La campaña de EEUU en Argentina: El glifosato es intocable

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Santiago O’Donnell*
La embajada de los Estados Unidos en Argentina defendió el uso del cuestionado pesticida glifosato ante autoridades del Senasa, el organismo responsable de garantizar y certificar la sanidad y calidad de la producción agropecuaria. Según un cable diplomático de julio del 2009 filtrado por Wikileaks, la embajada tomó la decisión de presentar estudios propios ante el ente regulador que había autorizado el uso del pesticida después de que este diario revelara un estudio científico alertando sobre la posible toxicidad del producto.

El lobbying estadounidense en favor del fabricante del pesticida, la multinacional Monsanto, tuvo lugar seis meses después de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ordenara al Ministerio de Salud iniciar una investigación oficial sobre los posibles efectos nocivos del pesticida. El estudio, que aún se está realizando, servirá de base para limitar o eventualmente prohibir el uso de glifosato, si se demuestra que efectivamente afecta la salud de la población, tal como sugiere el trabajo cuestionado por la embajada. Lo realizó el toxicólogo Andrés Carrasco con embriones de pollo.

Según el cable, para la embajada, Carrasco es un investigador del “prestigioso” Conicet y de la “muy respetada” Universidad de Buenos Aires. Pero su estudio no sería “científicamente creíble” porque no había sido refrendado por esas instituciones ni incluido en una publicación científica.

“Dentro de los círculos científicos y las agencias regulatorias responsables por la aprobación del uso de glifosato en la Argentina, se acepta que el supuesto estudio no tiene credibilidad científica. Los resultados no han sido presentados para un análisis de metodologías, procedimientos y/o conclusiones”, dice el cable.

Como la coca

Para contrarrestar lo que calificó de “campaña de la prensa pro-gobierno”, la embajada estadounidense entregó información al Senasa favorable al uso del glifosato, señala el despacho.

“En respuesta a la controversia, la Secretaría de Agricultura de Argentina (a través del Senasa) estuvo reuniendo información para apoyar su aprobación del uso de glifosato en la Argentina. La sección de Agricultura de la embajada le brindó al Senasa información sobre estudios de glifosato, que es de uso común en Estados Unidos y también es usado en el programa de erradicación de coca del Plan Colombia.”

El cable también explica el interés de la embajada en defender el uso del pesticida: “Glifosato es el ingrediente activo del popular pesticida Roundup. Monsanto tiene la tajada principal del mercado de glifosato en la Argentina, con el cuarenta por ciento, y por lo tanto es la víctima circunstancial más prominente y más vulnerable a los ataques”.

Sin embargo, el cable no hace referencia a estudios científicos previamente realizados sobre la toxicidad del glifosato de la Universidad de Caen y el Centro Nacional de Investigación de Roscoff, ambos de Francia, de la Universidad de Pittsburg (Estados Unidos), de la Universidad Nacional de Rosario y de la Universidad Nacional del Litoral, aunque esos estudios habían sido citados en el artículo de Página/12 del periodista Darío Aranda sobre el trabajo de Carrasco. El cable tampoco dice nada sobre los distintos estudios de autoridades sanitarias en el interior del país alertando sobre altas tasas de cáncer y malformaciones en zonas fumigadas.

En cuanto a la validación del estudio de Carrasco, fue publicado en agosto del año pasado por la revista científica Chemical Research in Toxicology en un despliegue de diez páginas, que incluye todos los datos necesarios para ser revisados por la comunidad científica. En ese ambiente, la publicación de un estudio en una reconocida revista científica es considerada como una aceptación de su seriedad. Los cables de Wikileaks solo cubren despachos escritos hasta principios del año pasado, por lo que no indican si la embajada dio cuenta de la publicación y corrigió su percepción inicial sobre el trabajo del investigador argentino.

Fumigaciones

De las distintas denuncias a las que hizo referencia la Presidenta, quizá la más grave proviene de la provincia del Chaco. El año pasado un juez provincial suspendió las fumigaciones de arroceras por noventa días en la localidad de La Leonesa y ordenó a la provincia un estudio sobre los efectos del glifosato en esa población. La Comisión Provincial de Investigación de Contaminantes del Agua publicó el informe en agosto del 2010. Advierte que en los últimos diez años en La Leonesa se triplicaron los casos de cáncer en niños menores de 15 años en la localidad y que se cuadruplicaron los casos de malformaciones en recién nacidos y que esto coincidió con el auge de la explotación arrocera en la zona del departamento Bermejo.

Científicos y ambientalistas denunciaron repetidamente la falta de respuestas del gobierno provincial ante la amenaza sanitaria. El propio Carrasco fue agredido por funcionarios locales cuando visitó La Leonesa en el 2009 para dar una charla sobre los peligros del glifosato, según denunció Amnesty Internacional. Una explicación posible para la denunciada pasividad del gobierno chaqueño ante estos hechos aparece en otro cable de Wikileaks publicado por este diario la semana pasada, que da cuenta de la visita del entonces presidente de Monsanto Argentina, Juan Ferreyra, a la embajada estadounidense en agosto de 2008.

“Ferreyra dijo que Monsanto estaba teniendo buenas conversaciones con productores de algodón para expandir el uso de bt cotton (algodón transgénico) en la provincia del Chaco, en el norte argentino, y cooperar allí”, dice el cable. “El 12 de agosto Monsanto firmó un acuerdo de cooperación con el gobernador del Chaco. El embajador pudo apoyar esta iniciativa con una nota en la página editorial del principal diario del Chaco y conversaciones con el gobernador ese mismo día. El gobernador Capitanich se mostró muy entusiasmado en trabajar con Monsanto para mejorar y expandir la producción local de algodón.”

*Investigación de Página 12
 

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