Argentina: Por una Universidad descolonizadora, y una educación del pueblo y para el pueblo

 

Los días viernes 14 y sábado 15 de septiembre –en el marco del estado de alerta y movilización de toda la educación pública argentina- se realizó en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa), en el conourbano bonaerense, el Congreso“Desafíos de la Educación Superior en Nuestra América: a cien años de la Reforma Universitaria”, donde se reflexionó sobre el rol de la Universidad en los tiempos decisivos que transita la región.

Con la presencia de docentes, estudiantes, no docentes, graduados/as, especialistas y dirigentes políticos y gremiales, la UNLa, con el auspicio de la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) se llevó adelante el Congreso “Desafíos de la Educación Superior en Nuestra América: a cien años de la Reforma Universitaria”.

Inspirado en el legado del grito reformista que comenzó en Córdoba y se expandió a lo largo y ancho de la región, este encuentro motorizó un conjunto de reflexiones referidas al papel que puede desempeñar la Universidad –y la Educación Superior en general- como agente dinamizador de los procesos de autoconocimiento e integración regional en América Latina.

Fundamentado en la necesidad de reelaborar los paradigmas educativos vigentes, e impulsado por la voluntad de abrir campos de exploración académica ligados a las problemáticas propias–lo cual supone desmalezar un terreno tradicionalmente eurocéntrico-, el Congreso organizado por el Centro de Estudios de Integración Latinoamericana Manuel Ugarte abrió sus puertas a destacadas figuras del ámbito político, gremial y académico que, a lo largo de numerosas alocuciones, pusieron en entredicho las tendencias elitistas y extranjerizantes que a menudo predominan en la Educación Superior latinoamericana.

“La descolonización es la búsqueda del camino propio”, exclamó Jiovanny Samanamud Ávila (ex viceministro de Educación Superior de Bolivia) quien, junto a Ernesto Villanueva y los investigadores Pablo Imen y Anahí Guelman, participó de la mesa inaugural, dirigida a diseccionar la dimensión pedagógica de la lucha emancipatoria.

Villanueva, rector de la Univeridad Nacional Arturo Jaureche, enunció el problema medular: «El velo ideológico, la formación colonial es tal que no nos permite ver nuestros problemas». Samanamud, por su parte,transmitió la valiosa experiencia que viene realizando el pueblo boliviano en la construcción del Estado Plurinacional, misión que tiene entre sus claves la elaboración de un nuevo modelo educativo basado en la producción (concebida como creación) y ligado estrechamente a los problemas de la realidad.

En segundo orden, se llevó a cabo la presentación de una serie de libros y producciones académicas sobre la Reforma Universitaria de 1918, con la presencia de sus respectivos/as autores/as: Hugo Biagini, Natalia Bustelo, Oscar Galante, David Pulido y Yamile Socolovsky. A partir de sus hondas investigaciones sobre el significado de la Reforma, Bustelo arrojó una definición sustanciosa: «La novedad de 1918 es que el estudiante debe definirse políticamente (…). Ese año une la agenda de la democracia universitaria y la identidad antioligárquica».

Finalizando la primera jornada, Nicolás Trotta (rector UMET), Jorge Calzoni (rector UNDAV), Nerio Neirotti (vicerrector UNLa), Héctor Amichetti (Federación Gráfica Bonaerense), Daniel Moreira (APYMES, Frente Productivo de Lanús), Rafael Klejzer (CTEP Capital) y Marcelo Magnasco (FEDUN) examinaron la vinculación entre Educación y Trabajo y expresaron, desde diferentes ángulos, una enfática preocupación por la degradación acelerada a la que se ven expuestas ambas esferas bajo el reverdecer neoliberal en la región.

En ese sentido, el Secretario General de los Gráficos señaló que «la lucha por defender las Universidades públicas es la pelea por derrotar al proyecto que tenemos enfrente». A continuación, Nicolás Trotta aseguró que «el desafío para América Latina es cómo construir un paradigma convocante opuesto al individualismo» y calificó a la unidad regional como un imperativo, más que como un desafío. Respecto a la reconversión tecnológica del trabajo -uno de los temas más sobresalientes del debate-, concluyó: «El movimiento obrero debe ponerse a la cabeza de la administración de los procesos tecnológicos».

