La Navidad

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La Navidad, -del latín  nativitas “nacimiento”-  es la celebración del Nacimiento de Jesús, que tuvo lugar en Belén, un pueblo de Palestina, hace más de dos mil años.  Es una de las festividades más importantes del cristianismo. Es a partir, del siglo XIX   cuando la Navidad empieza a afianzarse con el carácter que tiene hoy día. Se celebra el 25 de diciembre y cuatro semanas antes tiene lugar el Adviento, un tiempo de espera y de preparación interior.

Los angloparlantes utilizan el término Christmas, cuyo significado es “misa de Cristo”. En algunas lenguas germánicas, como el alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que expresa “noche de bendición”.

De acuerdo a  estudiosos  y  libros de texto, sobre el tema,  existen varias teorías sobre cómo se llegó a celebrar la Navidad el 25 de diciembre, que surgen según algunos datos conocidos, en qué fecha habría nacido Jesús.

En  la Enciclopedia Católica, la Navidad no está incluida en el registro de festividades cristianas de Irineo, ni en el índice de Tertuliano, las cuales son las listas más antiguas que se conocen. La evidencia más temprana de la preocupación por la fecha  se encuentra en Alejandría, cerca del año 200 de nuestra era, cuando Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos egipcios “muy curiosos” asignan no solo el año sino también el día real de la natividad de Cristo como 25 “pashons copto”  en el vigésimo octavo año de Augusto.

Desde el año 221, en la obra Chronographiai, Sexto Julio Africano popularizo el 25 de diciembre como la fecha de nacimiento de Jesús. Para la época del Concilio de Nicea I en 325, la Iglesia Alejandrina ya había fijado el Dies nativitatis et epifaníae.

Según William J. Thige, Profesor de Teología de la Universidad de Muhlenberg, Pennsylvania, USA, ya en el siglo III se celebraría el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre. Aún antes que los romanos festejaran  la fiesta del Sol invencible.

Para  otros autores, la evocación de esta fiesta el 25 de diciembre se debe a la antigua remembranza de la llegada anual del dios-Sol en el solsticio de invierno, adaptada por la Iglesia católica en el tercer siglo d. C para permitir la conversión de los pueblos paganos.

En Antioquía, probablemente en 386, Juan Crisóstomo (347-407,) -patriarca de Constantinopla, calificado por la Iglesia Católica como uno de los 4 grandes Padres de la Iglesia de Oriente, y   en la Iglesia Ortodoxa griega es reconocido como  uno de sus grandes teólogos,-  impulsó a la comunidad a unir la celebración del nacimiento de Cristo con el del 25 de diciembre, aunque parte de la colectividad ya guardaba ese día por lo menos desde diez años antes.

En el Imperio romano, las celebraciones de Saturno durante la semana del solsticio, que eran el acontecimiento social principal, llegaba a su apogeo el 25 de diciembre.

Para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, el papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado esa misma fecha. Finalmente el papa Liberio, ocupo el solio pontificio  entre los años 352-366,  decreta este día como el nacimiento  de Jesús de Nazaret en 354.

La primera alusión de un banquete de Navidad en tal fecha en Constantinopla, data de 379, bajo Gregorio Nacianceno, (329-389), -Arzobispo cristiano, del siglo IV, considerado uno de  los doctores de la Iglesia Católica-. La fiesta fue introducida en Antioquía hacia 380. En Jerusalén, Egeria, en el siglo IV, atestiguó la comida de la presentación, cuarenta días después del 6 de enero, el 15 de febrero, que debe haber sido el  día de la celebración del nacimiento. El  convite de diciembre alcanzó Egipto en el siglo V.

Algunos  investigadores sostienen que el 25 de diciembre fue adoptado solamente en el siglo IV como día de fiesta católica después de que el emperador romano Constantino I el Grande se convirtiera al cristianismo para animar un festival religioso común y convertir a los paganos en creyentes.  En Roma, puede ser confirmado solamente cuando se menciona un documento aproximadamente del año 350, pero sin ninguna referencia de la sanción por el emperador Constantino.

Los primeros discípulos de Cristo, no celebraban la Navidad, divergencias con respecto a la fecha de nacimiento han hecho se adoptara el 25 de diciembre como data oficial de su natalicio y el 6 de enero como la Epifanía. Esto todavía se celebra en América Latina y el Caribe.

Negación de la Navidad.

