el Covid. Sin embargo, particularmente en esta elección, ¿qué representa la abstención?

Primera constatación que se impone es la potencia de esa masa de ciudadanos que se niega a participar en lo que ellos definen como un circo, una farsa. Seis de cada diez ciudadanos negó, rechazó su voto al conjunto de la clase política, cualquiera sea su color o etiqueta. Ella representa la bagatela del 60 % del cuerpo electoral. Es un resultado espectacularmente visible, (para el que lo quiera ver, podemos elegir) pero al mismo tiempo entrega ciertas pistas, porque es una severa tirada de orejas a esa clase política y sobre todo a la casta gobernante.

Esta especie de rebelión silenciosa se corresponde con aquellos que por tradición nunca han votado. De padre en hijo se transmite la consigna que votar por estos “gallos” no sirve para nada, nadie ni menos Estos van a cambiar su situación de miseria y de abandono, son los sin esperanzas. En algunos casos, esa abstención representa un rechazo principalmente al sistema, a Macron, a los privilegiados, a los partidos, a la izquierda parlamentaria.

En resumen en buena medida significa que no votar, es para ese sector importante del pueblo una opción política. Aquello que ellos definen como una mascarada, no va a cambiar esencialmente la situación general del pueblo. Lo que más le duele a la gente es la traición del PS, las inconsecuencias del PC, las componendas de EELV, (partido ecológico)

La abstención, de esta elección nos indica claramente, no solamente que ella es la gran vencedora, sino, y de lejos, que es el primer partido de Francia. Sin embargo, algunos insisten en machacarnos alegremente con el mito de la gran victoria. Cuando, francamente esto no es otra cosa que una gran victoria de Pirro.

Hoy el mundo se abre naturalmente a lo ecológico, lo que es un factor positivo. EELV propulsada por esta energía nueva supo aprovechar la brecha abierta. Sin embargo en muchos casos esto se hace pasando por sobre lo social o relegándolo a un segundo plano.
Ahora, una de las claves para bien comprender es saber quién es quién en esta historia.

Según un estudio llevado por el diario “Ouest France”, el voto ecológico es mayoritario en la clase acomodada, media y alta media. Con un alto nivel de estudios y un buen nivel de vida, cuadros medios y superiores. Gente que vive principalmente en la ciudad, de preferencia en ciudades con una gran actividad cultural, más bien prósperas y de un promedio de edad de 40 años.

Según este estudio, el voto verde representaría más bien a los “Bobo”, (contracción de bourgois y boheme.) Concluye el estudio diciendo que la lista verde obtuvo solamente la adhesión del 8 % de comerciantes y obreros. Estas son solo tendencias, pero indican algo. Ahora, evidentemente, los ecologistas no ganaron solos. En algunas ciudades aceptaron meterse alrededor de una mesa a dialogar y preparar listas en común, con el PS, PC, (raramente con la France Insoumise) logrando esos buenos resultados.Yannick Jadot, el ganador real de Francia – 7deJunio

Yannick Jadot, fue candidato a la presidencia en 2017, desistiendo finalmente, para luego apoyar la candidatura de Benoit Hamon, un disidente PS, pro OTAN, quien se negó a aliarse con la FI. Con ese hermoso gesto Hamon, con el beneplácito de Jadot impidió, simplemente, que Jean Luc Melenchon, líder de la corriente más de izquierda, (France Insoumise) llegara a la segunda vuelta frente al actual presidente Macron. Ajuste de cuentas, pero la factura la pagamos nosotros.

¿Quién es Yannick Jadot? Un pro europeo asumido, partidario de una OTAN fuerte, disuasiva con sus enemigos, Irán, Rusia, China, etc. Un partidario sin ambages de la economía de mercado, un capitalismo adecuado, digamos. El hombre puja por instalar una súper alianza social-demócrata-ecologista con el PS, duradera y con visión de poder.

Situada al centro del espectro político, ni izquierda ni derecha, a la Macron digamos. Jadot puede ser anticapitalista, lo dice él, pero está por la libertad de comercio capitalista. En el parlamento europeo estaba listo para aliarse con la derecha alemana en vista de construir su grupo. Esta misma Europa que en los hechos constituye un estorbo a la realización de un gran proyecto supranacional que aspire a alear lo social y lo ecológico.

En 2017, Jadot intenta sibilinamente un acercamiento al sector de derecha de EELV, es acusado de traición por sus detractores. El declara que: la ecología no es de derecha ni de izquierda, después agrega: la ecología no es la izquierda. Ni de izquierda ni de derecha, él dice ser central. Quizás tiene razón, para su proyecto… ¿Para dónde vamos entonces don Yannick?

Jadot tiene varios “broches de oro”, así acusa: de sovietismo a Venezuela, de ser una dictadura, caricatura de democracia… También tiene dardos envenenados para la FI, particularmente contra JL Mélenchon, a quien detesta visceralmente, dice: Mélenchon en permanencia tiene la cultura de la brutalidad, del odio, quieren destruir Europa, apoya a Maduro….(sic); El señor Jadot en el parlamento europeo ha votado todas las leyes sobre la OTAN y su programa de rearme estratégico. ¿Prepara Jadot una guerra ecológica?

Quien le atribuye apetitos presidenciales está en lo cierto. Pero claro, no se le puede criticar por querer ser presidente. El hombre se las trae, no es ningún atorrante en política, de ahí su interés y su ambición de arrimar socios, atraer al PS, aspirar a los tránsfugas del macronismo, para sellar lo antes posible un pacto de poder hacia el futuro próximo, dos años. Los probables colores del futuro, rosado verde blanco, dan como resultado: una blanca palidez. ¿Una vez más nos pasarán gato por liebre?

Al final, la mejor manera de conocer o descubrir al personaje es escuchando o leyendo lo que él expresa, como se dice: por la boca muere el pez.

Concluyendo, digamos que en esencia no puede haber ecología pura, o, pura ecología, sin el aspecto central que es la cuestión social. Sino lo que haremos, será salvar al capitalismo. Se puede no ser ecologista a secas, pero se puede y se debe ser ecologista, también, y eso cambia todo.

A buen entendedor, pocas palabras… En el país de los ciegos, el tuerto es rey

*Participación ciudadana, desde Francia

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