Newen Mapuche

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RW
newen1El 12 noviembre de 2002 terminó de morir en un hospital el joven Alex Lemun; Marcos Treuer, oficial de carabineros [policía] le disparó a la cabeza durante un acto de protesta pacifica junto a miembros de su comunidad. Reclamaban la restitución de sus tierras usurpadas por la empresa Forestal Mininco, en el sur de Chile. El grueso de la sociedad chilena no reaccionó: la gente de la Tierra —los mapuche— vienen muriendo desde hace más de 130 años.

 

Tampoco se asombró la sociedad «civil» (¡como si existiera otra sociedad, ésta unifornada, armada, inmune e impune a las consecuencias de sus actos!) porque Treuer, ya sin su Winchester —aunque no un Winchester 73, tampoco un 30.30— solo cumpliera el período ritual de detención en un establecimieto de la fuerza armada.
newen2El tribunal que lo juzgó —un juzgado militar— no encontró culpa en el mayor de Carabineros. ¿Es necesario recordar que Lemun no portaba armas?

 

130 años no son muchos años, al menos para quienes lucharon 400 para preservar su libertad, sus tierras, su cultura, sus costumbres, su fe; allá por la década de 1881/90 una maniobra de pinzas precisa y cruenta cumplida por los ejércitos de la Argentina, en el este, y de Chile, en el poniente, pudieron —en apariencia— acabar con esos revoltosos mapuche en ambas vertientes de la Cordillera, en lo que chilenos llaman La Araucanía y, más certeramente Patagonia los argentinos. Acto seguido se abrió a la «colonización» el rico territorio del Walmapu.

 

La cosa no es tan sencilla, empero, como lo descubrió Elena Varela, documentalista, que pretendió —a raíz del asesinato de Alex Lemun— newen3hurgar en las razones de la resistencia mapuche reciente ante los avances del Estado chileno.
Probablemente Varela no imaginó hasta dónde la llevaría su investigación.

 

La filmación de Newen Mapu-che (en castellano: La fuerza de la gente-de-la-Tierra, aunque traducir el rico simbolismo de las lenguas indígenas al prosaico castellano empobrecido de nuestros días apenas logrará una imagen digna de la caverna de Platón…) costaría años de dificultades y largos, largos meses de prisión a la cineasta. A Elena Varela la acusaron de todo: de puta a terrorista y, consecuentemente en ella fueron olvidados los derechos humanos. EvarelaLa casi totalidad de sus archivos, documentos y filmaciones, todavía están «perdidos».

 

Logró, sin embargo, tras salir de prisión (debidamente sobreseída) completar su trabajo. Que no es grato a los ojos de la mayor parte de los «blancos» [y, sí, la «cuestión étnica» existe]. Newen Mapu enseña sobre podredumbre, voluntad, orgullo; también desobrevivencia, mentiras, degradación de los suelos; y muertes y prisiones de lonkos, werkenes y weichafes, de humillaciones y la soberbia de agentes del Estado que no entinden ni saben —ni quieren entender ni saber.

 

Buenas conciencias han querido ver en este filme un grito que pide ayuda para las comunidades; lo hemos apreciado más bien como una advertencia cruda de la historia —humana y natural.

 

La producción, presentada por Arcoiris Televisión, puede verse aquí.

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