Durante la Reforma protestante, la celebración del nacimiento de Cristo fue prohibida por algunas iglesias protestantes, llamándola “Trampa de los papistas” y hasta “Garras de la Bestia”, debido a su relación con el catolicismo y el paganismo antiguo. Después de la victoria parlamentaria contra el Rey Carlos I durante la guerra civil inglesa en 1647, los gobernantes puritanos ingleses prohibieron la festividad de la Navidad. El pueblo se reveló realizando varios motines hasta tomar ciudades importantes como Canterbury, donde decoraban las puertas con eslóganes que hablaban de la santidad de la fiesta. La Restauración de 1660 puso fin a la prohibición, pero muchos de los miembros del clero reformista, no conformes, rechazaban las ceremonias navideñas, utilizando argumentos puritanos.

En la época colonial de los Estados Unidos, los puritanos de Nueva Inglaterra rechazaron la Navidad, y su festividad fue declarada ilegal en Boston de 1659 a 1681. Al mismo tiempo, los cristianos residentes de Virginia y Nueva York siguieron las  solemnidades  libremente. La Navidad cayó en desgracia en los  Estados Unidos después de la Revolución, porque se consideraba una costumbre inglesa.

En la década de 1820, las  tensiones sectarias de Inglaterra se habían aliviado y algunos escritores británicos comenzaron a preocuparse, pues la Navidad estaba en vías de desaparición. Dado que imaginaban la Natividad como un tiempo de celebración sincero, hicieron esfuerzos para revivir la fiesta. El libro de Charles Dickens “Un cuento de Navidad”, publicado en 1843, desempeñó un importante papel en la reinvención de la fiesta de Navidad, haciendo hincapié en la familia, la buena voluntad, la compasión y la celebración familiar.

En la actualidad algunas iglesias Bautistas independientes, algunas congregaciones para protestantes de carácter radical así como la secta de los Testigos de Jehová no celebran la Navidad, porque la consideran una festividad pagana y su celebración no aparece en la Biblia. Además, rechazan que el 25 de diciembre sea la verdadera fecha de nacimiento de Cristo.

El 25 de diciembre

La fecha de nacimiento de Jesús no se encuentra registrada en la Biblia. Por esa razón, no todas las denominaciones cristianas coinciden en el  mismo día. Los orígenes de esta celebración, el 25 de diciembre, se ubican en las costumbres de los pueblos de la antigüedad que celebraban durante el solsticio de invierno –desde el 21 de diciembre- alguna fiesta relacionada al dios de los dioses del sol, como Apolo y Helios –en Roma y Grecia-. Mitra –en Persia-. Huitzilopochtli –en Tenochtitlan- entre otros.

Algunas culturas creían que el dios del sol nació el 21 de diciembre, el día más corto del año, y que los días se hacían más largos a medida que el dios se hacía más viejo. En otras culturas se creía que el dios sol murió ese día, solo para volver a otro ciclo.

Los romanos celebraban el 25 de diciembre la festividad del “Nacimiento del Sol invicto” asociada al nacimiento de Apolo. El 25 de diciembre fue considerado como día del solsticio de invierno, y que los romanos llamaron bruma; cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a.C., el 25 de diciembre debió ubicarse entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro calendario Gregoriano. De esta fiesta, se tomo la idea del 25 de diciembre como fecha del natalicio de Jesucristo. Otro festival romano llamado Saturnalia, en honor a Saturno, duraba cerca de siete días e incluía el solsticio de invierno. Por esta celebración los romanos posponían todos los negocios y guerras, había intercambio de regalos, y liberaban temporalmente a sus esclavos. Tales tradiciones se asemejan a las actuales costumbres de Navidad y se utilizaron para establecer un acoplamiento entre  los dos días de festejo.

Los germanos y escandinavos celebran el 26 de diciembre el nacimiento de Frey, dios nórdico del sol naciente, la lluvia y la fertilidad. En esas fiestas adornaban un árbol perenne, que representaba a Yggdrasil o árbol del  Universo, costumbre que se transformo en el árbol de Navidad, cuando llego el cristianismo al Norte de Europa.

Los mexicas festejaban durante el invierno, el advenimiento de Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra en el mes Panquetzaliztli, que equivaldría al periodo del 7 al 26 de diciembre de nuestro calendario. “Por esa razón y aprovechando la coincidencia de fechas, los primeros evangelizadores, los religiosos agustinos, promovieron la sustitución de personajes y así desaparecieron al dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas.

