GOCTA, LA CATARATA PERUANA
El explorador alemán Stefan Ziemendorff (der.) no será el Richard Burton de nuestro tiempo, pero así como el británico se maravilló a mediados del siglo XIX con el curso majestuoso y las cataratas del río Paulo Alfonzo en el Noreste brasileño, Ziemendorff, también maravillado, localizó en Perú– con un grupo de investigadores del país– la tercera catarata más alta del mundo.
La cascada Gocta, en el norte de Perú, permaneció durante décadas sustraída al conocimiento de curiosos y exploradores, y hasta de los lugareños que no se atreven a llegar hasta el fantástico salto por miedo a las creaturas mágicas que protegen la caída de agua: sirenas y serpientes enormes capaces de petrificar a quienes osen perturbar su majestad.
La alegría peruana no puede ser compartida por lo habitantes de las proximidades del río Paulo Alfonzo en Brasil. No sólo porque las cataratas que viera Burton ya no existen, sino porque al domeñar el cauce de las aguas se produce en la desembocadura un grave problema ecológico: sin la fuerza de las aguas del río para detenerlo, el Atlántico ha comenzado a entrar por su curso generando serios problemas para la vida vegetal y animal.
El Paulo Alfonzo fue modificado para construir una represa hidroeléctrica que sirve alrededor del 40% de las necesidades de energía eléctrica del noreste brasileño.
Lo dicho es lejano en la Amazonia peruana. Según los pobladores ancestrales del lugar, La Chorrera –como denominan al salto de agua– esconde diversos tesoros fabulosos que son los que en realidad guardan la sirena y la serpiente –amén de otras creaturas que, aunque de menor poder, son igualmente temibles y peligrosas.
Los saltos de Gocta –el nombre se debe a un poblado cercano– se ubican en una región poco conocida del departamento de Amazonas, a unos 800 kilómetros al noreste de Lima, a la que por ahora sólo se llega caminando a través de la selva los últimos kilómetros. Ziemendorff señaló que la catarata no figura hasta ahora en ningún mapa del área.
Tras las mediciones realizadas por el grupo se informó que la cascada tiene 771 metros, lo que la convierte en una de las tres más altas del mundo. El Salto del Ángel, en la región de Canaima en Venezuela, es la mayor con 972 metros, luego viene Tugela Falls, en Sudáfrica, con 948 metros. Algunos geógrafos guardan reserva sobre la medición.
Gocta se puede divisar a un kilómetro de distancia y su descubrimiento convierte a la zona en un atractivo turístico de primer orden, puesto que se suma a la fortaleza prehispánica de Kuelap, restos arqueológicos de la antigua cultura de los chachapoyas, que habitó la región entre los años 1000 y 1400 y al que los incas no pudieron someter.
Las autoridades de Amazonas esperan el apoyo del Gobierno para crear un enclave turístico que permita el fácil acceso de los viajeros interesados. La intención es que el área que rodea a la catarata se convierta en una reserva natural, por las valiosas especies de flora y fauna que cobija. En este sentido la iniciativa es la de crear una reserva ecológica debido a que la catarata está en una zona montañosa virgen.
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Fuentes
Diario El Comercio, de Lima, servicio latinoamericano de la BBC, Agencia EFE.