La lista roja, que mide el riesgo de extinción de estas últimas, evalúa 157.190 especies, 44.016 de las cuales están amenazadas de extinción a escala global.

Entre los cambios, el salmón del Atlántico -anteriormente en la categoría «preocupación menor»- se considera ahora «casi amenazado». Su población mundial disminuyó un 23% entre 2006 y 2020, debido principalmente a la creciente escasez de sus presas como consecuencia del cambio climático y del impacto de las actividades humanas.

En la nueva lista, las tortugas verdes del Pacífico sur central y del Pacífico oriental están clasificadas «en peligro» y «vulnerables» respectivamente, también afectadas por los efectos del calentamiento global o por las capturas accidentales durante la pesca.

Del lado de las plantas, la caoba de Honduras o caoba de hoja grande -empleada para fabricar muebles, elementos decorativos o instrumentos- pasó de «vulnerable» a «en peligro». Su población en Centroamérica y Latinoamérica cayó al menos 60% en los últimos 180 años, indicó la UICN, como consecuencia de métodos agrícolas no sostenibles, el crecimiento urbano y la expansión de las tierras de cultivo, que merman los bosques tropicales.

Por otra parte, la situación de dos especies de antílopes mejoró en esta actualización.

El órix de cuernos de cimitarra está ahora considerado «en peligro», gracias a los esfuerzos de conservación realizados mediante su reintroducción en Chad, después de su extinción en estado salvaje a finales de los años 1990. La UICN añadió que su supervivencia «depende de una protección continua contra la caza furtiva».

Los antílopes saiga, presentes principalmente en Kazajistán, ya no están «en peligro crítico» sino que se consideran «casi amenazados». Su población en este país de Asia Central aumentó 1.100% entre 2015 y 2022.

La actualizada Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN también completa el primer estudio mundial sobre el estado de los peces de agua dulce, que muestra que el 25% de las especies evaluadas están ahora en peligro de extinción.