Panamá: un año en el poder

Héctor Endara Hill.*

Al cumplir un año la administración Martinelli, la pesada losa de la manipulación y mentira se resquebraja ante la realidad de los hechos. A pesar de la millonaria campaña publicitaria y de la intensa propaganda política ejercida por la maquinaria gubernamental, y la casi totalidad de los medios masivos de desinformación, la verdad sale a flote.

Las múltiples actuaciones contra natura han dejado un reguero de violaciones y arbitrariedades en el camino que nos muestran y revelan los únicos y verdaderos propósitos de la alianza camuflada tras la trillada consigna del "cambio".

Ley chorizo, triquiñuelas al mejor estilo PRD

Del virulento ataque verbal a la corrupción, realizado durante la campaña, la administración Martinelli ha pasado a formar parte de la feligresía ferviente y destacada del mal endémico propio de politiqueros y gente de poder: la corrupción. La aprobación de la ley 30 o Ley chorizo, impuesta a pocos días de cumplirse el año de gobierno, nos muestra un ejemplo insigne de la turbiedad, ilegalidad, arbitrariedad, prepotencia, cinismo, burla y descaro con el que ha venido actuando el gobierno del mandamás del Súper 99, y ahora, de Panamá.

La ley chorizo, oscura y maléfica en su forma y contenido. Ha sido minuciosa y codiciosamente pensada para favorecer libremente el negocio de la explotación (social-ambiental) y la acumulación. Una ley para favorecer el control de la "molesta y necia" lucha organizada de los trabajadores; para evitar los engorrosos Estudios de Impacto Ambiental y, para favorecer y proteger el brazo represivo (la policía), de un sistema enteramente corrupto que el poder llama democracia.

Una ley que, en síntesis, aunque en su letra lo oculte, está destinada a conculcar derechos humanos fundamentales. Los señores y señoras del poder saben que la ley 30-chorizo, establece grietas y pautas para legalizar la violación generalizada de los derechos humanos de las mayorías nacionales, a la vez que diluye, la de por sí, ya débil estrategia de defensa de los ecosistemas y del medio ambiente en Panamá.

En cadena de televisión, el mandamás ha salido a decirnos que no hemos leído la ley… que no la conocemos. Que las reformas harán bien al país… que traerán prosperidad y le permitirán cumplir con las promesas de cambio que él hizo durante campaña.

En una entrevista realizada al mandamás por el periódico La Prensa , ante la pregunta: "¿Qué es lo que más valora de un amigo ? Martinelli responde: Lealtad ."  A otra pregunta: "¿Qué rasgo de personalidad es el que más le disgusta en otros? Martinelli responde tras larga pausa: La deslealtad." La solidaridad no forma parte de los valores, ni de la personalidad de ningún mandamás. En guerra avisada, "no muere soldado", ¡Hiat Martinelli!, es el saludo obligado de los tres órganos del Estado ante su majestad que ha logrado enquistar amigos y conocidos para hacerse con el control absoluto de la "democracia" vigente en Panamá.

Pasado el año, ojala quede claro, para los que comieron cuento, que las promesas de "cambio" durante la campaña electoral, en los aspectos más sensibles y vitales para la población panameña, eran sólo eso, cuento y promesas de campaña. Como bien dice Eduardo Galeano:

"No se necesita ser un experto politólogo para advertir que, por regla general, los discursos sólo cobran su verdadero sentido cuando se leen al revés. Pocas excepciones tiene la regla: en el llano, los políticos prometen cambios y en el gobierno cambian, pero cambian… de opinión. Algunos quedan redondos, de tanto dar vueltas; produce tortícolis verlos girar… ¡La educación y la salud, primero!, claman, como clama el capitán del barco: ¡Las mujeres y los niños, primero¡, y la educación y la salud son las primeras en ahogarse. Los discursos elogian al trabajo, mientras los hechos maldicen a los trabajadores. Los políticos que juran, mano en pecho, que la soberanía nacional no tiene precio, suelen ser los que después la regalan; y los que anuncian que correrán a los ladrones, suelen ser los que después roban hasta las herraduras de los caballos al galope."

Dime con quien andas…

En la trigésima quinta cumbre de jefes de gobierno del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), realizada en el hotel Sheraton de la ciudad de Panamá, un día antes de cumplir el año de gobierno, el mandamás de turno en Panamá reafirma con hechos su método autoritario y nos devela sus amistades íntimas y queridas.

La presencia de Berlusconi en Panamá, invitado por el "Berlusconi" de acá, es un indicador de la visión y de los anhelos políticos del todopoderoso que ocupa la presidencia de Panamá. Corrupto hasta la médula, el Berlusconi de la Italia, camino hacia Panamá, en Brasil recarga su imagen de francachela y vida alegre en una cena privada con seis mujeres en la suite del hotel.

Como es usual entre dictadorzuelos, mandamases y todopoderosos, al salir de su país, Berlusconi deja instrucciones precisas para imponer una nefasta " ley mordaza " destinada a proteger la mafia y la corrupción, según la opinión de amplios sectores de la sociedad italiana. De la misma manera, en Panamá, cuando Martinelli se encontraba fuera del país, se nos impuso, rastreramente la ley chorizo , conocida también como la ley 30.

Ante los ojos y oídos de los panameños, la clase empresarial en el poder, levanta el discurso del cambio y realiza escaramuzas contra evidentes y conocidos personajes corruptos, sin que se toque a fondo las urgentes y necesarias transformaciones políticas, sociales y económicas para garantizar la paz y el bienestar social en Panamá.

Las tareas de cambios solo se podrán realizar con la amplia participación ciudadana organizada. Urge la actuación de todos los sectores comprometidos del país. La perspectiva de los más empobrecidos, de las comunidades indígenas, campesinas y barriales, es fundamental a la hora de tomar decisiones y emprender el camino de las transformaciones profundas. Sólo así podremos vislumbrar las estructuras de la nueva sociedad, en donde la naturaleza y los seres humanos, sean valores fundamentales.

* Del colectivo Panamá Profundo.
En www.panamaprofundo.org

 

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