Venezuela, la carta que se envió

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Néstor Francia.*

Lo primero que dijimos en nuestros programas de TV y radio de ayer, es que Henry Falcón tiene el derecho a militar el partido de su preferencia, esto es una democracia. En realidad, los distintos actores políticos asumieron la decisión de Falcón con la moderación y la conveniencia que les correspondía

 

Tiene razón Jorge Rodríguez cuando plantea que no puede haber respuesta alguna por parte del PSUV al compatriota en cuestión, ya que este no ha hecho ningún planteamiento directo a ese partido. El gobernador de Lara renunció al partido con un aviso pagado, con forma de cara abierta a Chávez, pero no en su calidad de presidente del PSUV, sino como Presidente de la República.

Parece un formalismo, pero no lo es, más bien se trata de un precedente que el partido no puede dejar establecido, porque entonces se estaría determinando que los debates partidistas tendrían como escenario los medios de comunicación, y no los canales dedicados a tales funciones. Cuando uno se hace militante de un partido, se supone que acepta la existencia de tales canales. Lo otro es una conducta cismática, y por lo demás lícita, desde el punto de vista constitucional (lo político y lo constitucional, por otra parte, no son equivalentes).

El PCV asumió una actitud comprensible. Es un partido aliado del PSUV en la lucha revolucionaria, así que no terció en las cuestiones internas del partido de Chávez, solamente respetó la decisión de Falcón y se negó a tildarlo de traidor. El Partido Comunista puso como ejemplo el respeto que mostró hacia sus militantes que se pasaron al PSUV.

El PPT, ni corto ni perezoso, abrió sus brazos a Falcón, en una decisión que seguramente ya estaba acordada con antelación, a menos que la política haya sido inventada ayer. Se trata del gobernador de uno de los cinco estados más importantes del país en cuanto a población. Un gobernante exitoso y reelecto que tiene sus propios seguidores, aunque en realidad fue electo con votos dados mayoritariamente al PSUV. A cualquier partido le pareciera atractiva tal adición.
 

Dicho esto, analicemos el asunto políticamente. Es posible que Falcón lleve razón en alguno que otro de sus planteamientos, pero en general su carta muestra aspectos preocupantes en cuanto al derrotero que pueda tomar finalmente el gobernador. Cuesta creer esa declaración de la imposibilidad de hablar con Chávez, cuando sabemos que este visita las regiones con alguna regularidad y entonces lo acompañan los gobernadores. Pareciera más bien existir una inoportuna intención de competir con el Presidente en los terrenos del liderazgo.

Chávez es el líder de la revolución, con sus luces y sus lunares, como todo ser humano. Yo mismo (en estos casos uso la primera persona) lo he criticado públicamente varias veces, y no siento por ello ninguna pulsión de desconocer que este es nuestro líder, enhorabuena. Un liderazgo necesario y positivo, incluido el escenario mundial. A veces el excesivo protagonismo va corroyendo a la gente y aparecen tentaciones propias del humano y hasta los delirios de grandeza.

Está muy bien que Falcón ratifique su condición de hombre de izquierda y se declare apegado aun al proyecto revolucionario, pero despierta suspicacia que use en su carta argumentos totalmente injustos, falaces y propios de los opositores. Veamos este:

“Me aferro a la urgencia de propiciar la inclusión sin exclusión, la reconciliación nacional y el diálogo constructivo”. ¡Este es el lenguaje de Primero Justicia, por Dios! Si algún mérito tiene Chávez es el de haber propiciado la inclusión en Venezuela, precisamente de aquellos que han estado excluidos. Acaba de promulgar la Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno, un ejemplo diáfano de ello.

Pero lo más sospechoso es esta onda de “reconciliación nacional” en la que anda Falcón ahora. Vamos a repetir acá, en ese sentido, lo que asentábamos ayer en torno a un artículo de Luz Mely Reyes:

“La columna de Reyes, veladamente, tiende a poner en Chávez la responsabilidad por la confrontación y la violencia (al igual que la oposición), cuando es todo lo contrario. ¿Olvida la periodista lo que ocurrió en 2002 y en 2003? El 11 de abril los golpistas, que habían cocinado por meses su felonía, son derrotados. Inmediatamente el presidente, en la madrugada de su regreso, llama a la reconciliación y luego perdona a los meritócratas facinerosos de PDVSA y convoca a una mesa de diálogo ¿Qué pasó? Los mismos perdonados volvieron por sus fueros y lanzaron el sabotaje petrolero de 2002-2003.

