Venezuela: la unidad de la oposición, un carro barranca abajo

Néstor Francia.*

El asunto de armar la unidad opositora los tiene locos, y ante los avances del ALBA la derecha trata de aplicar la técnica del avestruz: si no miro no existe. En Honduras, frente al limbo de los acuerdos que han fracasado en toda la línea no puede descartarse la lucha armada. ¿Qué será de la vida de las 3R?

El tema de la “unidad opositora” comienza a hacerse presente en los medios de la derecha no solo con insistencia sino sobre todo con cierta dosis de angustia ante el paso del tiempo y las dificultades que se avizoran para llegar a acuerdos en torno a una tarjeta única o a la llamada “unidad perfecta”.

El Nacional dedica su principal titular de hoy lunes al asunto y el fin de semana el tema se hizo presente de distintas maneras en los medios de la oligarquía. Un titular de El Universal de ayer es significativo: “Unidad para las parlamentarias divide a la dirigencia opositora” y en el texto: “Todos concuerdan en que debe lograrse la unidad; no obstante, no existe consenso sobre cómo alcanzarla”. También en su columna de El Nacional de ayer, Alberto Quirós Corradi se queja:

“Hoy, la percepción es que nuestros partidos  no actúan con total transparencia y honestidad. Entendiéndose por honestidad que de verdad sea creíble lo que dicen y que estén dispuestos, como alegan, a hacer grandes sacrificios  en búsqueda de la imprescindible unidad. Tampoco parecen estar dispuestos a incluir, en las candidaturas que apoyarán a independientes meritorios (…) es inaceptable que ante la problemática nacional que requiere un solo frente opositor, las pequeñeces internas se vuelvan públicas. Que los egos de sus líderes sean más importantes que la opinión pública (…) existen grandes diferencias entre ellos sobre los mecanismos para llegar a la unidad”.

El ya acostumbrado remitido dominguero del grupo neofascista 2D, titulado “La unidad como única opción” hace un llamado con visos de histerismo: “¡Unidad, unidad, unidad!”. Por su parte, igualmente en su columna del domingo, bajo el título de “Perfección y unidad”, Carlos Blanco propone una especie de consejo de ancianos y notables para dilucidar la zaragata opositora, con nombres como Ramón J. Velásquez, Simón Alberto Consalvi, Luís Miquilena, Pompeyo Márquez, Eduardo Fernández, Luís Ugalde, Ramón Guillermo Aveledo, Ángel Lombardi, Cecilia García-Arocha, Oscar Lucien, Carlos Vecchio, Leonardo Pisan y Cecilia Sosa. Todos estos titulares y opiniones reflejan la inocultable situación de división y desacuerdo que amenaza con convertir las parlamentarias de 2010 en un calvario para la oposición.

El hecho de que los resultados de la cumbre del ALBA hayan sido totalmente excluidos de las primeras páginas de los principales diarios de la derecha no hace sino confirmar las preocupaciones que despiertan en la oligarquía las decisiones de esa importante organización multinacional. Acuerdos como lo referido a la creación del Sucre no pueden sino preocupar a los enemigos de la integración.

Por otro lado, la contundente resolución en torno a Honduras, que incluye sanciones concretas, combinada con el fracaso de las gestiones de Oscar Arias y la OEA, tiende a devolver el protagonismo que el ALBA tuvo en un principio en esa situación, y que perdió cuando fue dejada de lado por la diplomacia gringa y por las inconsecuencias de la OEA.

Poco que decir

En Honduras, sobre el tema de las fracasadas negociaciones queda poco que decir. De ahora en adelante la situación cambia de calidad, y el movimiento revolucionario hondureño pasa a ser protagonista destacado de los tiempos venideros. Tal como dijo Chávez en la cumbre del ALBA, no se puede descartar la lucha armada como una opción de la resistencia.

Esto se refuerza con las afirmaciones de Daniel Ortega en el sentido de que la resistencia está buscando armas y centros de entrenamiento militar en Guatemala y El Salvador. Las agresiones imperiales y oligarcas impulsan una nueva era de violencia en Centroamérica, con consecuencias impredecibles.

Finalmente, no podemos dejar de referirnos a los acertados comentarios de Eleazar Díaz Rangel, en su página de ayer en Ultimas Noticias, en torno al tema de las benditas “3R”. Hemos dicho más de una vez que esta acertada instrucción de Chávez, después de la derrota en el referendo de 2007, pasó a ser rápidamente letra muerta, materia para consignas y avisos de prensa, palabras para animar el “síndrome del loro”, para repetirlas y repetirlas como un subterfugio para vaciarlas de contenido y no llevarlas a la práctica.

Al referirse a este tema, el director del citado matutino expresa, entre otras afirmaciones al respecto: “No hemos conocido un solo informe con las conclusiones de la revisión y la rectificación en la Corporación Eléctrica, ni en ningún ministerio, en las policías, en empresas del Estado, cooperativas, etcétera”. El camino no es estigmatizar a quien diga verdades tan evidentes como esas, sino reconsiderar, con honestidad intelectual y revolucionaria, el papel de la crítica y la autocrítica en el seno de la revolución.

Ya hemos dicho que las más recientes encuestas nos hacen advertencias muy claras que no podemos pasar por alto, so peligro de que este sueño, a la larga, se nos vaya al infierno.
   
* Analista de asuntos políticos.
 

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