UNASUR, todo bien, muchas gracias y nos estamos viendo
Lagos Nilsson
El primero en abandonar el Salón Montt-Varas de La Moneda fue el presidente colombiano: debía viajar con rapidez a EEUU, no a recibir eventuales instrucciones –según el chiste de algunos malvados–, sino para "lobbiar" por la pronta aprobación allí del TLC con su país: Uribe es un férreo latinoamericanista, como lo demuestra el ejercicio de su presidencia. La salida de Uribe –al avión y a EEUU– no permitió, sin embargo, ninguna filtración. Iban a golpear las campanadas de las ocho de la noche –¿nublado o sereno?– …y nada. Es necesario esperar todavía.
A media tarde se supo que el Parlamento Andino, reunido en Colombia, aplaudía la iniciativa de Bachelet de citar a la UNASUR y apoyaba con entusiasmo a Evo Morales. Quizá la información tenga cabida en los noticiarios de las radios y tele en la noche. O mañana en alguna página de los diarios –no puede afirmarse con certeza–.
Además se colaba la preocupación de los representantes nacionales del Mercosur por los asuntos de seguridad que estremecen la estabilidad institucional de América.
Y todos, periodistas y legos, se preguntaban sobre las consecuencias del desastre financiero en Estados Unidos y la consecuente pérdida de las bolsas de valores de mundo (que las otras, la que recogen las "justas utilidades de las empresas" no han sufrido achicamiento alguno).
Introducción frente a La Moneda
Cuando llegaron a las oficinas de la Presidencia de la República chilena, los más aplaudidos fueron Evo Morales, que no jugó, digno, papel de víctima, y el inefable Hugo Chávez, que recordó –porque venía al caso– el golpe en Chile el 73 y el martirologio de Allende.
La señora K entró rauda, "estoy atrasada", dijo, y se perdió de vista al abandonar la roja alfombra de recepción (un resabio de viejo aristocraticismo vigente en el mundo). Lula tampoco llegó adelantado, movió una manito, casi sonrió y entró al reconstruido edificio.
A Uribe lo pifió el público, pero no mucho, y sorprendieron por lo claras y convencidas las palabras de Rafael Correa; el ecuatoriano no se anduvo con rodeos para defender la legitimidad del gobierno boliviano, y advirtió que el asunto no es local, que afecta a toda la América del Sur.
Tabaré Vásquez, sobrio, eligió callar. Como Lugo, que –eso sí– parece un hombre serio; bueno: como que acusó a los pocos días de asumir en Paraguay la puesta en marcha de un complot. Maese García: ausente con aviso previo.
Morales y Lugo se destacaron: fueron los únicos que no cargaban con la apestosa corbata de rigor.
(Sobre el antes de la reunión –menos mal que nadie o muy pocos la llamaron cumbre, quizá porque se aprende el idioma, quizá porque la palabreja está reservada para cuando se juntan los poderosos de verdad– puede verse, en este mismo periódico, aquí).
La reunión comenzó a eso de las 15.48. Mientras se desarrollaba la ronda de intercambio de ideas y propuestas, los presidentes –y el ministro de RREE del Perú– conocieron que oficialmente las regiones facciosas de Bolivia acordaron levantar el paro de tres semanas para analizar si sigue el diálogo con el gobierno.
La ciudadanía, en todo caso, parece tomar la iniciativa –un tanto desordenada, claro, como es siempre su actuar– y estuvieron a punto de "okupar" la embajada estadounidense, unos, mientras otros persisten en un afán de premiar la sedición "mediolunática" exigiendo que un prefecto, por lo menos, se vaya, por la puerta o la ventana.
Caída la noche austral
Cerca de las 21 los presidentes –menos Uribe, ya ido– acordaron un mini recreo. Bachelet los llevó a conocer el recién inaugurado Salón Salvador Allende, en el que hubo, se dijo, un instante de recogimiento. Luego regresaron al Montt-Varas: la reunión no había terminado, aunque algún lenguaraz confidenció al paso, dicen, que el acuerdo para una declaración conjunta estaba ya listo, y sólo detalles menores, quizá de forma, los había hecho elegir volver al mismo lugar –y a las mismas butacas– donde estuvieron sentados por más de cinco horas.
Habrá, se aseguró, una conferencia de prensa para medios periodísticos chilenos y extranjeros y se dará a conocer el texto de la declaración final. No se espera nada espectacular. El chiste del día lo protagonizó la oposición de la derecha oficial al gobierno que solicitñó sinfortuna que a Chávez se lo declarara persona non grata. En fascinante rapto democratoide los ex pinochetistas lo trataron de gorila.
No hubo foto oficial del encuentro. Quedamos a la espera de la conferencia de prensa y la Declaración.