Más allá del crecimiento económico

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El crecimiento económico de América Latina y el Caribe llegaría a 4,7% en 2011, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Ecuador tendría un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 6,4%.
Estos datos confirmarían una tendencia iniciada en la mitad de 2009 tras la crisis del capitalismo central. Entre 1990 y  2010, los países de América Latina y el Caribe lograron incrementos del PIB per cápita y reducciones de la pobreza medida por ingresos. No obstante, en las dos décadas pasadas, de recuperación económica, no pudieron aprovechar los recursos adicionales para mejorar la calidad de vida de sus poblaciones, y la desigualdad sigue siendo una característica distintiva de la Región.
La Cepal  señala que las mayores tasas de crecimiento ocurrirán en América del Sur (5,1%), por la mejora de los  términos de intercambio debido al alza de los precios internacionales de las materias primas y alimentos, que venden nuestros países. Esto corrobora otra realidad. Luego de un corto período de cierta diversificación de su oferta exportable hacia bienes de alta y media tecnología, muchas economías latinoamericanas han retornado hacia su tradicional rol de productoras de materias primas. Al mismo tiempo, los impactos sobre el medio físico se han intensificado debido a la evidente reprimarización (mayor participación de las exportaciones primarias en el total).

Las estructuras productivas y el modo de inserción en los mercados internacionales de bienes, servicios, capitales y tecnología frenan el avance de la Región hacia la equidad y la sustentabilidad. De hecho, la inserción como proveedores de materias primas no genera mayor dinamismo en el comercio. Entre 1970 y 2009 la participación de las exportaciones latinoamericanas en el comercio global cayó de 6,9% a 5,6%.

La urgencia de generar estrategias adecuadas de transición productiva, que consideren un nuevo sujeto social responsable de sus acciones y relaciones con la naturaleza, es ahora más necesaria que nunca. Para lograr una “acumulación sin desposesión”, parafraseando al geógrafo inglés David Harvey, en esta transición la actividad extractiva debe perder importancia productiva, para romper con las trampas de inequidad y dependencia.
Por cierto, sería adecuado que la Cepal  y los economistas vayan más allá del PIB, tal como lo suscribió la Unión Europea.
En junio de este año, el Parlamento europeo aprobó la creación de cuentas ambientales, como una forma de encontrar medidas e indicadores alternativos para evaluar el bienestar.

 
Fander Falconí, ex canciller ecuatoriano

 

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