Guyana como enclave militar del Comando Sur en la cuenca del Caribe

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Los descubrimientos petroleros y gasíferos en las aguas en disputa entre Venezuela y Guyana coinciden con el recrudecimiento de la tensión militar por parte del segundo país bajo la influencia de Estados Unidos.

Estas aguas, sobre las cuales Guyana está gestionando ilegalmente la perforación de pozos petroleros y por las que Venezuela solicita una justa resolución a través de lo establecido en el Acuerdo de Ginebra de 1966, se han convertido en un punto de enfoque de creciente relevancia para Washington, lo que explica la alianza militar auspiciada por el Comando Sur. En este contexto, la entidad castrense norteamericana asume la dirección de las amenazas y las tácticas belicosas a través de Guyana.

Desde 2015, la República Cooperativa de Guyana ha estado participando en maniobras militares conocidas como “Tradewinds”, patrocinadas por el Comando Sur con el objetivo de consolidar la supremacía estadounidense en esta región del Mar Caribe.

Ubicación geográfica de Guyana.

Antes, en 2012, el Comando Sur participó en el Ejercicio Respuesta Fusionada en Guyana. Este ejercicio implicó la colaboración del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos y las Fuerzas de Defensa de Guyana. La Respuesta Fusionada constituye un ejercicio anual de naturaleza multinacional que involucra fuerzas de Estados Unidos y otros países aliados. En esta ocasión, aproximadamente 350 militares estadounidenses se unieron a unos 125 efectivos de las fuerzas armadas guyanesas.

Guyana también ha participado en diversas ediciones de UNITAS, incluyendo la edición de este año, que se llevó a cabo en Cartagena de India y otras partes de la costa atlántica de Colombia.

En cuanto a los Tradewinds, Guyana ha sido anfitriona de estos ejercicios militares en dos ocasiones. En el año 2021 el Comando Sur proporcionó entrenamiento a las fuerzas militares y policiales de Guyana en locaciones estratégicas, tales como el Campo Stephenson, ubicado en la desembocadura del río Demerara; el Campo Ayanganna, al sur de Georgetown; y la isla Makouria en el río Esequibo.

Un ejemplo que ilustra la naturaleza belicosa de estos ejercicios fue la sugerente imagen de la embajadora de Estados Unidos en ese momento, Sara-Ann Lynch, participando en ejercicios de tiro al blanco durante las maniobras.

A comienzos de ese mismo año, se firmó el Acuerdo de Adquisición y Servicios Cruzados entre el Departamento de Defensa de Estados Unidos y la Fuerza de Defensa de Guyana. El objetivo declarado de este convenio es fomentar la interoperabilidad y la cooperación logística entre ambas partes, con el propósito de elevar la preparación y eficacia de sus Fuerzas Armadas.

Destacamentos militares estadounidenses apoyan de manera permanente al Estado de Guyana.

Con motivo de este acontecimiento, el entonces jefe del Comando Sur, Craig Faller, pasó tres días en Guyana, donde también supervisó las maniobras de vigilancia marítima conjuntas llevadas a cabo por ambas naciones en el marco del Acuerdo de Shiprider, suscrito por Guyana y Washington durante un viaje del exsecretario de Estado, Mike Pompeo, durante la era Trump. Este acuerdo formó parte de la campaña internacional de hostigamiento contra Venezuela, bajo el pretexto de la lucha contra organizaciones criminales transnacionales. Los Acuerdos Shiprider permiten la realización conjunta de patrullajes marítimos y aéreos para interceptar actividades ilegales.

Estas maniobras se desarrollaron con un acto provocativo contra Venezuela que fue denunciado por el gobierno del presidente Nicolás Maduro: la ubicación de un buque guardacostas de Estados Unidos posicionado en las costas de Guyana, cerca de las aguas jurisdiccionales de Venezuela.

En su discurso de celebración del acuerdo de adquisición y servicios cruzados, Faller ofreció una visión sobre cómo su gobierno percibe la cooperación con Guyana. Resaltó la participación activa de los oficiales guyaneses en programas de entrenamiento y educación militar ofrecidos por Estados Unidos.

Además, destacó la colaboración entre Guyana y la Guardia Nacional de Florida, así como la participación guyanesa en ejercicios multinacionales como Tradewinds. También hizo hincapié en la colaboración en asuntos de seguridad marítima, como las patrullas conjuntas en aguas marítimas y espacio aéreo.