"Luego vinieron muchos eventos de violencia opositora, como las guarimbas, que aún persisten, bajo el disfraz de manifestaciones “estudiantiles”. Pero en el fondo del asunto subyace la realidad de que Venezuela se encuentra en una encrucijada revolucionaria, donde no hay posibilidad de conciliación entre la derecha y la izquierda. La estrategia de ellos es sumirse de nuevo en la línea de sumisión al imperialismo (apoyarían un golpe como el de Honduras, por ejemplo) y devolver la dirección del país a los oligarcas, al capitalismo salvaje y al neoliberalismo.

"Nosotros, en cambio, proclamamos un proyecto antagónico, de liberación nacional y de transición hacia el socialismo. La oposición no quiere ayudar a Chávez, sino derrocarlo. Lo que pasa es que mientras Chávez dice estas verdades por todo el medio, la oposición oculta sus verdaderos intereses tras palabras bonitas: “libertad”, “democracia”; “tolerancia”; “reconciliación”. Pues no hay, señora Reyes, conciliación posible con la reacción. Somos agua y aceite”.

Otra perla en la carta de Falcón es esta, refiriéndose al PSUV: “En mi criterio, actualmente esta organización está muy lejos de cumplir los fines para los cuales fue creada. Ha sido minada por la burocracia, la ausencia de discusión, el clientelismo, el grupalismo y un mal entendido concepto de la lealtad”.

Este es el típico caso de quien confunde el bosque con los árboles, y de quien de circunstancias verdaderas, extrae conclusiones falsas. Por supuesto que el PSUV “está muy lejos de cumplir los fines para los cuales fue creado”. Es el caso de toda la Revolución. Tenemos fines trascendentes, cuya realización final no está a la vuelta de la esquina. Estamos en lucha contra nosotros mismos, contra la carga ideológica que traemos del pasado y que no podemos eliminar por decreto, esto lo ha dicho Chávez muchas veces. El PSUV y la revolución toda son órganos en lucha interna, que reflejan contradicciones cuya resolución no depende de la voluntad de ningún individuo, sino de un largo proceso de lucha que tomará mucho tiempo.

La vía no es la desesperación ni la deserción, sino la insistencia en la actitud crítica y leal que necesita la revolución en este momento. Hay en el PSUV burócratas, gente acrítica, actitudes clientelares y grupismo, y a veces se confunde lealtad con adulancia, es verdad ¡liquidemos pues a todas las organizaciones revolucionarias del mundo, porque en todas ellas persisten estos vicios! Pero yo diría que la inmensa mayoría de los pesuvistas son gente honesta, proveniente del seno del pueblo trabajador, revolucionaria a carta cabal. Es un gran partido que está organizando y movilizando al pueblo, y haciendo un trabajo imprescindible para la revolución.

No está “minado” por esos males, aunque si penetrado por la ideología capitalista, como ha pasado con el partido bolchevique, con el Partido Comunista Chino, con el Partido Comunista Cubano. Es parte de la realidad y de la lucha, son males que estamos combatiendo y que combatiremos por décadas, quizá siglos.

El mejor antídoto lo señaló Chávez en sus “Líneas…” del pasado domingo: “Por socialismo entendemos democracia sin fin…De allí, entonces, nuestra firme convicción de que la mejor y la más radicalmente democrática de las opciones para derrotar al burocratismo y la corrupción es la construcción de un Estado comunal que sea capaz de ensayar un esquema institucional alternativo en la misma medida en que se reinventa permanentemente”. En eso estamos.
Camarada Falcón, tengo autoridad moral para decirle estas cosas, soy un crítico impenitente de los males que acechan a nuestra revolución. Con todo respeto, no confunda la gimnasia con la magnesia. Cuídese del camino que ha tomado, porque un poquito más allá está la talanquera. Si se la encuentra, usted verá, en ese momento decisivo, si se queda de este lado o si salta al vacío.

* Analista de asuntos políticos.

Addenda
El texto completo de la carta abierta del gobernador del estado Lara se puede leer, en versión fascimilar, aquí.

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1 comentario
  1. sylvia dice

    La carta de un varón…

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