La segunda jornada, con una nutrida concurrencia pese a la mañana gris que se cernía sobre el conurbano sur, abrió con una Conferencia centrada en el papel de la Universidad de cara a la integración regional y las dificultades que este proceso afronta en el escenario actual. Para analizar la cuestión, tomaron la palabra Yadira Córdova (Instituto de Altos Estudios del Pensamiento de Hugo Chávez), Fernando Buen Abad (filósofo mexicano), Ariel Basteiro (ex embajador argentino ante Bolivia) y, nuevamente, Jiovanny Samanamud Ávila.

Buen Abad, quien se halla al frente del Instituto de la Cultura de la UNLa, hizo un pormenorizado análisis de la reforma educacional auspiciada por el gobierno de Enrique Peña Nieto, a la que describió como un cabal ejemplo de los intentos del imperialismo por efectuar modificaciones estructurales que tiendan a apagar los focos de resistencia que aparecen, de modo persistente, en nuestra región. Sobre el final de su intervención, subrayó la importancia del legado revolucionario: «El objetivo principal de la Revolución Mexicana en materia de educación fue el desarrollo de las capacidades críticas (…). La educación es fundamental para la construcción de las nuevas hegemónicas de la emancipación».

Luego fue el turno de Yadira Córdova. Esta pensadora venezolana expuso, mediante encendidas palabras, las ideas que guían al pueblo bolivariano, ideas cargadas de futuro. Afirmó que «no se pueden producir transformaciones si no tenemos conciencia” y proclamó que “hoy Venezuela, junto con Nuestra América, significan esperanza». Respecto a la temática específica del Congreso, expresó: «La Universidad necesita revisar los paradigmas que la sustentan para poderse vincular a nuestros pueblos en la lucha por la soberanía y por la igualdad».

En la última Conferencia, la periodista Stella Calloni, la socióloga Alcira Argumedo y el historiador Mario Oporto, haciendo uso de sus vastas trayectorias, dieron cuenta de los elementos imprescindibles para pensar una educación descolonizadora. Calloni  tocó los asuntos más candentes de la actualidad en lo que refiere al acecho del imperio sobre los países situados al sur del Río Bravo.

Con preocupación señaló: «Hemos abandonado nuestro pasado histórico de una manera casi infantil y casi suicida (…). El pensamiento contra-hegemónico de este siglo fue el bolivarianismo. Y el bolivarianismo tenía esas raíces profundas que nos permitían rescatar todo lo que necesitábamos de nuestra cultura y de nuestra identidad (…). Destruyen la cultura porque nos quieren desligar de nuestro pasado histórico para que no podamos resurgir más (…). El lenguaje de la colonización es también el lenguaje de la guerra contra-insurgente».

Y se preguntó: «¿Desde qué cenizas?, ¿Desde qué espejos astillados vamos a recuperar nuestra identidad que se ensombrece?». En los lindes de su alocución, arriesgó algunas respuestas, sugirió una senda: «La solidaridad, en nuestras condiciones, es una forma anti-colonial de resistencia (…). O colectivizamos o no hacemos nada».

Finalmente, Alcira Argumedo brindó, de forma persuasiva y con gran volumen argumental, algunos lineamientos esenciales para posicionarse desde una matriz epistémica propia. Comenzó con una proposición certera: «Hay una América profunda que se opone a un Occidente profundo». Y continuó diciendo: «Nos debemos un gran debate acerca de cómo deben funcionar las ciencias sociales, dotarlas de visiones integrales. Estamos en una creciente taylorización de las ciencias sociales, lo cual no permite construir una mirada crítica». «Necesitamos un pensamiento crítico que sea capaz de recuperar el gran potencial de nuestras tradiciones populares», finalizó.

En simultáneo a estas conferencias, funcionaron Conversatorios sobre formación docente, movimientos estudiantiles en la región, experiencias de cooperación y extensión, vinculación entre los diferentes claustros universitarios y prácticas comunicacionales en defensa de la educación pública; así como Mesas Temáticas donde, en función de cada uno de los ejes propuestos, discurrió la presentación de ponencias.

Se trató, en suma, de un intento eminentemente reflexivo pero ligado a un desafío vibrante: la construcción de una universidad del pueblo y para el pueblo, comprometida con su realidad y orientada a difundir las herramientas indispensables para su transformación.

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