Los incas recordaban el renacimiento de Inti o el dios sol, la fiesta era llamada  Fiesta del sol poderoso que por su extensión también abarcaba y daba nombre al  primer mes del  calendario inca. Esta ceremonia era la contraparte del Inti Raymi de junio, pues el 23 de diciembre es el solsticio de verano austral y el Sol alcanza su mayor poder –es viejo y muere- pero  vuelve a nacer para alcanzar su madurez en junio, luego declina hasta diciembre, y así se completa el ciclo de vida del Sol. Esta solemnidad tenía una connotación de nacimiento, pues se realizaba una ceremonia de iniciación en la vida adulta de los varones jóvenes del imperio, conocida como Warachikuy.

Los evangeliosnavidad

Investigadores han intentado calcular la fecha del  nacimiento de Jesús tomando la Biblia como fuente. En Lucas 1:5-14 se afirma que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, Zacarías su padre, sacerdote del grupo Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén, y, según Lucas 1:24-36 Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan. Crónicas 24:7-19 indica que había 24 grupos de sacerdotes que servían por turnos en el templo y al grupo de Abdías le correspondía el octavo turno, que correspondía a comienzos de junio  -del 8 al 14 del tercer mes del calendario lunar hebreo.

Siguiendo esta hipótesis, si los embarazos de Isabel y María fueron normales Juan nació en Marzo y Jesús en septiembre. Esta fecha sería compatible con la indicación de la Biblia –Lucas 2:8, según la cual la noche del nacimiento de Jesús los pastores cuidaban los rebaños al aire libre, lo cual difícilmente podría haber ocurrido en diciembre.

En un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirmó que “Nuestro Señor fue concebido el 8  de las calendas de abril en el 25 de marzo que es el día de la Pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día en que murió”. Si fue concebido el 25 de marzo, la celebración de su nacimiento se fijaría nueve meses después, es decir, el 25 de diciembre.

Tradiciones.

La Navidad es la fiesta cristiana mas popularizada, y por tal motivo es la que encierra más tradiciones, entre otras:

El árbol de Navidad. Una leyenda  menciona que en la Alemania precristiana se realizaban dos ritos: el primero al dios Odín. Su  ceremonia consistía en que un grupo de guerreros se reunía en torno al roble sagrado de Odín y a manera de tributo ofrendaban las vidas de los prisioneros de guerra.

El segundo  estaba dedicado al dios Thor, hijo de Odín. En su nombre se realizaban una fiesta con pencas de palma de doce hojas, cada una de las cuales representaba un mes del año, y apilaban las palmas formando una hoguera en su honor.

Con la llegada a Alemania del monje San Bonifacio, en el siglo VII, estos ritos sufrieron un cambio.   Para evangelizarlos  decidió utilizar un abeto, y aprovechando su forma triangular, Logró transmitirle el concepto de la Santísima Trinidad. Poco a poco consiguió que los nativos se convirtieran a la religión cristiana y comenzaran a venerar este abeto como el árbol de Dios.

navidad arbolEn lo que se refiere a su ornamentación, se afirma que fue Martín Lutero -1483-1546- quien “inventó” el árbol de navidad. Según la leyenda, una noche en que Lutero regresaba a su casa, observo que la luz de las estrellas centelleaba en las ramas de los arboles cubiertos de nieve. Esto le hizo recordar la estrella de Belén que guio los pastores la noche nació Jesús. Inspirado por esta imagen talo un árbol, lo llevo a su casa y lo decoro con velas, nueces, y manzanas tratando de explicar así los dones que  los hombres recibieron con el nacimiento de Jesucristo.

Esta idea se espacio primero por Alemania  en el Siglo XVI, y  al correr los años poco a poco esta costumbre se extendió al mundo entero.

Debido a la cada vez mayor tala de pinos, se empezaron a crear los árboles artificiales de navidad. Estos primeros árboles eran pequeños, pero a finales del siglo XIX, comenzaron a fabricarse  cada vez más grande. Esto marco un hito en la sociedad, convirtiéndose en un símbolo de estatus: mientras más grande era el árbol, más opulenta la familia.

En este Siglo XXI, los tamaños de los árboles son muy variados. El árbol de navidad también tiene varios significados religiosos. Ha sido utilizado como unión del cielo y la tierra, y se asocia con el árbol de la vida, que lucía en medio del jardín del edén.