Las patrullas militares conjuntas en la disputada frontera con Venezuela, llevadas a cabo por Estados Unidos y Guyana, fueron anunciadas por Mike Pompeo, durante su visita oficial a este país en 2020. Según sus declaraciones, la finalidad de estas patrullas marítimas conjuntas sería la “interdicción de drogas” y el fortalecimiento de la seguridad en Guyana. Sin embargo, en realidad, esta decisión se tomó en el contexto de un incremento significativo de la exploración petrolera en las aguas territoriales de la franja del Esequibo por parte de ExxonMobil, en el bloque Stabroek.

Las acciones lideradas por la actual jefa del Comando Sur, la generala Laura Richardson, evidencian que la Administración Biden no ha disminuido el ritmo de asedio hacia Venezuela y el Esequibo del anterior gobierno. Durante su visita de cuatro días a Guyana y Surinam, en 2022, Richardson se reunió con altos líderes guyaneses para reafirmar el apoyo de Estados Unidos a la asociación de seguridad con esta nación.

La confirmación de que es el Comando Sur el actor principal en las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Guyana se cristaliza con la recepción de la embajadora estadounidense en Guyana, Nicole Theriot, a su llegada al país. La relevancia de que esta bienvenida haya sido gestionada por la Richardson y no por el Departamento de Estado subraya la preeminencia de lo militar sobre lo diplomático en la interacción entre ambos países.

En todo caso, se trata de la militarización de la diplomacia estadounidense en la cuenca del Caribe, en una región donde existe una disputa territorial por el Delta y la Guayana Esequiba, que intentan robar de facto y de iure con Georgetwon de delfín.

En un lapso de apenas dos años, Guyana volvió a fungir como anfitrión de los Tradewinds, esta vez en este año 2023. La ceremonia de apertura tuvo lugar el 15 de julio en Camp Ayanganna. En esta ocasión, alrededor de 1.500 efectivos militares provenientes de 21 países, incluyendo tres naciones europeas (Francia, Países Bajos y Reino Unido), se congregaron en Guyana para llevar a cabo diversas actividades en tierra, aire, mar y ciberespacio, distribuidas en distintas localidades del país, muchas de ellas a lo largo del río Esequibo.

El conflicto delegado

Guyana no sobresale por su capacidad militar. De acuerdo con un artículo de Foreing Police, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela supera en número en más de cien veces a las fuerzas guyanesas. Dicho artículo también pone de manifiesto la creciente relevancia de los recursos energéticos en la zona en disputa, en el contexto de la guerra de Ucrania y el aumento de los precios de los hidrocarburos, lo que suscita un mayor interés por parte de empresas multinacionales estadounidenses y europeas en nuestra región.

En el año 2022, el gobierno de Guyana llevó a cabo la Ronda de Licencias Internacional, un proceso destinado a identificar a las empresas cualificadas para operar en la explotación de petróleo en la región en disputa de manera ilegal, rompiendo de lleno lo establecido en el Acuerdo de Ginebra.

Varias empresas elegibles para avanzar en dicho proceso fueron identificadas. Además de ExxonMobil, en dicha lista se incluyen compañías estadounidenses como Hess Corporation y Liberty Petroleum Corporation, así como la empresa francesa TotalEnergies. La Exxon tiene la mayoría del control del bloque Stabroek, donde aún sigue explorando y extrayendo petróleo comercializándolo hacia Estados Unidos, y es la gran ganadora de las concesiones guyanesas.

El presidente guyanés Mohamed Irfaan Ali con el secretario de Estado, Antony Blinken, durante su visita a Washington, D.C
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Dado que Guyana carece de un ejército de gran envergadura y recursos suficientes para afrontar la cuestión territorial en disputa con Venezuela, resulta plausible el interés de Estados Unidos en brindar capacitación y apoyo militar con el fin de salvaguardar la seguridad de sus inversiones, así como las de sus aliados europeos en dicha zona geográfica.

Esto, a su vez, da pie al planteamiento de que Washington está buscando un conflicto delegado a través de Guyana, especialmente si consideramos la postura más conciliadora del gobierno de Colombia bajo la dirección de Gustavo Petro en relación con Venezuela.

Guyana está actuando como un enclave militar del Comando Sur en una región crucial para proteger los intereses corporativos estadounidenses, mientras mantiene la influencia de Washington en el ámbito regional.

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