Honduras, sigue la insurrección

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Néstor Francia.*

Micheletti, Obama y la ultraderecha gringa: contradicciones y coincidencias, y la ultraderecha internacional y el aislamiento creciente del gobierno de facto. Cómo se explica la prepotencia y la actitud retadora de los golpistas. En Venezuela los "presos políticos": nuevo montaje mediático opositor. Los éxitos en la ASA.

La situación de Honduras, que aparece como “confusa”, en realidad no lo es tanto. De los últimos acontecimientos podemos sacar en claro varias conclusiones. Comencemos por repetir nuestra opinión de que se está produciendo una insurrección popular cuya fuerza y profundidad es revelada por las propias acciones desesperadas del gobierno de facto (como dijo Fidel en recientes reflexiones, en Honduras “se engendra una revolución”)

Pero al mismo tiempo, estas acciones agresivas y retadoras demuestran que el gobierno ilegítimo de Micheletti cuenta sin duda con el apoyo de importantes sectores del imperialismo y con la permisividad del gobierno de Obama. Es decir, se sienten guapos y apoyados, a pesar de los desencuentros que a veces se presentan entre los golpistas y el dúo fariseo Obama-Clinton y sus secuaces de la Casa Blanca, y entre este dúo y la ultraderecha gringa, que además conspira a lo interno contra el gobierno de Obama, tal como lo denunció públicamente Bill Clinton.

Estos desencuentros son más bien de índole táctica y no estratégica. Al final, los objetivos de los golpistas, de Obama, y de la ultraderecha yanqui y continental son coincidentes: frenar la revolución latinoamericana, evitar la expansión del ALBA, generar divisiones para parar el proceso de integración, y garantizar el dominio del capitalismo y del imperialismo en nuestra América. Es esta confluencia de intereses estratégicos lo que explica la blandenguería del gobierno yanqui con respecto a los golpistas y el muy significativo silencio sobre Honduras en el discurso de Obama en la ONU, así como la dura discusión, filtrada a los medios, entre los representantes de USA y Brasil en el Consejo de Seguridad.

La ultraderecha yanqui y continental, entre tanto, comienza a reaccionar de manera virulenta ante el aumento del aislamiento internacional del gobierno de facto. El editorial de The Washington Post a fines de la pasada semana es un ejemplo de ello. Según el rotativo ultraconservador, la situación política en Honduras se ha tornado más confusa “pero hay una clara estrategia para salir de ella: las elecciones”.  El Post arremete, por supuesto, contra el líder de la Revolución Bolivariana:

“Roberto Micheletti, quien encabeza el régimen de facto, dice que está resuelto a impedir que el presidente depuesto Manuel Zelaya copie el asalto al orden democrático del cual es pionero el mentor de Zelaya, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez”.

El diario comenta tibia y tendenciosamente algunos errores de los golpistas (que matizan, convenientemente, el descaro del editorial), pero afirma: “El resultado ha sido el retorno secreto de Zelaya al país, pergeñado por Venezuela, y su aparición en la embajada brasileña, desde donde ha procurado fomentar la revolución populista que siempre quiso. Afortunadamente, hasta ahora ha fallado miserablemente”.

Según el Post, “la única forma adecuada para salir de la crisis hondureña es la realización de la elección presidencial fijada para el 29 de noviembre, y que se hagan de manera que todos los hondureños se expresen libremente y los gobiernos de la región acepten los resultados”. Se trata, pues, de la misma estrategia que se han propuesto los golpistas. Como sabemos, el Washington Post representa la opinión de sectores muy importantes y poderosos de la ultraderecha republicana y belicista de Estados Unidos, que practica un antichavismo radical.

Es este tipo de apoyo lo que explica la prepotencia de la camarilla cívico-militar encabezada por Micheletti, que reprime salvajemente al pueblo, asedia la embajada de Brasil, la ataca con gases tóxicos y ultrasonido, desafía a la comunidad internacional, amenaza con eliminar el status diplomático de la representación brasileña, detiene y expulsa a embajadores de la OEA, al tiempo que decreta un virtual estado de sitio al extender a casi todo el país un toque de queda por doce horas.

Por otro lado, Zelaya emitió el pasado 26 un comunicado donde convoca a una gran movilización nacional, que ha llamado “ofensiva final”, para el día de hoy, cuando se cumplen tres meses del golpe de Estado. Estaremos pendientes del desarrollo de estos acontecimientos.

En Venezuela

La oposición venezolana ha cambiado su táctica desestabilizadora en los días recientes. Derrotada su intención de “calentar las calles” con el pretexto de la Ley de Educación, voltea ahora su debilitado rostro hacia los “presos políticos” y comienza a desarrollar este nuevo experimento para tratar de que levante cabeza su base social.

Como se sabe, cerca de treinta estudiantes han emprendido una supuesta “huelga de hambre”. De esta manera efectista tratan de sustituir la gran debilidad que demuestra este decaído frente opositor, que hizo mucha bulla en 2007 pero se ha venido a menos. Con los medios jugando su papel de altavoces de las acciones golpistas, la nueva bandera opositora se amplia.

Se suman a la “huelga de hambre” los delincuentes Iván Simonovis, Lázaro Forero, Eligio Cedeño, Juan Guevara, Leocenis García y Gustavo Azocar. Igualmente han conformado un llamado “Frente por la Libertad de los Presos Políticos” y cuentan desde ya con el apoyo de los golpistas de la Conferencia Episcopal Venezolana, liderada por el fascista Cardenal Urosa, quien además de solidarizarse con la farsa de la “huelga de hambre”, ha salido en descarada defensa del inefable ex presidente de Conindustria, Eduardo Gómez Sigala, y ha puesto varias de sus iglesias a la orden para la conspiración: allí se congregaron familiares de los “presos políticos” para “orar”. Este domingo realizaron también una caravana para apoyar la misma “causa”, que salió precisamente de la sede de la CEV.

La oportunidad de que esta nueva táctica surta efecto es dudosa, salvo por el efecto mediático que pueda tener hacia el exterior. En Venezuela la mayoría no siente que estos sean sus presos. Para esa mayoría no se trata de “presos políticos”, sino de “políticos presos”, que están defendiendo intereses de la oligarquía y no intereses concretos del pueblo. Ningún barrio se va a movilizar por estos delincuentes, de eso pueden estar seguros. Claro, el público opositor de galería podría ser relativamente sensibilizado, lo cual es el objetivo mínimo de este nuevo montaje mediático opositor.

Buenos resultados de la reunión de ASA, con éxitos concretos (95 acuerdos) como los avances en la creación del Banco del Sur, la exigencia de reforma del Consejo de Seguridad de  la ONU y el rechazo al golpe de Honduras.. Excelente la imagen de solidaridad y coherencia reflejada hacia el mundo, en la lucha por un mundo multipolar, y muy buenos puntos para la imagen de la Revolución Bolivariana y del presidente Chávez.

* Analista de asuntos políticos.

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