Villancicos:  Los villancicos son cantos alusivos al nacimiento de Cristo. Uno de los más populares de todos los tiempos es “Noche de paz”, compuesto por el sacerdote austriaco Joseph Mohr y el organista Franz Xaver Gruber. Fue interpretado por primera vez, el 24 de diciembre de 1818, en la Iglesia de San Nicolas de Oberndorf, Austria. Ha sido traducido a más de 300 idiomas en todo el mundo

Los pesebres:  belenes,  o nacimientos navideños,  es   la representación del nacimiento  de Jesús, en la que las figuras principales son  la Sagrada Familia, los animales, los pastores, y los 3 reyes magos y un establo. Según la tradición San Francisco de Asís fue su inventor.

La cena de Navidad: Consiste en un banquete a media noche en honor al nacimiento de Cristo, que tuvo lugar a esa hora. La comida depende del país en que se  celebre o las tradiciones de la familia

La novena de aguinaldos: Una costumbre católica, de nueve días de misas, en que las familias y grupos de persona,  asisten a la Iglesia a rezar un novenario.

Así la noche anterior –Nochebuena- se celebra la famosa Misa de Gallo o Misa de Medianoche, y en otros lugares se oficia la Misa de la Aurora, que acompaña al amanecer del 25 de diciembre.

La corona  de Adviento: hecha  a base de ramas de pino, en la cual se colocan cuatro velas, los cuales indican los cuatro domingos anteriores al día de Navidad.

La Navidad, es un tema que ha interesado a los artistas de todos los tiempos, independientemente del marco geográfico en el que desarrollan su actividad. Muchas historias ficticias navideñas se recrean con temas de esperanza o relatos milagrosos. Varios han llegado a ser parte de la tradición navideña. Entre los más populares están el ballet de Tchaikovski, El Cascanueces y la novela de Charles Dickens, cuentos de Navidad. Estos a su vez han sido llevados al cine y a la televisión.

La Navidad actualnavidad indigena

Aparte del origen cristiano de la Navidad, esta fiesta religiosa ha ido mezclando su carácter religioso con la tradición de convivencias familiar. Es desde el siglo XIX cuando  empieza a afianzarse con el carácter que tiene hoy día. Sin embargo,  nos encontramos que  se ha deteriorado este sentido, y a menudo estas fiestas se trasforman en unos días de abuso de comida, bebida y compra de regalos.

Lamentablemente, como sucede con otras efemérides que llaman originalmente a la reunión familiar y la reflexión, el festejo o recordatorio se ha convertido hoy en motivo de comercio, y queda atrás la demostración de respeto y unión entre generaciones.

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1 comentario
  1. Antonio Casalduero Recuero dice

    No deja de sorprender -para quien tenga algo de información alternativa al respecto- cuánto no le ha reportado a los regentes universales del cristianismo, y catolicismo en particular, llámense papas, obispos, cardenales, pastores, hermanos mayores, etc. esto de la prédica religiosa. Y pensar de que no existe ningún indicio histórico de que alguna vez haya existido alguien que se haya llamado Jesús, y más aún, que asegure ser hijo de Dios. Este ha sido el peor lastre que ha tenido la evolución de la especie humana a través de los siglos, esa rémora religiosa, ciega, intransigente, obcecada ante el avance natural del hombre, que hasta creó una policía secreta terrible llamada Inquisición, que torturaba, que castigaba cruelmente a quien no creyera en su dios, que retrasó de manera increíble el desarrollo tecnológico planetario, que tuvo la obra de Galileo Galilei en su Índex de libros prohibidos durante tres siglos, y que recién el papa Juan Pablo II lo sacó de es nómina.
    Y para peor, hoy que el hombre ya traspasó las fronteras del Sistema Solar con sus maquinarias, aún haya gente que sigue creyendo a pie juntillas en esas patrañas inventadas por curas para lucrar con su ignorancia. Napoleón afirmaba que era proporcional el número de templos religiosos al retraso cultural de su pueblo; o sea, a más templos religiosos mayor era la ignorancia de sus gentes.
    El mito de la Virgen jamás ha sido real, pues fue copiado de una leyenda babilónica muy antigua; y para peor, ella se le entregó sexualmente a Aristóbulo y de ahí surgió Jesús; el hebreo José asumió esa paternidad porque su gente había empezado a dudar de su capacidad de procreación o fecundación. Y eso sería todo. Pero los primeros dirigentes del cristianismo vieron que el mito daba buenos dividendos y optaron por seguir alimentándolo, al extremo de que hoy existen miles y miles de vírgenes y cristos esparcidos por todo el mundo.

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