Los medios escritos en la Argentina: ver el contexto global o mirarse el ombligo, he ahí la cuestión
Edgardo Filloy.*
Unas pocas líneas con destino incierto. Me corrijo: a quien quiera leerlas hasta el final.
En estos tiempos en que todo se comenta, todo se cuestiona o se elogia surgen algunas preguntas que buscan respuesta para todo aquel que lee la diversidad de información disponible, que se corresponde con las distintas lecturas de la realidad.
No se puede negar que quienes se expresan representan una visión particular de los hechos, guiados por intereses concretos la mayoría de las veces, construyendo a partir de ellos pseudo ideologías retóricas en busca de darle sustento. Me refiero a la práctica general de los medios periodísticos, que es la fragmentación y el dimensionamiento mayor de lo que conviene o la invisibilidad de lo que no conviene.
Así leemos editoriales de apariencia seria, pero ahondando, en general superficiales por el recorte de la realidad que sus autores hacen. En el título de este escrito digo “contexto global”. ¿Qué significa esto? Bueno, la fragmentación que se utiliza, intelectualmente deshonrosa, que es aquella que frente a las mismas acciones las legitima o las condena según quien sea el protagonista. Las acciones son demoníacas o justificadas según los intereses que se quiere defender.
Esto es mirarse el ombligo y no ver más allá. O simplemente cinismo. La mayoría de los editoriales, los "blogs" complementarios y los comentarios del público de esos medios tienen esa característica. Nada original. por cierto. Podemos verla en nuestro país en Clarín, La Nación, Perfil y otros medios de menor tirada.
Por tomar un caso: aquí se insiste con poner de ejemplo a Brasil y a Lula y seguramente ahora a Dilma, a Chile antes con Bachelet y ahora con Piñera, al Uruguay antes con Tabaré y ahora con Pepe Mujica. Alguna vez fue Irlanda. Quienes realizan esos elogios y las comparaciones no miran las cifras de cada país y no tolerarían a esos gobernantes en la Argentina.
Otro caso es el tratamiento de la monstruosa crisis que el mundo desarrollado ha provocado y las "sociedades del bienestar" están padeciendo. ¿Qué se dice de eso? Nada. Vemos las manifestaciones en todo el mundo a propósito de los ajustes que en un sistema maravilloso, el neoliberalismo, nunca iba a ocurrir. Y nada. Apenas el obligado rol de ser relatores de lo que pasa, dado que es imposible no ver día a día en TV los hechos.
En esos acontecimientos se quedaron sin opiniones. Pero para uso doméstico cuanto peor mejor, esa es la idea. En cada país de este bendito mundo siempre hay solamente uno o dos medios gráficos que son la excepción. No quiero nombrar medios locales que califican porque sería abrir una polémica que es para otra ocasión, pero el fenómeno no es solo local, me atrevo a mencionar uno de los mejores ejemplos que conozco de periodismo en serio y es La Jornada de México. La corporación de contemplación del ombligo es mayoría y hasta tiene instituciones que dicen ser representativas de la prensa y solo son agrupaciones empresarias para defender intereses empresarios.
América Latina es un ejemplo aunque no están exentos los países de otras latitudes. “Tutto il mondo e paese” –—todo el mundo es un pueblo— dice el refrán italiano En el siglo XXI que comenzamos a transitar, con la mayor fluidez de información formal o informal que se haya conocido, todos estos medios están desdeñando una de las aventuras del pensamiento y la inteligencia más fascinante: tratar de comprender la naturaleza del poder en las sociedades modernas, las necesarias utopías que el futuro demanda, con respecto a la organización justa de las sociedades y el desarrollo de la ciencia y la innovación tecnológica en provecho de la humanidad y nuestro planeta tierra por encima de mitos y confesiones. ¿He aquí la cuestión?
Contexto global ponderando los hechos con la misma vara – todo el que mata es asesino cualquiera sea su forma de hacerlo y todo el que roba cualquiera sea su forma es ladrón, no hay excepciones – o seguir la actitud autista de mirarse el ombligo y murmurar con inseguridad y timidez “yo soy un buen tipo”.
Ojalá este 2011 nos haga un poco mejores.
* Edgardo Filloy es fotógrafo y restaurador, colabora en diversas publicaciones no comerciales.
www.edgardofilloy.com.ar