Frida Kahlo
Magalí Silveyra.
La Kahlo es el ángel de la tentación, la maledicencia y una forma del terror de la cultura latinoamericana del siglo XX; de la tentación porque fue libre, de la maledicencia porque amó sin ocultarlo, del terror porque fue mujer y talentosa. Sobre todo por talentosa, lo que resulta extraño.
Extraño sobre todo por el método allí donde —donde, no importa si encerrada— "la peor de todas" entregó ritmos y conceptos que todavía repican a nuevo. México, tierra de contrastes…
Frida Kahlo y Calderón fue una mujer enferma de los dolores que la aquejaron; dolores del cuerpo y de los otros. Nunca se quejó llorosamente de ellos. Vivió con ellos, sin disimularlos más de lo que mandan los buenos modales. Y fueron dolores terribles.
Antes de su muerte, como a otras mujeres, quiseron —si no callarla y poner en gris sus colores— convertirla en ícono de pequeñas historias de alcoba. Para su suerte nadie la iza como bandera de esos amores que, Wilde dixit, "no osan decir su nombre". Tampoco los libertarios del amor reivindican su relación con Trotsky, ni su profundo, pasional y complejo afecto por el maestro Rivera.
De cualquier modo es una de las personalidades latinoamericanas —y universales—más enteras del siglo XX. No por su pintura ya repartida en los museos y colecciones del mundo, simplemente por su inteligencia y valor, valores humanos y valentía personal.
La biografía de Frida Kahlo se encuentra fácil: fechas, amantes, cuadros, torturas físicas provistas por un dolor insoportable. Lo otro, la mujer que las enmarca y produce, es otro asunto. Quizá este documental de casi una hora ayude a comprenderla. Nos haga menos miserables de la pequeñez que cada ser humano arrastra, nos haga un poco mejores.
Hija de un tiempo contradictorio en un país de contradicciones vivió una vida no lineal. De ella quedan sus pinturas y, ¿por qué no?, el aroma desvaído de las flores que amo y la potente rebeldía que quiso legar.
Hela aquí, en este documental cortesía de TeleSur.