Salud y accidentes laborales: la realidad dramática de los trabajadores chilenos

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Andrés Figueroa Cornejo.*

A propósito del fabuloso y feliz rescate de los 33 mineros en Copiapó, Sebastián Piñera anunció un llamado Nuevo Trato con los trabajadores del país en materia, sobre todo, de salud laboral y accidentabilidad. Sin embargo, hasta la fecha, no existen medidas concretas al respecto, salvo el rimbombante titular presidencial. Lo que sí abunda son los atropellos y abusos del empresariado con feroces consecuencias para la salud y vida de los asalariados.

 

“La mayoría de los conductores del Transantiago sufre de estrés laboral y depresión. Hay choferes que manejan bajo el consumo de psicotrópicos. Muchos trabajadores son agredidos y no pasan a la mutual. Como la frecuencia del transporte es irregular, se junta mucha gente en las paradas y los usuarios descargan su ira contra los conductores que son la cara visible del sistema, cuando la programación de las rutas y su recurrencia es una decisión del empresario”.

Lo dice Fernando González, presidente de la Federación Nacional Unión de Trabajadores del Transporte que agrupa en su mayoría a trabajadores del Transantiago;  exactamente a cinco empresas de las 10 de la industria. Se trata de la zona H, la Milenium (máquinas verdes), Transaraucaria (color naranja), Alsacia (línea 100), y Express (línea 400).

Mineros
 
Eduardo Rocco es vicepresidente de la Federación Minera de Chile que reúne a los sindicatos del sector privado de la materia prima cardinal del país. El dirigente explica en relación a la accidentabilidad y salud laboral de los trabajadores mineros que “el 6 de septiembre pasado pedimos una entrevista con el presidente Piñera. Sin embargo, el gobierno sólo se ha limitado a responder con una carta por intermedio de sus asesores,  sin pronunciarse sobre lo medular. Interpretamos esto como simple ausencia de voluntad política para recibirnos.”
 
Rocco estima lamentable que, en cambio, “sí se generen los espacios para los
empresarios, que son los menos, y no se abra un espacio de participación para los trabajadores, que somos la mayoría. Es claramente un indicador de que  si hoy se pretenden generar cambios para mejorar las condiciones de las trabajadoras y trabajadores, ellos se construirán sin la participación activa nuestra. Es decir, seguirán con su ideas de ‘trabajar para la gente, pero sin la gente’”.
 
Respecto de la accidentabilidad, el representante minero comunica que “tenemos 18 fallecidos en lo que va corrido del año 2010. Gran parte de ellos en la pequeña y mediana explotación,  donde las condiciones de seguridad son inferiores en relación a los sectores de mayor producción”.

Interesante resulta la relación que establece Eduardo Rocco entre productividad y accidentabilidad laboral cuando ilustra que “uno de los factores que detonan el crecimiento de los accidentes, está íntimamente relacionado con el alza del precio del cobre,  donde el rubro en general  eleva su producción para lograr un mejor negocio,  lo que afecta directamente a la seguridad.”

Por otra parte, el dirigente afirma que “sobre las jornadas laborales en gran parte de la industria minera fueron autorizadas las 12 horas de trabajo, lo que impacta con un 50% de recarga de trabajo, un 50% de mayores posibilidades de accidentes del trabajo, un desarrollo en menor tiempo de enfermedades profesionales o laborales y una disminución de vida útil laboral evidente con respecto a las empresas con  jornadas de ocho horas —que es la que tienen los países desarrollados.”

Asimismo, Rocco aclara que “los índices de accidentabilidad aparentemente bajos, son en parte, producto de un excesivo ‘celo’ con los accidentes, ya que aquellos que llegan a tener atención en las mutualidades son los casos más graves, pero existen otros menos graves que terminan siendo incidentes con tratamiento médico y posteriormente con trabajos restringidos para evitar que estos lleguen a considerarse como tiempo perdido.

"Lo más importante para algunas empresas es conservar un índice bajo de accidentabilidad. Ello les permite por un lado, reducir o conservar los valores de la prima y por otro, generar  una imagen de producción limpia”.

