Debemos tener en cuenta las numerosas capas de los acontecimientos que están sucediendo en estos momentos en Medio Oriente tras el asesinato de Hasán Nasralá, el líder de Hezbolá (Partido de Dios), y sus altos comandantes por Israel:

Israel ataca de nuevo los barrios de Beirut donde mató a Nasrala y son bastión de Hizbulá
Israel ataca de nuevo los barrios de Beirut donde mató a Nasralá y son bastión de Hizbulá

En EU

  1. La ausencia de un presidente en la Casa Blanca (Joe Biden, simplemente, «no está»), y el caos en la política exterior de Washington: los continuos viajes de su secretario de Estado, Anthony Blinken, a la región sólo le han convertido en el peor diplomático de EU de las últimas décadas.
  2. A nivel personal, se trata de un golpe de Netanyahu contra Biden, quien durante tres años se negó a recibirle en la Casa Blanca: con el «asalto» nada sorpresivo de Hamás a Israel del 7 de octubre del 2023, Netanyahu obligó al mismísimo presidente de 81 años de la superpotencia occidental a pegarse un viaje de avión de 15 horas a Israel y ser «recibido» por el primer ministro del diminuto Estado.
  3. Los fracasos del Gobierno demócrata en contener al genocida de Gaza Benjamín Netanyahu, e impedir una escalada en Oriente Próximo, podrán acabar con la victoria prevista de Kamala Harris en las elecciones presidenciales del mes de noviembre. Una guerra de grandes dimensiones en esta zona contra una potencia como Irán (que no es ni Afganistán, ni Siria, ni siquiera Irak), no le interesa en absoluto; menos aún si además hace explotar los precios del petróleo, y para más inri, en la víspera del invierno.
  4. Sin duda, los simpatizantes y agentes del Partido Republicano en la CIA y el Pentágono están colaborado con Netanyahu para dar otra Sorpresa de Octubre en las elecciones, y otra vez con Irán en medio. Ya en 1980, cuando la misma teocracia «yihadista» chiíta del ayatolá Jomeini instalada en Irán por Jimmy Carter (en la estrecha colaboración del presidente francés Valéry Giscard d’Estaing, quien alojó y promocionó a un desconocido Jomeini) le traicionó alcanzando un secreto pacto con su rival electoral, el republicano Ronald Reagan, quien les propuso a los ayatolás lo siguiente: «Ustedes no liberen antes de las elecciones de noviembre a mis compatriotas, los que tienen como rehenes en nuestra embajada en Teherán.  Así derrotaré a Carter, por su ineptitud a la hora de salvar a nuestros muchachos en manos de los terroristas islámicos, y a cambio, una vez presidente, desbloquearé sus activos monetarios en los bancos de EU, y les proporcionaré armas para que ustedes y los iraquíes en guerra (1980-1988) se maten mutuamente para la felicidad de Israel, que además será quien les enviará cargamentos de armas para tal menester».

    Israel asesina al líder de Hizbulá, Hasán Nasrala, en los bombardeos de Beirut
    Israel asesina al líder de Hizbulá, Hasán Nasralá, en los bombardeos de Beirut

Así, Reagan acabó con el mandato de Carter, y menos de media hora después de jurar su cargo el 20 de enero de 1981, los 52 rehenes fueron liberados: 77 de los 444 días que estuvieron secuestrados por los jomeinistas fueron gracias a la CIA y el futuro presidente de EU. Este episodio, censurado por la película Argo, plantea una pregunta esencial: ¿Fue la «facción republicana» en la CIA quien saboteó la Operación militar Garra de Águila, diseñada por el gobierno de Carter para rescatar a los rehenes en el abril del 1980? Pues el helicóptero que pilotaban los marines para aterrizar en la embajada y llevarse a los muchachos a casa se autodestruyó en el desierto iraní de Tabas, matando también a todos sus tripulantes.

En Medio Oriente:

Tras el fin de la Unión Soviética, el imperialismo de EU (más allá del partido que lo dirija), en su tarea de configurar un Nuevo Oriente Próximo, estratégico por sus inmensos recursos naturales y también por su proximidad a dos superpotencias rivales, China y Rusia, ha conseguido hasta hoy:

  1. Destruir los tres países árabes no muy amigos de Israel: Irak, Siria y Libia, y secuestrar la Revolución de Tharir en Egipto para que hoy lo gobierne un tal Al Sisi, otro general dictador, como Mubarak.
  2.  Desmantelar el llamado Eje de la Resistencia Islámica contra Israel: en Siria, EU ya cuenta con numerosas bases militares, y aunque parezca surrealista, cohabitando con el mismo «presidente» Bashar Al Asad, que gobernó antes del 2011.

