Una de mercenarios: el mundo en llamas (pero en Venezuela)
Lagos Nilsson
Mercenarios 2: mundo en llamas es un vídeo-juego. Producido por Pandemic Studios, comenzó a venderse en EEUU el pasado 31 de agosto; la versión para Europa se comercializará a contar del 5 de este mes de setiembre. Se trata de una secuela de otro juego, que data de 2005. La particularidad es que esta vez tiene lugar en Venezuela.
Allí un dictador sanguinario pretende utilizar para sus fines los yacimientos de petróleo, convirtiendo al país en un campo de batalla y destrucción. La misión de los mercenarios –hombres buenos, como los de Blackwater que actúan en Iraq– es asesinarlo. Cualquier parecido entre ese dictador ficticio y el Hugo Chávez real es, naturalmente, una mera coincidencia.
Pandemic Studios se apresuró en advertir urbi et orbi que se trata nada más que un juego y que "no ha sido contactado por ninguna agencia gubernamental" de EEUU. Agrega que "todos los personajes, línea argumental y sucesos (del juego) son absolutamente ficción sin relación alguna con hechos reales". Por último declara que el objetivo del juego es ·"proveer entretenimiento y una rica experiencia al jugador".
En Venezuela no piensan lo mismo. Muchos creen –dentro y fuera del gobierno– que Mercenarios 2 bien podría constituir una suerte de preparación de la opìnión pública para un proyecto de invadir el país.
En el pasado reciente diversos aparatos gubernamentales estadounidenses –afirman esas voces– han estado detrás, ya como financistas, ya como mentores, de campañas de desestabilización de la institucionalidad política venezolana, incluyendo un golpe de Estado.
Este razonamiento fue esgrimido por diversos legisladores venezolanos en 2006, cuando se conocieron adelantos publicitarios del vídeo-juego entonces en estado de mero desarrollo.
De cualquier modo, lo cierto es que el juego trata de un grupo de mercenarios (jugadores) cuya misión consiste en entrar al territorio de Venezuela para dar dar muerte a su gobernante, un dictador de la peor especie que ha sumido al país en el caos.
Precisamente buena parte de las campañas propagandísticas contra Chávez, no pocas originadas en "think tanks" vinculados a agencias dependientes del Estado norteamericano, argumentan que la política económica del gobierno bolivariano es nefasta para los intereses del país –aunque, en rigor, no se advierte que la situación económica allí tenga ribetes dramáticos.
Mercenarios 2: mundo en llamas tiene contenidos extremadamente violentos, pero fue catalogado en EEUU como "sólo para adolescentes"; anticipando las críticas, Jeff Brown, vocero de Electronic Arts, empresa detrás de la producción del vídeo-juego, declaró: "Al final del día se debe que recordar que es sólo un juego de vídeo".
Algunas escenas del juego, que tiene lugar en el 2010, muestra a mercenarios de acento estadounidense asaltando instalaciones petroleras y edificios de gobierno durante el sangriento golpe de Ramón Solano, el despreciable antagonista de los buenos mercenarios –que pretende que los "venezolanos dejen de pagar por la codicia de intereses extranjeros".
El uso de combatientes ajenos las fuerzas armadas estadounidenses –personal subcontratado en lo que se denomina la privatización de la guerra, cuyo mejor ejemplo son las huestes mercernarias de Blackwater básicamente en Iraq y Afganistán– se refleja aquí en los comandos encargados de eliminar a Solano.
Probablemente la polémica que acompaña el lanzamiento de Mercernarios 2 signifique más ventas, y ¿quién podría decir que además no se convierta en un "ablandador" de la opinión pública cuando se decida, si se decide, que Chávez ha llegado demasiado lejos?
Entre los más memoriosos pena el 11 de setiembre. Pero el de 1973.