Suma que “de hecho existen reconocimientos a nivel nacional para aquellas empresas que logren obtener ‘excelencia en seguridad’. Lo preocupante de ello, es que por un tema de ‘imagen empresa’ o un ahorro visible en el pago de prima, estos reconocimientos se han transformado en incentivos perversos  y en un círculo vicioso  donde los más perjudicados son los trabajadores y sus familias, ya que si no existe registro en la mutualidad y aparecen secuelas de este ‘incidente’, se considera para todo efecto como enfermedad común y es de costo del  trabajador su tratamiento a futuro.

"Las enfermedades producto del trabajo son raras. Por ejemplo, un trabajador podrá salir de la empresa con tuberculosis, pero en muy pocos casos por silicosis, aunque años después se compruebe que era esto último lo que sufría.”

Finalmente, Rocco señala que “toda vez que aparecen casos de afectados con secuelas de salud, son considerados improductivos y despedidos por exceso de licencias médicas.  Con respecto a esto último, aparece un fenómeno llamado “presentismo”. Se trata de mineros que se presentan a trabajar en un estado de salud precario, con tal de no presentar licencias médicas, perjudicando aún más su salud y potenciando la accidentabilidad.”
 
No se cumple siquiera con el mínimo exigido por ley

El presidente de la Confederación General de Trabajadores (CGT), Manuel  Ahumada, en cuya organización se constelan sindicatos principalmente del sector servicios, reconoce que “en el trabajo sindical tenemos claro que el principal capital de la organización es el trabajador. Un trabajador será mas activo, participativo y comprometido con su organización en la medida que su entorno laboral sea adecuado, que sus aspiraciones económico- sociales vayan siendo satisfechas, que se encuentre protegido contra los imponderables que pudieran afectarlo durante el desarrollo de su trabajo”.

Sobre el denominado Nuevo Trato —que todavía no presenta sus medidas concretas— gatillado por el caso de los 33 mineros rescatados de la mina San José, dice que “pareciera que nunca antes hubo accidentes de esta magnitud, nunca antes los patrones violaron la ley de la forma que aparece denunciado y nunca antes los organismos encargados de fiscalizar habían hecho mal su trabajo. Desde ahora, partiendo por el gobierno y el parlamento, todos están preocupados de la seguridad laboral ignorando que esta no es posible de cambiar para mejor, si no se cumple con una serie de elementos básicos que son obligación de la sociedad”.

Ahumada asegura que toda la accidentabilidad y sus consecuencias se miden por informaciones oficiales, ya sea del gobierno o de las mutuales. Por eso el presidente de la CGT propone “crear equipos que profundicen sobre este problema en las organizaciones y generar un instrumento que las transforme en estadísticas para conocimiento de la población”.

Desde otro lugar, el doctor Manuel Parra, especialista en el asunto y que ha desarrollado trabajos para la Oficina Internacional del Trabajo en Chile, expresa los ejes de la salud en el trabajo, definiendo que “ la salud laboral se preocupa de la búsqueda del máximo bienestar posible en el trabajo, tanto en la realización del trabajo como en las consecuencias de éste, en todos los planos, físico, mental y social”, y añade que “el nivel de salud laboral posible de alcanzar en un momento determinado va a depender en gran medida de otras situaciones dentro de la sociedad: el nivel de empleo y desempleo, las condiciones de vivienda, la disponibilidad de infraestructura de transporte, el acceso a la educación y a la salud, las instituciones promotoras de la salud y las instituciones fiscalizadoras, el grado de organización sindical, entre otros aspectos”.

Parra enfatiza que “la historia del trabajo muestra ejemplos de cómo a veces la principal medida para mejorar la salud de un grupo de trabajadores ha sido un aumento de sus remuneraciones, la prohibición de un material peligroso o un cambio favorable en la jornada de trabajo. Lamentablemente también abundan los ejemplos de medidas que, tomadas con una finalidad económica, terminan por afectar negativamente la salud de los trabajadores”.
 
Es decir, la salud laboral y niveles de accidentabilidad están determinados por el  desarrollo de un país, por  relaciones sociales distintas a la búsqueda incesante del lucro y la explotación humana. Eso es hablar, definitivamente, de otro Chile.
 
* Periodista.
Comisión Ética Contra la Tortura – CECT.
www.contralatortura.cl

 

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