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Y mientras Hezbolá ni Hamás nunca han sido una amenaza real (más allá de ser Cocos para el militarismo de Israel y de EU). En Irán, EU-Israel han podido crear una «base» militar, con una exitosa misión que ha consistido en atentar contra las instalaciones militares iraníes, asesinar a sus científicos nucleares, e infiltrarse en las máximas esferas del poder. Se trata de la ejecución de la doctrina de Tentáculos del Pulpo, elaborada por el ex primer ministro de Israel Naftali Bennett, que implica intensificar las operaciones encubiertas en el propio territorio iraní, en vez de perder tiempo y recursos contra los representantes regionales de la Teocracia Chiíta de Irán (TCHI) en terceros países.

Una vez cortados los «tentáculos» de los ayatolás, asestando duros golpes a Hamás y Hezbolá, ahora van a por la cabeza del pulpo, o sea, Ali Jamenei. El objetivo, obviamente, no es «eliminar el peligro real», puesto que los ayatolás, a pesar de la propaganda, en cerca de medio siglo de su poder nunca han asesinado ni a un sólo israelí ( y sí a decenas de miles de iraníes de izquierda y de otros sectores progresistas). EU-Israel ya dan por finiquitada la teocracia islamista que tanto les ha beneficiado (sólo hay que ver la «causa palestina», la situación del Líbano, Irak y Siria, antes de la aparición de grupos paramilitares de lumpen de corte fascista-religioso por toda la zona).

«Los iraníes están hartos de sus tiranos y debemos ayudarles», dijo Netanyahu en la Asamblea General de la ONU, después de ordenar el bombardeo de la sede de Hezbolá en Beirut, anunciando lo que se avecina para los mandatarios de Irán.

«El destino de la zona está en manos de Hezbolá», afirmó Ali Jamenei en su mensaje sobre el asesinato de Nasralá, que va dirigido primero a Israel-EU, y luego al Partido de Dios. Parece que el anciano de 85 años, verdugo de decenas de miles de iraníes, que hasta ahora había pensado que fue Alá quien le había destinado a gobernar uno de los países más estratégicos del mundo, que no el Dios-EU, y era el Altísimo quien le iba a proteger ante el gran y el pequeño Satán, una vez testigo directo de los asesinatos sofisticados (para él) de EU-Israel contra Qasem Soleimani, Hanniyeh y Nasralá, y verse el siguiente en la lista, reitera que:

  1. No tiene ninguna intención de entrar en guerra contra la superpotencia, como lo ha ido demostrando tras el asesinato de Qasem Soleimani, la brutal invasión militar de Israel a Gaza, el bombardeo del consulado de Irán en Damasco, el asesinato de una docena de sus altos militares tanto en Irán como en Siria, el ataque con misiles de Israel a la base militar de Isfahán, el acto terrorista contra Ismael Haniyeh a unas calles de su propio domicilio en Teherán, el mega atentado contra miles de hombres de Hezbolá colocando minibombas en sus bolsillos, y ahora con la destrucción de Hezbolá y sus líderes. Su presidente, Masoud Pezeshkian, insistió en la ONU en su deseo de alcanzar un acuerdo sobre el programa de armas nucleares del régimen, e incluso se reunió en Nueva York con el académico israelí Lior Sternfeld, con decenas de fotógrafos presentes para reflejarlo; una muestra de su buena voluntad.
  2.  No va a ayudar a Hamás ni a Hezbolá, volviendo a disipar las dudas expresadas por los liderazgos de ambos, que esperaban la participación directa de la TCHI en su rescate ante la brutal agresión de Israel: a ver, ellos habían sido patrocinados, durante cuatro décadas y con miles de millones de dólares del bolsillo de los iraníes condenados a pobreza y hambre, para proteger a la teocracia chiíta, que no al revés. No consiguieron este objetivo, ahora no pueden reclamar nada, y que cada uno salve su pellejo.

Uno de los rasgos de los mandatarios religiosos (de Israel y de Irán) es carecer de una visión objetiva: si Netanyahu desconoce la ley de los Vasos Comunicantes, pensando que podrá vivir en un paraíso rodeado de infiernos, los ayatolás no se han dado cuenta de que es el final de la teocracia chiíta, y que los tiranos una vez colocados o respaldados por EU también llevan una fecha de caducidad: Sadam Husein, los yihadistas afganos, el general Noriega de Panamá, y sigue la larga lista.

Es absolutamente cierto que los iraníes, con la sublevación Mujer, Vida, Libertad, demostraron que por fin se han dado cuenta de que los fascismos son irrefomables, y desean ver el derrocamiento del totalitarismo medieval clerical-militar. Pero deben ser muy ingenuos y manipulados si piensan que otra teocracia criminal despiadada, la de Israel, que en un sólo año ha masacrado a al menos 41.000 palestinos, pueda llevar la democracia a sus vidas.

Washington ya baraja varias alternativas a los ayatolás para impedir un vacío del poder en el amplio y estratégico territorio de Irán, para que siga estando bajo su control.