Gobierno y ELN pactan retorno de indígenas desplazados y se viene la reforma agraria
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció un acuerdo con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) para permitir el retorno seguro del pueblo indígena Emberá desplazado en el oeste del país, el primero desde la reanudación de las negociaciones de paz en Caracas.
“El punto inicial de acuerdo que logramos con el ELN, en escasamente una semana que llevan estos diálogos, es que se permite el regreso de las poblaciones desplazadas por esa organización de territorios indígenas emberás a sus resguardos”, expuso en un acto público en el municipio de Dabeiba (noroeste).
Las negociaciones con las organizaciones guerrilleras, interrumpidas en 2019 por el gobierno del ultraderechista Iván Duque, fueron retomadas por Petro. Los delegados del gobierno y la guerrilla fundada en 1964 por sindicalistas y estudiantes instalaron la mesa de diálogo el 21 en noviembre en Venezuela.
Aun cuando no se precisó una fecha para la reinstalación de esta comunidad que huyó de sus resguardos en los departamentos de Chocó (noroeste) y Risaralda (centro-oeste).
Una de esas poblaciones reside en el municipio de Murindó, en el departamento de Antioquia, que sigue sufriendo la violencia surgida del conflicto armado. «Han vuelto a Murindó un municipio moribundo, y nosotros no podemos permitir eso», lamentó Petro, quien indicó que se trata de una localidad «de mayorías étnicas: indígenas y afros» y pidió más acciones para que se pueda vivir en paz en los territorios.
Petro abogó, de esa forma, por un «cese de la hostilidad sobre la población en Murindó» para que su población pueda «vivir en paz».
En referencia al pueblo emberá, el presidente colombiano destacó que fue víctima de la violencia del conflicto a manos de diferentes actores que le robaron «la tranquilidad de vivir en sus territorios», por eso celebró el primer acuerdo alcanzado en Caracas en la nueva ronda de conversaciones de paz. Sin embargo, Petro consideró que hay que hacer lo mismo con otras poblaciones ya que «el retorno debe ser posible en todo el territorio nacional para cualquier grupo étnico de la población».
Las partes conversan sin haber llegado a un cese al fuego entre el ejército y los dos mil 500 guerrilleros, según el centro de estudios Indepaz; pero se comprometieron a adelantar “procesos de alivios humanitarios”, como parte de la agenda de negociación pactada en marzo de 2016 con el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018), que firmó un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), desmovilizadas y convertidas en un partido político.
“Sólo los cambios en la realidad del país nos conducirán a la paz. Por eso, con la participación de la sociedad, esperamos que los gobiernos se comprometan a realizar transformaciones”, tuiteó el comandante del ELN, Antonio García.
En casi seis décadas, el conflicto armado ha dejado más de nueve millones de víctimas, en su mayoría desplazados.
Rescatar el campo: reforma agraria
Por otra parte, Petro anunció la puesta en marcha de la reforma agraria en cuestión de semanas de manera pacífica y sin despojar a los indígenas de sus tierras, durante la Primera Convención Nacional Campesina celebrada antier en la Universidad Nacional en Bogotá.
El objetivo es, como ocurrió en Japón o Corea del Sur, comprar la tierra, incluso a un precio comercial. “Ese Estado que hemos recibido tiene, en el corto plazo, en cuestión de semanas, que prepararse para pagar por grandes cantidades de tierra fértil y tiene que combinar esa actividad con el crédito del Banco Agrario, al cual hay que convertir, también de manera rápida, en el primer banco de Colombia”, explicó.
Petro, quien asumió la presidencia en agosto pasado, llegó al poder con la promesa de llevar a cabo una reforma agraria que redistribuya las tierras fértiles improductivas para impulsar la producción de alimentos, anunció el inicio del proceso «en cuestión de semanas».
«Comenzar la reforma agraria de manera pacífica. He ahí el reto. Los países se han industrializado allí donde han repartido democráticamente la tierra», dijo Petro durante la Primera Convención Nacional Campesina, en la Universidad Nacional en Bogotá.
“No se puede priorizar la producción de alimentos y su industrialización si no hay una palanca financiera que apoye al campesinado”, argumentó en referencia al Banco Agrario.
“Esa no ha sido una consigna comunista, como ahora dirán, sino que repartir democráticamente la tierra para industrializar un país es el principio de la sociedad capitalista», destacó Petro, quien señaló que el objetivo es comprar la tierra, incluso a un precio comercial, tal como ocurrió en Japón o Corea del Sur.
«Ese Estado que hemos recibido tiene, en el corto plazo, en cuestión de semanas, que prepararse para comprar grandes cantidades de tierra fértil y tiene que combinar esa actividad con el crédito del Banco Agrario, al cual hay que convertir, también de manera rápida, en el primer banco de Colombia, una palanca financiera que apoye al campesinado», afirmó el mandatario.
Además, defendió la adquisición de cosechas para que los campesinos no estén supeditados a las especulaciones de precios, sino que el Estado adquiera los productos y los lleve especialmente a los sitios donde hay hambre.
Petro también anunció que cientos de los jóvenes que fueron detenidos durante las protestas del paro nacional antes de que él tomara posesión serán nombrados gestores de paz y podrán salir de prisión por Navidad y se remediará parte del tejido social.
* Economista y docente universitario colombiano, analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)